Parecía una serie normal, sin sorpresas, donde un chico se resiste a hacer lo que le gusta, el ballet. Sin embargo, pronto descubriría que las cosas no siempre son lo que parecen y lo que parecía una historia era en realidad tres.
El lago de los cisnesPara que el hechizo del malvado brujo Rothbalt pudiera deshacerse y Odette dejara de ser un cisne de día y princesa de noche, hacía falta un acto de amor puro, que el príncipe, quien nunca había amado a nadie antes, jurara amor para siempre a Odette. Sin embargo, tras el engaño de Rothbalt, el príncipe jura su amor a Odile que gracias a un embrujo, es la misma imagen de Odette. Es por eso que esta obra siempre es representada por la misma bailarina, que hace a la vez de cisne blanco y negro, esto es, de Odette y Odile.
Tras este engaño, no hay solución y Odette será un cisne para siempre. Tras reconciliarse con el príncipe por su traición, Sigfrido y Odette luchan contra él, pero todo es en vano, pues el maleficio no puede ser deshecho. Sigfrido finalmente elige morir junto a Odette, así que los dos enamorados se suicidan lanzándose al lago. Pero este acto, es un acto de amor aún más puro por lo que finalmente rompen el hechizo y así vencen el embrujo de Rothbalt de forma que podrán estar bailando juntos para siempre.
Parecía ser el Lago de los Cisnes. Todo iba encaminado a ello, nuestro protagonista, el príncipe, había confesado su amor a Odette y ella le había correspondido, el final estaba claro, solo hacía falta liberarse del malvado brujo Rothbalt y aquí acabaría nuestra historia. Pero no sería tan sencillo, la serie no nos daría ese gusto. Porque Dance Dance Danseur había venido a romper moldes, y vaya que si los iba a romper. Con lo que no contaba Sigfrido, y mucho menos yo, es que no era el personaje de una historia, sino de tres.
La Bella DurmienteEn la Bella durimiente, la malvada bruja Carabosse embruja a la princesa con un hechizo mortal, pero gracias a la intervención del hada de las lilas el hechizo se traduce en un largo sueño, el cual finalizará cuando el príncipe bese a la princesa durmiente. Para ello, meticulosamente el hada de las lilas elige al mejor príncipe, el único capaz de deshacer el hechizo.
La historia no era tan simple, y es que ésta, a su vez se estaba desarrollando dentro de otra historia donde el duelo entre profesoras, la hada y la bruja, se estaba desarrollando. Y es que por tanto no había un príncipe, sino dos. No había una princesa, sino dos. Y no había un malvado, sino dos. Las cosas salían como nuestra querida maestra, la hada de las lilas, había planeado. Hacía falta que el príncipe despertara a la bella durmiente y además aún quedaba un juramento de amor para siempre de alguien que no hubiera amado antes, que deshiciera el hechizo del cisne. Pero esto ya no era posible, pues Odette ya había declarado su amor a Sigfrido. ¿Por tanto, que podía hacer Rothabalt, como podría romper el hechizo? Y así como en la obra original Sigfrido y Odette deciden morir en el lago, Rui hace un último acto de amor puro y finaliza su vida lanzándose al agua. De ella saldrá un nuevo Rui, uno libre del embrujo de su abuela, la bruja Carabosse y con este sacrificio el último hechizo se rompe y es que una última sorpresa aguardaba, pues como todo en esta serie, lo que parecía ser, finalmente resultaba no serlo y es que en nuestro lago de los cisnes, no es Odile quien se transforma en Odette, sino al revés, es el cisne blanco quien se transforma en el negro. Tal y como la hada de las lilas había planeado, gracias a la intervención del príncipe la princesa había despertado. Pues quien era malvado en una historia, era la princesa en otra y quien era princesa en una, era príncipe en otra. Sigfrido había sido utilizado.
Pero aún quedaba el último giro, nos quedaba un final, pues como he dicho no era una historia, sino tres. La bella durmiente, dentro del lago de los cisnes, dentro de la historia de nuestro protagonista japonés, que deshace el último hechizo, el que quedaba por romperse, el mío. El de creer que jamás disfrutaría de una serie sobre ballet.