El hecho de que los portadores del Titán de Ataque, tanto el actual como los pasados y futuros, compartan sus memorias, implica la existencia de un destino inevitable e irresistible y un marco temporal circular que abarca al menos la existencia del Titán de Ataque, desde su aparición hasta su desaparición.
Por lo tanto, no hay libre albedrío y el plan de Eren, ridículo o no, no es su plan. El Titán de Ataque es un "esclavo de la libertad" que no puede cambiar ni evitar que sucedan los eventos que implican su existencia. Incluso desde antes de que Eren naciese, las acciones de su padre y las desgracias de su familia son parte de este "plan".
"La misma historia, los mismos errores una y otra vez, para salvar a Mikasa, Armin y a todos los demás, tienes que continuar. ¿Mikasa, Eren? ¿quiénes son esos? Quién sabe... no estoy seguro... ¿de quién son esos recuerdos?".
Te pones en la piel de Eren y es entendible que a raíz de adquirir los recuerdos de los portadores del Titán de Ataque, poco a poco le cambia la personalidad y se deje llevar (aunque también esté escrito). Al pobre le spoilean el resto de su vida, que además de no ser muy agradable, tampoco es mucho más larga.
El símil es la existencia de este manga, del que ya está todo escrito y da igual que leas antes el primer tomo que el último porque no va a cambiar.
La escena final la entiendo como una simple moraleja al cuento de que la guerra está en la naturaleza humana y al igual que el Titan de Ataque no pudo cambiar su destino escrito, los humanos nunca dejaremos de ser beligerantes.