¿Los factores de estrés inherentes a las relaciones de pareja, familiares o de amistad tienen algún impacto en el riesgo de muerte de una persona? Esta es la pregunta a la querían responder un equipo de investigadores de la Universidad de Copenhague (Dinamarca).
Para el estudio, publicado en la revista Journal of Epidemiology & Community Health, los expertos analizaron los datos de 9.875 hombres y mujeres de entre 36 y 52 años que formaban parte del Estudio Longitudinal danés sobre trabajo, salud y desempleo. Todos los participantes fueron interrogados sobre sus relaciones sociales en la vida cotidiana, sobre todo por las causas de sus preocupaciones o conflictos y con qué frecuencia se presentaban esas situaciones. El seguimiento a los participantes se realizó desde 2000 hasta 2011.
Durante este período 196 mujeres y 226 hombres fallecieron. Casi la mitad de las muertes fueron provocadas por cáncer, mientras que el resto se debieron a enfermedades cardiovasculares, ictus, accidentes o suicidio.
Tras analizar factores como el género, el estado civil, los síntomas depresivos, el apoyo emocional y la clase social, entre otros elementos influyentes, los investigadores descubrieron que las preocupaciones frecuentes con parejas o hijos estaban vinculadas a entre un 50 y un 100% de mayor riesgo de muerte. Es más las discusiones o conflictos frecuentes con parejas, familiares, amigos y conocidos duplicaban e incluso triplicaban las posibilidades de muerte por cualquier causa en comparación con los participantes que rara vez discutían.
“La habilidad en la gestión del estrés en torno a las relaciones sociales, así como el manejo de conflictos en las parejas y familias pueden ser importantes para ayudar a frenar las muertes prematuras asociadas al estrés”, afirma Rikke Lund, autor del estudio.