Una única dosis de esta vacuna experimental protege a ratones de laboratorio de estas infecciones, según han demostrado estos investigadores, junto con colaboradores de la Universidad de Wisconsin, de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, siglas en inglés) y la Universidad de Alabama.
Según uno de los principales autores de este trabajo, Scott Weaver, director del Institute for Human Infections and Immunity de la UTMB y director científico del Galveston National Laboratory, "ahora no existe tratamiento aprobado o vacuna contra el chikungunya, pero sí hay una verdadera necesidad de una vacuna efectiva que proteja frente a esta debilitante y económicamente devastadora infección".
Esta vacuna experimental es una "vacuna recombinante de virus vivo atenuado", creada a través de la modificación genética del virus del chikungunya utilizando técnicas desarrolladas con el respaldo inicial del Western Regional Center of Excellence in Biodefense and Emerging Infectious Diseases, con sede en la UTMB.
La cepa en la que se basa la vacuna se diferencia del virus natural del chikungunya en dos aspectos: no provoca la enfermedad y es incapaz de infectar a mosquitos, una característica importante para asegurarse de que esta vacuna no iniciará la transmisión en zonas no endémicas, donde los turistas podrían ser inmunizados antes de viajar a África o Asia. Sin embargo, todavía causa una respuesta inmune para proteger contra futuras infecciones del chikungunya.
La producción a gran escala de una vacuna como esta, que contiene un virus vivo, podría ser relativamente económica, un factor importante dados los limitados recursos disponibles en las zonas más castigadas por esta enfermedad.
"Tenemos que ralentizar la propagación de este virus en India y el Sudeste Asiático, no sólo para proteger a la población de allí, también para reducir el riesgo real que existe de que se convierta en una enfermedad endémica aquí a través del turismo", señala Weaver.