El Opportunity, una de las maravillas de la NASA, llegó hace tres semanas al borde del cráter Endeavour, de 22 kilómetros de diámetro y 25 veces mayor que el Victoria, de donde procedía, en busca de vestigios de vida marciana. En el nuevo desplazamiento, los científicos esperaban encontrar rocas mucho más antiguas que las hasta ahora observadas en los siete años y medio que el rover lleva en Marte y, con un comienzo semejante, no pueden sentirse defraudados.
Según explicaron responsables de la agencia espacial, la primera roca que examinó el robot en su nuevo destino tiene el tamaño de un taburete. Su superficie es plana y aparentemente fue desenterrada por el impacto con otro objeto, que formó un boquete del tamaño de una cancha de tenis en el borde del cráter Endeavour.
La roca ha sido bautizada de manera informal como «Tisdale 2» y «es diferente de cualquier otra nunca vista en Marte», ha dicho Steve Squyres, investigador de la Universidad de Cornell en Ithaca (Nueva York). La piedra tiene una composición similar a algunas rocas volcánicas, pero con más zinc y bromo de lo que han detectado anteriormente, según los datos obtentidos por el brazo robótico del rover.
La diversidad de los fragmentos hallados podría ser el preludio de que puedan aparecer otros minerales que arrojen más luz sobre la composición y los orígenes del Planeta rojo. Por ello, la próxima misión del Opportunity será ir a la caza de rocas arcillosas, que son las que pueden conservar señales de vida marciana, si es que alguna vez existió. El rover sabe a qué atenerse. Las observaciones de las naves espaciales orbitadoras de Marte sugieren que las formaciones rocosas en el borde de cráter datan de la historia temprana del planeta e incluyen minerales arcillosos, que se forman en condiciones menos ácidas y de humedad, posiblemente más favorables para la vida.
El cráter tiene crestas discontinuas en su borde y marcas en la roca sedimentaria, que parece que hubiera sido cortada, llena de cavidades rellenas de material posiblemente arrastrado por el agua. No obstante, los científicos advierten de que todavía es pronto para hacer especulaciones y se necesitarán más datos del robot.
Un rover con artritis
Después de siete años y medio de misión en Marte, equivalentes a 2.703 días marcianos, John Callas, director del proyecto en el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA ha reconocido que el Opportunity tiene «algunos achaques» debido a su edad, pero continúa en buena forma para seguir adelante con nuevos descubrimientos. «Tiene un poco de artritis en su brazo robótico, hemos visto alguna parálisis en su sistema neurológico, pero las baterías siguen en buen funcionamiento», ha señalado con orgullo.
No obstante, ha advertido de que en cualquier momento se podría perder algún componente crítico del sistema esencial del vehículo explorador, circunstancia en que la misión se daría por concluida. «Tenemos un robot anciano que está mostrando su edad pero está en buena forma, duerme bien y tiene unos niveles de colesterol excelentes, esperamos que continúe con su labor científica», ha bromeado.
El Opportunity y su hermano gemelo Spirit fueron lanzados en 2003, con el objetivo de recorrer el Planeta Rojo desde dos puntos opuestos. Comenzaron su exploración, prevista inicialmente para tres meses, en enero de 2004, pero su misión se ha ido prolongando. En el camino se quedó Spirit, cuyas ruedas se atascaron en las arenas marcianas y tras los infructuosos intentos de la NASA para salvarlo dejó de comunicarse en marzo de 2010. La NASA ya prepara la nueva generación de robots marcianos. Curiosity partirá a finales de este año para aterrizar en agosto de 2012.