Escribo mi valoración personal antes del artículo. Sinceramente me parece un título más amarillista que otra cosa, y pone en duda observaciones previas y nadie ha reproducido esos resultados. Les doy arbitrariamente 0 credibilidad, aunque aparezca nombres como el de Sean Carrol en el artículo ya que el tema del éter se ha manejado con anterioridad y se ha descartado. Además la física del modelo estándar es bastante robusta hasta ahora y ha permitido predecir cosas que se han confirmado más tarde y han otorgado varios premios nobel.
Si traigo el post es para que hagamos de barra de cuñados y si aceptáramos esta supuesta quintaesencia, teorizaramos si sería frecuente en un área de multiverso. Ya que sinceramente el big crunch permitiría de forma más sencilla la explicación de la génesis de universos y los ciclos.
Todavía están pendientes de explicar qué es la materia oscura, la energía oscura y la física en la inflación inicial del universo. Porque andamos perdidos en ese tema
Esta semana, un grupo de cosmólogos ha afirmado haber encontrado indicios de la naturaleza de la energía oscura en la forma como la luz se curvaba en el universo primitivo. Las observaciones de la radiación de fondo de microondas (CMB) , un «eco» térmico procedente del Big Bang, les han llevado a postular la existencia de una «quintaesencia» cósmica, una exótica sustancia que impregnaría el cosmos. Sus conclusiones se han publicado esta semana en « Physical Review Letters » y se han realizado a partir de datos de la misión Planck, de la Agencia Espacial Europea (ESA), finalizada en 2013.
Esta hipótesis de la quitaesencia requeriría hacer una revisión muy profunda de muchas teorías, pero afirmaciones excepcionales requieren evidencias excepcionales: varios científicos han alertado de que las observaciones experimentales que sostienen este estudio no llegan al umbral necesario para hablar de descubrimiento, es decir, a una significacion de cinco sigmas.La idea que dominó es que esta energía oscura es una propiedad intrínseca del espacio-tiempo, pero otros sugirieron que existe algo así como un «campo de quintaesencia», una especie de éter (el quinto elemento, para los griegos) o material invisible impregnando el espacio vacío en el universo.
Esta quintaesencia sería una sustancia tangible y con fluctuaciones. Implicaría que en un universo que se extiende, su concentración sería cada vez menor, lo que frenaría su expansión en un futuro. Sin embargo, si la energía oscura fuera una propiedad intrínseca del universo, esta expansión seguiría acelerándose.
Pero un paso muy importante en ciencia es poder poner a prueba las hipótesis que se plantean. En 1998, algunos científicos calcularon cómo se podría medir el efecto de la quintaesencia en la radiación de fondo de microondas. En teoría, la quitaesencia modularía la dirección de la polarización de los fotones y sería posible observarlo.
Pruebas en la radiación de fondo
Ahora, dos cosmólogos, Yuto Minami, investigador en la Organización para la Investigación en Física de Altas Energías con Aceleradores (KEK), en Japón, y Eiichiro Komatsu, científico en el Instituto Max Planck para Astrofísica en Garching, Alemania, han identificado la huella de esa polarización, supuestamente causada por la quintaesencia, en los datos recogidos por la misión Planck sobre la radiación de fondo de microondas. Sus observaciones han sido posibles gracias a una técnica que desarrollaron el año pasado.Estas conclusiones contradicen lo hallado por otros investigadores que también han explorado este fenómeno. Por eso, la física Suzanne Staggs, de la Universidad de Princeton (EE.UU.), ya ha adelantado que examinarán los resultados obtenidos por Minami y Komatsu y que tratarán de reproducirlos.
Varios teóricos consultados por « Nature.com » han manifestado su cautela, por lo excepcional que sería el hallazgo, y por la carencia de evidencias significativas, a nivel estadístico.
De confirmarse, el hallazgo de esta quintaesencia tendría profundas implicaciones para la cosmología y sus modelos de evolución. Por ejemplo, llevaría a cambiar las estimaciones sobre la edad del universo (13.800 millones de años). Además, afectaría al modelo estándar de partículas, que explica las interacciones conocidas, y que no predice la existencia de esta sustancia.