Siempre me sorprendió esa visión de Dennet de tomar la consciencia como "un residuo" de los procesos cognitivos, así como esa intención por parte de otros por adentrarse en el pensamiento mágico para hipotetizar sobre esta cuestión.
El pampsiquismo, por ejemplo, es una noción de la realidad que se podría tildar casi de religiosa, pues requeriría de suponer que la conciencia opera a un nivel totalmente diferente del físico-químico. Es una noción profundamente dualista, y por tanto, postula diversos problemas filosóficos en cuanto a cómo casaría con nuestro conocimiento actual del cosmos. Quizá su prima-hermana, la teoría de la información integrada, pueda tener más peso: sin apelar a otras substancias, podríamos explicar la conciencia a través de mecanismos mereológicos de la propia materia, lo cual estaría bastante chachi.
Pero creo que aquí tenemos que pararnos un poco y pensar: ¿a qué categoría científica pertenece la consciencia? Porque la IIT y el pampsiquismo, ambos la posicionarían en la perspectiva física. No me parece raro, ya que sobre la física se sustenta todo lo demás, pero eso no significa que todo lo demás sea reductible a la física: una cosa es entender las partículas elementales como el "sustrato de la realidad", y otra cosa es decir que la realidad toda se puede reducir a su sustrato.
El cómo emergen propiedades y mecanismos nuevos según cambiamos nuestra escala, ha sido objeto de debate desde siempre. En mi caso, considero que el emergentismo es una posibilidad muy razonable: algunas cosas son algo más que la suma de sus partes. Ese algo más se puede debatir mucho de donde viene; en mi caso, no veo tan loca la idea que la IIT postularía de que la información material de las propias partículas, sea clave en explicar los procesos emergentes que nacen de unir varias. Si bien el mecanismo sigue siendo esquivo, el propio hecho de que existan emergencias a varios niveles en la naturaleza, nos acerca a una pista interesante: que hay múltiples niveles de "complejidad" en la materia, cada vez con más factores causales afectando a lo que sucede, y cada vez sustentados en más y más mecanismos y elementos subyacentes.
Siendo así, y en pos de cierto rigor filosófico, deberíamos tratar de encontrar a qué categoría científica pertenece la idea de la consciencia, y se vuelve intuitivo pensar en el dominio neurológico para ello. No el psicológico, pues si lo entendemos desde una perspectiva de conducta, ésta supondría sólo el "output" de nuestros procesos mentales; no explicaría nuestras sensaciones, ni tan siquiera nuestra capacidad para percibir e interpretar señales. Más bien, sería la neurología nuestro campo objetivo.
Bien, pues hay muchas pero que muchas razones para pensar que la consciencia es un estado emergente de nuestros procesos neurológicos — lo que desplazaría fuera del rigor filosófico y científico a aquellas hipótesis que apelan a otras substancias o a una propiedad elemental de la consciencia compartida por toda la materia. Vamos a echar un vistazo a algunos mecanismos que se dan en nuestra cognición, y luego, pasemos a divagar un poco sobre qué implicaciones podrían tener en nuestra respuesta al problema de la consciencia:
- No vivimos la realidad justo en el presente. Y no, no me refiero al "lag" natural que podríamos sacar de la finitud de la velocidad de la luz o el sonido: me refiero a que, literalmente, vivimos en frames de alrededor de 100ms que son construidos a través de una recopilación y posterior interpretación de señales. Es decir, no es que haya sólo ese lag del tiempo que tarda una cascada de fotones en llegar al ojo, y luego éste mandar señales eléctricas al cerebro para interpretarlo y finalmente "verlo". No, no. Primero, se recopilan sensaciones durante unos milisegundos, y luego es cuando parece ser que lo percibimos. Así, se puede decir que nuestra consciencia está "viviendo" constantemente lo que sucedió hace cerca de 100 ms, y viviendo en frames de aproximadamente ese tiempo. ¿Que cómo vemos "fluido"? Pues porque el cerebro se lo inventa. Y de toda esta mierda, salen las divertidas ilusiones visuales que habréis visto alguna vez.
- Asimismo, sabemos que la consciencia no es siempre igual. Hay muchos grados diferentes de consciencia, y habían unos estudios por ahí que decían que apenas vivimos de forma "realmente" consciente, un porcentaje de tiempo ínfimo: serían esos momentos donde nos paramos más a pensar, a tener bien presente qué y quiénes somos, y poseemos claridad mental para así ser conscientes de nosotros mismos, nuestra existencia, y las condiciones a nuestro alrededor. Normalmente, funcionaríamos de forma automática. Y esto tiene muchas implicaciones para nuestra memoria y percepción del tiempo: lo "automático" ni se guarda tanto en memoria, ni su sensación temproal prospectiva es la misma. Y en retrospectiva, son momentos prácticamente olvidados.
- ¿Qué sucede cuando la anestesia nos afecta, y nos duerme? Pues la realidad, es que no se sabe demasiado bien. Se conoce su efecto químico, que consigue ralentizar las señales eléctricas, y así hacer que las diferentes partes del cerebro, no se comuniquen de igual manera. Esto es suficiente para provocar esa pérdida de consciencia tan absoluta que se siente cuando te aplican anestesia general, y si te fijas, no es porque el cerebro haya dejado de funcionar o haya muerto: simplemente, su conectividad y capacidad para transmitir señales eléctricas, se ve reducida, ralentizada. Sólo con ese cambio, ya ves lo que sucede.
- Los enteógenos (drogas alucinógenas) también nos pueden hacer pensar mucho sobre cómo es la consciencia. La psilobina, por ejemplo, no es más que una molécula que se acopla a los receptores serotoninérgicos, sustituyendo a la serotonina durante un tiempo. Eso es suficiente para tener toda esa clase de experiencias conscientes tan alucinantes que se dan con dicha droga, ya que es suficiente para cambiar la funcionalidad del cerebro ligeramente. Por ejemplo, la Default Network se inhibe, provocando que ciertos estímulos a los que antes estabas acostumbrado, dejen de procesarse igual, provocando que el cerebro busque desesperadamente crear nuevas conexiones neuronales para "entender" esas sensaciones. Esto provoca esos cambios en conectividad neuronal que provocan los enteógenos, que se llevan investigando desde hace años, y que parecen tener efectos positivos contra la depresión y ansiedad.
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Podría seguir añadiendo ejemplos, pero la tendencia hasta ahora se presenta clara: el origen de la consciencia, muy probablemente se halla en un emergentismo que nace de complejas arquitecturas neuronales, y de cómo éstas son capaces de hallar patrones, y "ordenar" la información que reciben de los sentidos. Incluso podríamos especular que quizá sea una pieza necesaria, y no contingente, de los sistemas inteligentes, lo cual explicaría los distintos gradientes de consciencia que parecen presentarse en el mundo animal (recordemos que no es algo binario; es más bien algo gradual, con muchos niveles distintos).
De este modo, evitamos dos cosas: 1. caer en reduccionismos fisicalistas, y 2. no necesitamos segundas substancias, "almas" ni pseudoargumentos misticistas: simplemente entenderíamos la consciencia como algo que "emerje" de un complejo entramado de neuronas constantemente alimentado por los datos de nuestros sentidos. Y probablemente no hablemos de un "residuo" contingente (a lo Dennet), sino más bien de una cualidad necesaria. En mi caso, yo pienso que la consciencia quizá no sea más que la determinación espaciotemporal de una convergencia de sensaciones, en una sóla "imagen" (tanto a nivel de qualia como de intuición) sobre la cual luego tomamos decisiones dando uso de nuestra memoria y capacidad de razonamiento — pero esto es poco más que una pieza de especulación por mi parte. No obstante, la respuesta muy probablemente se halle cerca de esas coordenadas, ya que a día de hoy se va entendiendo algo mejor el cerebro, y eso nos da muchas valiosas pistas para responder a este misterio.
Saludos.