Algunos peces y anfibios tienen la asombrosa capacidad de regenerar el músculo carciaco. Por ejemplo, hay un pez muy utilizado como modelo de enfermedades humanas (llama “pez cebra”) al que se le puede amputar hasta un 20% de un ventrículo sin problemas, porque las otras células musculares se multiplicarán para regenerar la lesión. Los mamíferos no tenemos esta capacidad, pero no cabe duda de que nos vendría muy bien.
Investigadores de la Universidad de Texas han estudiado este proceso en ratones recién nacidos y han llegado a la sorprendente conclusión de que esta misma capacidad está presente durante los primeros días de vida. Tal y como publican en la revista Science, los científicos amputaron un 15% del músculo de los ventrículos de ratones que tenían un día de vida, y comprobaron que tres semanas después ya habían regenerado el músculo y que a los dos meses el ventrículo bombeaba sangre con toda normalidad. En cambio, cuando la amputación se hizo en ratones de siete días de vida, ya se había perdido esta capacidad de regenerar el músculo.
Lo más sorprendente es que la regeneración la llevan a cabo las propias células musculares. Ahora, los investigadores deberán identificar los factores que hacen posible este fenómeno durante los primeros días de vida, lo cual sería de gran utilidad: si conseguen activar este mismo proceso en corazones adultos, aunque sea durante un tiempo limitado, mejorarían enormemente las perspectivas de las personas que han sufrido un infarto de miocardio