Ha ganado tres Óscar (Mi pie izquierdo (1989), There will be blood (2007) y Lincoln (2012)) y es considerado uno de los mejores actores de todos los tiempos.
Ahora, cinco años después de Lincoln, ha vuelto a ponerse delante de la cámara de Paul Thomas Anderson una vez más, tras la magnífica colaboración de ambos en There will be blood: el irlandés pretende que The phantom thread sea su última película.
Sin embargo, se podría decir que esta no es la primera vez que abandona el mundo del cine. Ya a finales de los 90 y principios del nuevo milenio estuvo alrededor de cinco años trabajando de zapatero, hasta que apareció Martin Scorsese para ofrecerle un papel en Gangs of New York. Un papel que le merecería una nominación más a la estatuilla dorada.
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