Visualmente es espectacular, para ver en pantalla grande. A diferencia de las dos entregas de Godzilla, aquí se ve todo perfectamente, puedes ubicar dónde está cada criatura en las escenas de acción, sin neblinas raras y escombros por el aire que entorpezcan el disfrute.
Los personajes humanos, los diálogos y el humor siguen siendo horrendos. En ese sentido, la más seria y respetable es Godzilla (2014), de Gareth Edwards, o así la recuerdo.
Kong es el dueño de la función. Está muy humanizado, es muy expresivo y el espectador puede volcarse con él. Evidentemente, con Godzilla es mucho más difícil conseguir esto.