Y es que cuando no tienes nada interesante que contar, se nota. Y es lo que le pasa a esta gente, no tienen nada interesante que contar, pero como algo tienen que meter para rellenar tres películas, pues ala, empiezan a inventar tonterías. Y precisamente estas chorradas son las que más aburren.
Cosas como la Tauriel de las narices deberían estar fuera de la película. Por no hablar de su vergonzoso romance con el enano. Siglos de odio irracional resueltos en dos segundos de miraditas, y unos interminables cinco minutos de conversación insulsísima (eso sí, intentando revestirla de retórica Tolkienana).
Los orcos y su interminable persecución. No me molesta, pero al final no dejan de ser meros pretextos para más escenas de acción. Escenas de acción que se podían haber ahorrado en su mayoría.
Legolas, en el libro no sale, pero es porque que fue creado en el Señor de los Anillos, y en retrospectiva, debería estar en el Hobbit. Pero que queréis, por mí que salga dos minutos, al lado del Rey Elfo, y santas pascuas. Y luego, en la Batalla Final. No se necesita más Legolas aquí coñe. Al final, es otro tío que sólo está ahí para llenar más escenas de acción coñazo.
La Ciudad del Lago, no sé, tengo sentimientos encontrados sobre ella. Me gusta ese ambiente tan Oliver Twist o Los Miserables que tiene, pero a la vez, no me parece que encaje con el resto de la Tierra Media. Y toda esta parte me ha parecido un soberano rollazo. Sobre todo cuando se divide el grupo de enanos por la cara.
Y luego, el tema de los Nazgûl, me toca las pelotas en demasía. ¿Cómo que tumbas de los nueve? Menuda manera de violar la obra de Tolkien. Los Nazgûl son un concepto mucho más interesante que unos no muertos genéricos, que es en los que los está convirtiendo este anormal codicioso en el que se ha transformado Peter Jackson. ¿Pero qué tumbas ni que ocho cuartos, pedazo de anormales? Los Nazgûl no se murieron nunca, coño.
Y el anillo y demás...creo que debería haberse quedado todo un poco más en segundo plano, no darle tanta importancia. Pero vamos, que no pasa nada.
En fin, me dejo cosas, pero la película se resume en excesivamente larga, aburrida y bastante insustancial. Y si la vemos como adaptación, pues muy mediocre.
Lo mejor, Smaug, sin duda. Y la pena es que lo ponen como un retrasado mental. Vaya un Dragón astuto que nos han presentado, vacilado por el truco más idiota y cliché de la historia, además con problemas olfativos (9 putos enanos sudorosos bajo su barriga y no los huele, pero a Bilbo sí cuando anda cerca. Bien).