copipasteo parte de una entrada del crítico y escritor Vicente Luis Mora sobre esta película (él ya la ha visto en Albuquerque, supongo).
La técnica del manuscrito encontrado es literariamente muy rentable, y funciona bien a escritores que, como un servidor, descreen del decimonónico narrador omnisciente. El narrador omnisciente, ese personaje que lleva la carga narrativa en tercera persona, y que se mete en la sopa y en la cama de los personajes, así como en su conciencia, era un recurso un poco infantil para sostener la historia, y venía de la omnisciencia divina, por un lado, y en la creencia en un Yo sólido por otro, travestido en un Él capaz de contar una historia (o una vida, o el Mundo) por sí solo. El manuscrito encontrado enfrenta al lector directamente con los personajes y con la historia, y no hay más interlocutores que diversas formas técnicas de disolución del autor en la trama. Cloverfield, la película que vi anoche y que creo llega a España a principios de febrero, trabaja con los mismos materiales. En el trailer que pueden ver ahí arriba, y que yo vi en Córdoba antes de volver, pueden ya entender el mecanismo del asunto. No les contaré nada de la película, pero sí se la recomiendo a los interesados en procedimientos narrativos, en técnica cinematográfica, en recursos artísticos para contar una historia. Hay detalles técnicos absolutamente asombrosos, que demuestran que el cine ahora está aprendiendo a marchas forzadas de la televisión, que va por delante. Hay toda una historia referente al marketing viral de esta película que sería interesante examinar desde el punto de vista de construcción ideológica capitalista de un éxito, y que vuelve a pasar -como tantas cosas- por el uso discriminado de nuevas tecnologías. No lo duden, ya sé que insisto mucho en esto, pero es que cada día la realidad nos da nuevas pruebas: el que quiera saber lo que está pasando, el filósofo que quiera comprender nuestro tiempo, el escritor que quiera aprehenderlo, tiene que estar al tanto de lo que sucede en el entramado Internet-TV-publicidad-videojuegos-cine. Ahí se está gestando, para bien o para mal, nuestra Weltangschauung, la cosmovisión que dejaremos a nuestros hijos. Echen un ojo. Porque ellos se lo están echando a usted.