Le gamin au vélo | 2011 | Dirección y guión: Jean-Pierre & Luc Dardenne
Sinopsis: Cyril, un niño de once años, se escapa del hogar de acogida, donde su padre lo dejó después de prometerle que volvería a buscarlo. Lo que Cyril se propone es encontrarlo. Después de llamar en vano a la puerta del apartamento donde vivían, para eludir la persecución del personal del hospicio, se refugia en un gabinete médico y se echa en brazos de una joven sentada en la sala de espera. Así es como, por pura casualidad, conoce a Samantha, una peluquera que le permite quedarse con ella los fines de semana. (FILMAFFINITY)
Ficha completa: http://www.filmaffinity.com/es/film294261.html
Tras ver varias películas de los hermanos Dardenne, un detalle que me llama la atención es el habitual protagonismo de personajes jóvenes (niños o adolescentes), así como sus respectivas figuras paternas. El cine de los belgas guarda un fuerte compromiso social, hasta el punto de que su película Rosetta (1997) sirvió como fuente de inspiración para cambiar la legislación del país. Este acercamiento a las figuras juveniles seguramente se debe a que la educación es uno de los dilemas más recurrentes en el cine de los Dardenne.
Tanto en El niño de la bicicleta como en otras de sus películas, no observamos el recurso fácil y directo de considerar el dinero como principal y único problema de la educación. Digo único porque esa es la sensación que dejan los continuos mensajes "revolucionarios" que se repiten por las redes sociales. Los Dardenne optan por apuntar a la sociedad:
-Un padre que abandona a su hijo, sin preocuparse, renegando de sus obligaciones paternas. Su actitud deriva en fuertes trastornos psicológicos para Cyril, convirtiéndole en un niño problemático.
-Samantha accede a acoger a Cyril los fines de semana. La convivencia y educación de Cyril se convierten en un calvario, a causa del anterior punto. La pareja de Samantha desiste ante las diversas dificultades que provoca el joven y el espectador llega a preguntarse por qué Samantha tiene tanta paciencia. Quizás la verdadera cuestión sería si deberíamos acatar los problemas en lugar de esconder el polvo debajo de la alfombra. Cyril no es un despojo social que no merezca la compasión de Samantha, es un niño.
-Los travellings de Cyril corriendo la bicicleta, siguiéndole hacia no sé sabe dónde, muestran a un niño perdido, lleno de dudas y de emociones que no comprende. El personaje del traficante no duda de aprovecharse de él para obtener ayuda en sus crímenes. De hecho, este delincuente fue al mismo orfanato que Cyril, de forma que puede interpretarse como un espejo del protagonista. Es decir, el futuro que aguarda cuando uno no tiene la suerte de tener a una Samantha que te rescate de este tipo de vida.
-Otro travelling muestra a Samantha y Cyril dando un paseo en bicicleta por la orilla del río. La cámara deja de mirar hacia atrás, se detiene y enfoca hacia delante. Nueva vida para la pequeña familia. No lo ve así una de las víctimas del delito de Cyril, que no olvida y busca una venganza que no sirve para nada.
Denuncias sociales aparte, también hay espacio para desarrollar la relación madre-hijo entre Samantha y Cyril, plagada de escenas muy humanas.
Se agradece que los directores huyan de recursos infantiles que abundan en películas de este estilo, como que el niño sea un bonachón carismático que es adoptado por la familia rica de turno gracias a su talento innato en el fútbol.
