Lo que mola de Watchmen es mirartelo por segunda o tercera vez y darte cuenta de mil detalles en los que no fijaste antes. Y no hablo solo argumentalmente, hay muchísimos detalles en los dibujos de Gibbons en los que no te fijas al leerlo la primera vez.
La mancha de sangre emulando a las manecillas de un reloj aparece montones de veces a lo largo de todo el cómic y hay que poner atención viñeta a viñeta para encontrar algunas.
Yo creo que si ahora mismo cogiera y abriera cualquier página al azar encontraría algo que se me escapó la vez anterior.