Un jugador australiano de fútbol, que se quejaba con agonía tras recibir un balonazo en sus partes, fue expulsado por el árbitro al ver que tenía un piercing en su pene y no querer quitárselo.
Dentro de la fuente hay un vídeo. Hay que ser GILIPOLLAS para jugar con un piercing ahí... dolor extremo me da sólo de pensarlo