Esta edición del balón de oro me recuerda a esos polémicos anuncios que algunas marcas sacan de vez en cuando. Esos anuncios que consiguen poner en pie al mundo y que, aunque tú mismo también odies, sólo puedes sentir admiración por los publicistas que enfadan a tantísima gente haciendo hablar de su producto.
Con este balón de oro siento algo similar, creo que más que mirar a Cristiano, deberíamos levantar la cabeza y aplaudir a toda esa gente que en el Bernabéu se guardó el orgullo y se puso una careta, a Blatter, por montar un paripé que acabó con la reapertura de las votaciones. No olvidarnos de la LFP por la creación del premio al Jugador más Valioso de la Liga y por supuesto, a todo ese pelotón de periodistas sacando portadas y articulos sobre los golazos que metió en calentamientos o la increíble altura que cogen sus saltos.
Esta tarde no podré estar en el live, ya que me pilla en medio de un examen, pero conseguir que un jugador que pierde la liga en diciembre, palma una final siendo expulsado -contra el equipo contra el que llevaban 14 años sin perder- y en una eliminatoria de 180 minutos únicamente empuja un balón... eso desde luego es admirable.
Hoy, como digo, es un día para agradecer a todas estas personas, sin duda, Cristiano no sería nadie sin ellas.