A veces un pequeño detalles supone un gran gesto. Una imagen define mejor a un hombre que miles de palabras. Una acción ejemplifica todo un proyecto.Por eso, tuve que retratar lo que sucedía en la noche del miércoles en el estadio del Levski de Sofía.
Allí, el Villarreal había ganado 0-2 y se había clasificado para la siguiente fase de la Europa League. El hecho tenía su importancia porque los amarillos lo tenían crudo tras perder en Roma y, además, no habían ganado un partido lejos de casa ni en Liga, ni en Copa, ni en Europa. Vamos, que era un momento de alegría y festejo para todos y más para el que pone la pasta en el Submarino.
Por eso, lo que la lógica indicaba es que Fernando Roig y José Manuel Llaneza, presidente y consejero delegado amarillos, alma y cuerpo del Villarreal, estuvieran radiantes, bajaran al vestuario y compartieran la alegría con jugadores y técnicos. Era lo suyo, lo normal, aprovechar uno de los pocos momentos de felicidad que la temporada ha brindado de momento a los castellonenses. Y no digo que era momento de sacar pecho y pavonearse porque eso no va con el carácter de los dirigentes del Villarreal.
Pero de ahí a que los dos mandatarios y el hijo del presidente, el tercer elemento en la trilogía de poder de la entidad, se encerraran en una cabina de prensa, cuando ésta ya estaba desierta, para intentar ver por Internet el Betis-Villarreal B, va un mundo. Y precisamente fue eso lo que hicieron, huyeron de cámaras y alegrías y en el silencio de lo anónimo sacaron el portátil y se sentaron a ver qué hacía su filial.Servidor, que andaba rezagado escribiendo, me quedé alucinado al ver la escena y cómo lo vivían y se enfadaban cuando llegaron los goles béticos.
Habían pasado página del éxito europeo para centrarse en el filial, en su equipo de Segunda. Se contarían con una malo los dirigentes que hicieran de corazón algo así, incluso habrá muchos que ni sabrán diez jugadores de su filial o dónde juegan cada jornada. Pero eso no ocurre en el Villarreal, donde el proyecto es el proyecto y tan importante es un equipo como el otro.
Lo que vi en Sofía, lo que enseña esta foto que les hice robándoles un segundo de su privacidad, es la mejor muestra de cómo funciona este Villarreal, cómo lo viven sus dirigentes y lo absolutamente distinto que es todo en esa entidad. Luego, muchos se preguntan cuál es el secreto de su éxito, como ese modesto club de funcionamiento familiar de un pequeño pueblo de Castellón se codea con los grandes de Europa…
Para mí, el gesto que presencié en Sofía responde a todas esas preguntas.
Así se demuestra porqué el Villareal está donde está, sólo hace falta una buena directiva y saber donde invertir.