Tú mira cómo celebra el gol el banquillo del Levante y cuando veas las caras de alivio que tienen todos al abrazarse te darás cuenta de la importancia de cerrar el partido. Un posible futuro empate los mandaba prácticamente directos a segunda.
Esto normalmente funciona así, basta con comprar a un par de tíos de la defensa para que en un momento determinada hagan alguna cagada, por eso hay algunos que están mucho más activos que otros que directamente no hacen ni por moverse. De ahí también la reacción del portero y el cabreo que tiene con su defensa, el pobre no entiende nada. La mierda de esto es que los pobres delanteros tampoco ven nunca un duro.
Estás cosas raramente se acaban demostrando, pero sé de buena mano que son mucho más habituales, aún en primera división, de lo que la gente cree. En segunda división es un espectáculo, y de ahí para abajo ni te cuento.
Y sólo te hablo de las tramas entre club y jugadores rivales, súmale a eso que también puede haber de por medio otros jugadores metidos en tramas de apuestas con su película personal como hacer un penalti o provocar corners; y también que en regional y preferente algunos árbitros te pitan lo que quieras por poco más que 50€, un bocadillo y una coca cola. Al final en las últimas jornadas el espectáculo que se forma en el campo cuando llega el partido es digno de ver, cada uno remando para su lado.