Los del REAL MADRID quejandose de los arbitros ESTO ES INCREIBLE colega. El equipo mas favorecido por los arbitros en toda la puta historia y venis con estas?
La furia antiespañola no perdona ni a los símbolos más sagrados de nuestro fútbol como el Estadio Santiago Bernabeu (el único en el que se ha producido un auténtico milagro, como veremos más tarde), y su listado venal arranca con la acusación de que el sagrado recinto madridista no fue en realidad costeado por el club, sino que los materiales con los que está construido proceden de las obras del Valle de los Caídos y de la construcción del Aeropuerto de Barajas. No cabe mayor vileza.
Pero es en materia arbitral donde la villanía antiespañola tiene su presa preferida. Y todo por la concatenación de una serie de coincidencias desgraciadas (absolutamente nimias por otra parte), de las que la ruindad masónica extrae consecuencias disparatadas. Así, José Plaza, insigne e inolvidable Presidente del Comité Nacional de Arbitros, era acusado de madridista militante tan sólo por disponer de un asiento fijo reservado en el palco del Santiago Bernabeu. También destaca la marea roja unas inocentes declaraciones de D. José, hechas públicas por el colegiado de primera división Sr. Camacho, en las que afirmaba que “mientras yo sea Presidente, el Barça no será campeón”. D. José Plaza realizaba en solitario, con suma pericia, las designaciones arbitrales y todo funcionaba como debía. El MEMYUC ganaba, y nos representaba dignamente en el extranjero. Sin embargo, entre los años 1980-1985 el sistema de designación se cambió, pasando a depender de un comité. En dicho periodo el MEMYUC no ganó ninguna liga. Por fortuna, en el año 1986, y hasta 1991 la cordura volvió al mundo del fútbol y de nuevo D. José se encargó en solitario de las designaciones arbitrales. El MEMYUC volvió a ganar varias ligas consecutivas sin bajarse del autobús.
Copa del Generalísimo de 1970. En el Nou Camp se enfrentan el Barça y el MEMYUC. El Real Madrid está sexto en la liga y ha caído en segunda ronda de la Copa de Europa, por lo que su continuidad en competición europea depende tan sólo de la Copa. Velázquez inicia una escapada, con el trote veloz y a la vez elegante que distingue a los jugadores del Sacro MEMYUC. Dos metros antes de llegar a la línea de área recibe una falta. El jovencísimo y prometedor colegiado Guruceta Muro (q.e.p.d.) decide pitar penalti. El público reacciona como sólo las masas infectadas por el virus del separatismo son capaces de hacer. Guruceta escribiría en el acta “30.000 almohadillas fueron arrojadas al terreno de juego”.
El buen hacer de D. José Plaza era tan admirado por sus discípulos del silbato, que en aquella época se pudieron vivir escenas emotivas. Como cuando en 1975, en el transcurso de un Málaga- Real Madrid, el colegiado Sánchez Ibáñez espetó al “Chupete” Guerini, jugador argentino del Málaga, (que por cierto acabó vistiendo la camiseta del MEMYUC) “tú calla y juega, indio”, resolviendo de forma tan elegante una disputa verbal a cuenta de una falta inexistente.
También en noviembre de 1975 la eterna antiespaña encontraría una excusa para atacar a nuestro símbolo más sagrado. Estadio Sánchez Pizjuán. Paul Breitner dispara a portería y el balón se cuela por el agujero de un lateral de la red. Los jugadores de Sevilla persiguen al árbitro por todo el terreno de juego. Con lágrimas en los ojos le suplican entre sollozos que acuda a examinar el estado de la red. Todo inútil. El árbitro no considera oportuno revisar el material como si de un vulgar utillero se tratara y sanciona el gol de forma inapelable. A la mañana siguiente las ediciones de los periódicos se abren con una fotografía del tremendo boquete en la malla lateral de la portería sevillista.
La masonería deportiva también acusa al MEMYUC de haber recibido pocas tarjetas a pesar de la evidente dureza de defensas centrales como Goyo Benito (a quien el delantero del Sevilla Biri Biri le suplicaría una vez en pleno terreno de juego “Don Benito, no me pegue usted más”). Pero nada comparado con Marquitos, a quien el propio D. Santiago, en su natural bonhomía se veía obligado a reconvenir paternalmente diciéndole, “Marquitos, hijo, recuerda que los contrarios también tienen mujer e hijos”. A pesar de la alegría con la que Marquitos disputaba el balón a los rivales, en los 8 años que estuvo en el MEMYUC tan sólo recibió dos tarjetas rojas.
Final de la Copa del Generalísimo de 1975 entre el Atlético de Madrid y el MEMYUC. En el palco Su Excelencia. En el terreno de juego Urizar Azpitarte. Partido vibrante que acaba 0-0 y se decide en la tanda de penaltis. Las crónicas nos hablan de un remate de Heraldo Becerra mediado el segundo tiempo que supera al portero madridista, Miguel Angel, que a su vez estaba sobre la mismísima línea de gol. El linier corre al centro del campo, pero Urízar lo frena en seco de un pitorrazo anulando el gol. En el minuto 111 Benegas consigue otro gol, que es anulado por el árbitro por fuera de juego de Irureta, que no intervenía en la jugada. A continuación Amancio recibe un balón en clarísimo fuera de juego aunque esta vez, ay, el árbitro no lo advierte, lo que le permite al jugador progresar hasta estampar un trallazo en el larguero que podía haber sido el 1-0 para los blancos. El Sacro MEMYUC ganó la Copa. Antes de la final contra los colchoneros, el MEMYUC remontó un 4-0 en su eliminatoria contra Las Palmas (aunque según cuentan las crónicas, el colegiado dejó de señalar varios penalties a favor de los canarios). En ese partido de vuelta, el colegiado Sánchez Ríos estimó conveniente no sancionar sendas entradas terroríficas de Benito y Vicente del Bosque, con pisotones incluidos a los jugadores caídos. El entrenador canario, Sinibaldi, afirmó estoico al final del partido que “hay cosas contra las que no se puede luchar”. En las semifinales de esa misma Copa del Generalísimo, el MEMYUC se enfrentó al Zaragoza. En la capital maña, al poco de iniciarse el encuentro, el colegiado Orellana hizo su aportación intelectual a la historia del arbitraje transformando un claro penalti a favor de los maños por derribo a Rubial, en un ¡libre directo dentro del área!. Su peculiar forma de entender la ciencia arbitral le aconsejó así mismo dejar sin sancionar un tremebundo leñazo de Roberto Martínez al portero Nieves, tras el que el oriundo cede a Camacho para que marque el empate definitivo. Las almohadillas de las gradas alfombraron La Romareda hasta el punto de que el partido hubo de ser suspendido. El árbitro del encuentro, Balsa Ron, manifestó tras el partido: “Este Amancio parece un chaval por la ilusión que pone cuando juega”. Bellísimas declaraciones que por desgracia no sentaron nada bien a orillas del Ebro. Y es que ya se sabe que los maños son de por sí bastante suspicaces.
5 de abril de 1981. Llega el Zaragoza al Calderón con el Atlético obligado a ganar o, al menos, a puntuar. Pero el Zaragoza, en la zona baja de la tabla, aunque sin demasiados apuros, comenzó a jugar como si la Copa de Europa le fuese en ello, con entradas terroríficas que en el minuto cuatro llevaron a la caseta a Rubén Cano y dejaron mermados a varios atléticos. El árbitro Alvarez Margüenda no hizo nada por cortar la dureza zaragocista. Por el contrario, expulsó a los atléticos Marcos y Robi. En el minuto 72, un penalti a favor del Zaragoza (después de otro en contra no pitado) empataba el partido, y a falta de cuatro minutos, Jorge Valdano puso el definitivo 1-2. El público invade el campo de forma masiva, y la policía tiene que desalojar el terreno de juego a estacazo limpio. El entrenador maño, Leo Beenhakker, afirmó que no se explicaba “la dureza” de sus hombres. El ex ministro Reguera Guajardo, socio del Real y el Atlético (que ya hay que tener huevos), dijo que aquellos sucesos “eran cosas de las primas a terceros”, lo que le valió su expulsión como socio del Real Madrid, a pesar de que más tarde, en 1982, Luis de Carlos afirmara que “no consideramos que las primas a terceros sean un delito”. En el Estudio-Estadio correspondiente a la jornada de liga de aquel Atlético de Madrid-Zaragoza, el invitado fue el madridista Juanito (q.e.p.d.), que siguió haciendo amigos por Españaza al manifestar muy ufano “yo no veo nada raro ni especial en este arbitraje”. Hubo gente que sí.
Derbi de 1989. Mendoza (q.e.p.d.) preside el MEMYUC y los chicos de Ultra Sur por fin alcanzan el reconocimiento social que la entidad les había racaneado por culpa de tibios comunistizantes como el anterior presidente Luis de Carlos. D. Ramón les trataba con cariño paternal (entradas gratis, viajes con el primer equipo), e incluso pone a su disposición los servicios jurídicos del club para solucionar algunos problemillas con la policía a consecuencia de chiquilladas como cuando en su visita al Rico Pérez, sus travesuras acabaron destrozando una zona entera del estadio. Son también los tiempos del Clan de las Rozas, más conocido como La Quinta del Buitre, con sus Ferraris, sus contratos multimillonarios y su legítimo orgullo de pertenecer al Mejor Club del Mundo y el Universo Conocido. De lo que Pizo Gómez (un jugador más limitado técnicamente que estos astros del balompié) tuvo una buena muestra, cuando cierta vez vio rodeado su coche por los deportivos de la Quinta, quien espoleados por Míchel, que ejercía de agitador, le acosaban gritando “Pizo eres nuestro ídolo”, como el pobre protagonista contaría, llorando, en una rueda de prensa posterior. Pero estábamos en el derbi madileño de 1989. Con 1-1 en el marcador, el portero madridista, Paco Buyo se lanza contra el atlético Orejuela, que se internaba en solitario hacia su meta. En el choque, el atlético queda lesionado pero el portero madridista se queda en el suelo haciendo ostensibles gestos de dolor como si él hubiera sido el agredido. Martín Navarrete expulsa a Orejuela, aunque el Comité de Competición sancionaría después a Buyo con 4 partidos. Al año siguiente, en el Calderón, con 3-2 para el Atlético de Madrid, Hierro empata en el descuento al transformar un libre directo sin que el árbitro hubiera dado la señal.
Pero en el colmo de la extravagancia, la eterna antiespaña saca a colación incluso un episodio grotesco ocurrido también por estas fechas, pero en la modalidad deportiva, agárrense, del baloncesto. Liga ACB. Final de 1985. Se disputa en la cancha del Madrid el 2º partido. En el minuto 34 Iturriaga avanza decidido hacia la canasta azulgrana, y ante la oposición de Davis le lanza un codazo en la sien que acaba con el pivot por el suelo. Davis se levanta como un cohete y la emprende a hostia limpia con todo lo que se mueve de color blanco. Fernando Martín (q.e.p.d.), a la sazón Campeón de España de Full-Contact (y no es broma) interviene en la tangana con la decisión que en él es característica. Tras el partido, el presidente del Comité de Competición, D. Eugenio Mazón, realiza ante las cámaras unas declaraciones incendiarias cargando las tintas sobre el jugador del Barça. El resultado es que Davis y Martín son suspendidos. Iturriaga no, a pesar de que el propio jugador había afirmado tras el encuentro que el codazo había sido intencionado. El F.C. Barcelona emite a las tres de la mañana una nota retirándose de la competición. Juan Manuel López Iturriaga (q.e. ay no), afirmaría años más tarde ante las cámaras de televisión (nosotros somos testigos) “hombre, yo comprendo que la afición del Barça se sintiera ofendida, porque, entre otras cosas, el acuerdo del comité se tomó en la cafetería de nuestro pabellón, con los directivos del Madrid presentes”.
Pero volvamos al fútbol, es decir, al deporte. Diciembre de 1989, Barça 3 Sevilla 0. A falta de 10 minutos para el final, al colegiado Brito Arceo “le da un aire” y pita un penalti a Polster por una falta cometida 3 metros fuera del área. Posteriormente Carvajal consigue el 3-2 y finalmente Conte, tras una flagrante falta al defensa azulgrana Serna, consigue el empate definitivo. En el ínterin, Brito no tuvo problemas en anular al Barça dos goles perfectamente legales. El escandalazo fue tan ensordecedor que hasta un hombre de bien como D. José Plaza se vio obligado a abandonar la presidencia del Comité de Arbitros. Curiosamente, las siguientes tres ligas no acabarían en las vitrinas del MEMYUC.
Temporada 2000-2001. Losantos Omar pita en el Camp Nou el partido del año contra el MEMYUC. En el minuto 92 anula un golazo de Rivaldo perfectamente legal, a pesar de que el linier ya llevaba la mitad de campo recorrido en dirección al centro. Ese año el Real Madrid gana la liga.
Y dejamos para el final el relato del milagro que les comentábamos al principio. Recopa de Europa de 1983. El Real Madrid se enfrenta al Rijeka en partido de vuelta (en la ida, el equipo blanco había perdido por 2-0). En medio de una lluvia torrencial, el extremo Desnica vuelve loca una y otra vez a la defensa madridista. En un momento dado, el árbitro sanciona una falta dudosa, y tras el típico corrillo de protesta acaba expulsando al parlanchín Desnica por protestar. Nada que objetar si no fuera porque el pobre jugador era ¡sordomudo de nacimiento!. La grandeza del sagrado recinto blanco se hace patente con este auténtico milagro, sobre el que incomprensiblemente la iglesia católica aún no se ha pronunciado. Algo tendrá que ver el carnet de socio honorífico y la camiseta del club que tanto Nuñez como Gil entregaron en mano a Wojtyla. Favor, con favor se paga.
Bien. ¿Y?. ¿Alguien puede pretender en serio que semejante colección de naderías inconexas sirva para levantar acta de acusación contra el club más grande que ha visto la Historia?. ¿No será más bien que la eterna antiespañaza, incapaz de imponerse en buena lid en el terreno de juego, no tiene más remedio que inventarse esta colección de patrañas para alimentar su empeño disolvente de la nación española en la figura de sus símbolos más sagrados?. Dejamos la respuesta de estas preguntas a la conciencia del lector, pero si quieren comprobar por sí mismos la magnitud del temporal masónico-deportivo que asola Españaza, no tienen más que comprar el libro más abajo reseñado, cuyo simple título provocará las arcadas a quienes, como nosotros, hemos comprometido nuestra pluma (con perdón) con los valores eternos de nuestra nación, unidad de destino en lo universal, encarnados como en ningún otro símbolo en el Real Madrid: El Mejor Equipo del Mundo y del Universo Conocido. Amén. [/i]