Polémica selección femenina de fútbol vs RFEF

• Antes de nada cabe aclarar que Rubiales no es un "trabajador", ocupa un puesto prácticamente político de representación pública. Allá donde va representa a la imagen y los valores de algo tan importante como el fútbol español. Igual que a un político, se le puede exigir la dimisión sin que haya ocurrido necesariamente un delito.
• Seguimos aclarando que este mismo año la propia RFEF aprobó un protocolo de actuación en donde conductas infinitamente más lights que darle un beso en la boca a una jugadora están estipuladas como improcedentes. Por ejemplo: no salir del vestuario si alguna jugadora se está duchando, invitarlas a tu casa o a cenar, incluso contar un simple chiste machista. Por supuesto, el besar a una jugadora también aparece en la lista. https://rfef.es/sites/default/files/2023-06/Protocolo%20de%20actuación%20frente%20a%20la%20violencia%20sexual_Aprobado.pdf

Pero empecemos con los actos que "no solo fueron un beso":

• Primero se ha demostrado también que estuvo haciendo gestos absolutamente impropios en el palco de tocarse los cojones y comportarse como un neandertal.
• Luego vino el saltar sobre la jugadora y agarrándole la cabeza, darle un beso.
• Cuando se le recriminó el gesto, no se disculpó y lo achacó a un error por la euforia del momento, (ponga aquí cualquier otra excusa). Por contra, llamó a todo el mundo que se atreviese a cuestionarle: Gilipollas, tontos del culo y pringados. Del último adjetivo, pringados, podría enrollarme más pero lo dejaremos ahí.
• Sus supuestas disculpas, cuando la ola ya se había hecho gigantesca, sonaron a todo menos a disculpas. En ningún momento asume haber cometido un error y pide disculpas, lo que hace realmente es una aclaración de por qué no se equivocó y en todo caso pide disculpas si algo se malentendió.
• Cuando se siente todavía más acorralado organiza una reunión donde obliga a diversas mujeres a sentarse en primera fila para aparentar feminismo. Mujeres, que posteriormente reconocieron que fueron obligadas a ello, que no se les informó del contenido de la charla y que se sintieron absolutamente manipuladas. La mayoría de ellas acabaron dimitiendo por el uso que se hizo de su imagen: https://www.20minutos.es/deportes/noticia/5167289/0/dimiten-once-miembros-cuerpo-tecnico-jorge-vilda/
• En la reunión dispensa insultos a todo el mundo, ataca aun "falso feminismo", incluso llega a citar textualmente los aumentos salariales que les va a dar a los ahí presentes con una clara intención de coaccionarlos. De disculpas, no pide ni una.
• Y ya por último, en vez de personarse de forma individual, utiliza los medios de la RFEF para denunciar, atacar e investigar a la jugadora. Tanto él como la jugadora, ambos, forman parte de la RFEF y esta debería velar de igual forma por ambos. Ser él el presidente no le habilita a poseer un mayor derecho a ser defendido.

Dicho todo esto, una última reflexión:

Importa una absoluta mierda si la jugadora salió traumatizada, si no le importó, si luego se fue de fiesta o si se reía sobre el asunto. Cuando un jefe tiene un comportamiento impropio, no se pregunta si a la gente "no le importa". Cuando un jefe de palmadas en el culo a una secretaria, no se le pide a este la factura del psicólogo para decidir si es un comportamiento impropio o no.

Este tipo de contactos íntimos, y acciones muchísimo más leves, están absolutamente prohibidos en cualquier empresa entre personas que ostenten semejante asimetría de poder. Porque incluso el propio Rubiales puede no saber como de fuerte es la coacción que ejerce su puesto, y malinterpretar sumisión con aceptación.

Si un jefe mete mano a una trabajadora, no es excusa el decir: es que ella no se negó. Es que ni aunque ella hubiese aceptado sería ético, ya que el jefe jamás puede evaluar si existe o no una coacción.