Se suele escribir sobre el fichaje de Alfredo Di Stéfano por el Real Madrid con ignorancia supina, o, por qué no decirlo, con manifiesta mala fe. Se confunden, voluntariamente o no, los hechos incontrovertibles que condujeron al desenlace final y se afirma categóricamente que Alfredo Di Stéfano —el mejor jugador del mundo, añado de mi cosecha—, actuó triunfalmente en el Real Madrid por decisión de la dictadura franquista.
Cuando el Barcelona incluyó a Di Stéfano en un mural que decora la fachada del Camp Nou, y que incluye los nombres de los futbolistas que vistieron de azulgrana en partidos benéficos o amistosos, se resucitaron viejos fantasmas. El día del recuerdo a La Saeta se presenta una magnífica oportunidad para contar toda la verdad sobre un fichaje que cambió la historia del fútbol europeo.
Alfredo Di Stéfano debutó con 19 años en la Liga Argentina como jugador del River Plate ante el Huracán, equipo al que fue cedido la siguiente temporada, para regresar más tarde al River, donde en 1947 ya dio muestras de su enorme calidad al proclamarse campeón de Liga, máximo goleador con 27 goles y campeón con Argentina del Sudamericano, en el que marcó cinco goles en seis encuentros.
Este año significó un parón en su carrera. El sindicato de futbolistas argentino declaró la huelga de jugadores profesionales. El campeonato se disputó con aficionados y Di Stéfano tuvo que verlo desde las gradas. Volvió a jugar en mayo de 1949 con el entusiasmo muy mermado y una pésima relación con la directiva riverplatense presidida por Liberti. Visitó por vez primera Europa, al desplazarse a Italia para jugar un partido a beneficio de las familias de los jugadores del Torino fallecidos en Superga, y, de pronto, apareció la gran noticia en titulares de prensa:
AGOSTO DE 1949. “Alfredo Di Stéfano y Néstor Rossi se fugan a Colombia”. Sucedió el 9 de agosto de 1949. Colombia vivía en esos años una escisión en su fútbol. Dirigentes de DIMAYOR —el equivalente a la Liga de Fútbol Profesional en España— se habían separado de la Federación Colombiana y creado la Asociación Colombiana, que había comenzado a reclutar jugadores, fundamentalmente sudamericanos, a golpe de dólar, y Di Stéfano fue uno de ellos, recalando en el Millonarios. Los clubes de la Federación protestaron ante la FIFA y lograron que este organismo no reconociera a los equipos de la Asociación.
Pero el conflicto se fue alargando y la FIFA envió al italiano Ottorino Barassi al Congreso Sudamericano, celebrado en Lima en 1951. Barassi consiguió un acuerdo entre las partes afectadas, que inmediatamente fue conocido como el Pacto de Lima.
En síntesis, el Pacto de Lima reconocía a los clubes colombianos la propiedad sobre los jugadores del conflicto, entre ellos Di Stéfano, hasta el 15 de octubre de 1954, pero al tiempo les prohibía traspasarlos a cualquier otro club. A partir de esa fecha, la propiedad de estos jugadores revertiría a sus clubes de origen. Es decir, Di Stéfano era legalmente del Millonarios hasta el 15 de octubre de 1954, y después su ficha volvería a pertenecer al River Plate. (Anexo 1).
MARZO DE 1952. Este pacto y la consiguiente reincorporación a la FIFA de los clubes de la Asociación permitió a Millonarios realizar giras de exhibición por diversos países, entre ellos España, en marzo de 1952, y participar en el torneo organizado por el Real Madrid, como conmemoración de sus Bodas de Oro. Lo ganó y entre sus jugadores llamó poderosamente la atención su delantero centro, Alfredo Di Stéfano. La directiva madridista tanteó a la millonaria, que respondió sobre la imposibilidad de un acuerdo debido a una de las cláusulas del Pacto de Lima.
En las Navidades de 1952, Millonarios visitó Chile y Di Stéfano aprovechó para viajar a Buenos Aires. Decidió entonces no regresar a Colombia. Millonarios, esta vez perjudicado, protestó ante la FIFA y denunció que Di Stéfano, con contrato en vigor hasta el 15 de octubre de 1954, había percibido 4.000 dólares de la ficha en concepto de anticipo. La FIFA comunicó a las federaciones nacionales la anómala situación del jugador, advirtiendo de la imposibilidad de su fichaje.
- Por tanto, a comienzos de 1953, Di Stéfano se hallaba en Buenos Aires, en rebeldía con Millonarios, a quien pertenecía hasta el 15 de octubre de 1954, y con el compromiso de retornar al River Plate a partir del 1 de enero de 1955.
SALTO ATRÁS: 1950. Cambiando de coordenadas de tiempo y espacio nos situaremos en España en 1950.
La Selección española preparaba su intervención en el Mundial de Brasil y contrató para jugar partidos de entrenamiento a un combinado de jugadores exiliados de países de la Europa del Este, que se le conocía como Hungaria por tener mayoría de futbolistas húngaros. Destacaba su delantero centro, Laszlo Kubala, y Real Madrid y Barcelona pusieron sus ojos en él.
Comenzaron las negociaciones y el Madrid no aceptó la imposición de Kubala: que se contratase también como entrenador a Fernando Daucik, su cuñado. El Barcelona aceptó y se hizo con los servicios de Kubala, aunque por problemas burocráticos entre la Federación Húngara, la Española y la FIFA no pudo debutar hasta la primavera de 1951.
Después de una temporada plagada de éxitos, en la que conquista la Liga y la Copa, a la siguiente (1952-53), tras los primeros partidos, a Kubala se le detectó una afección pulmonar y comenzó un largo recorrido de consultas, reconocimientos, análisis y radiografías. Cuatro meses más tarde, varios doctores manifestaron su pesimismo sobre el futuro deportivo del jugador.
La desolación en el Barça fue enorme. Para mantener la supremacía alcanzada en el fútbol español había que buscar nuevas soluciones y el presidente, Enrique Martí, encargó al secretario técnico, José Samitier, el fichaje de una superfigura para paliar la baja de Kubala. Samitier entró en contacto con Di Stéfano, quien le comentó la situación en que se encontraba: con contrato con Millonarios hasta el 15 de octubre de 1954 y perteneciendo a River Plate a partir del 1 de enero de 1955.
El presidente barcelonista orilló a Millonarios y se dirigió al River, logrando un acuerdo telefónico con el presidente de la sociedad bonaerense. Por cuatro millones de pesetas se hacía con los derechos del River Plate sobre Di Stéfano, es decir, desde el 1 de enero de 1955.
22 DE MAYO DE 1953. Alfredo Di Stéfano llegó al aeropuerto de Barajas. Le recibió Samitier y sin pausa viajaron a Barcelona, tras pernoctar en Zaragoza. El jugador se instaló en Barcelona con su familia.
Mientras tanto, el 22 de febrero había reaparecido Kubala y el Barcelona volvió a proclamarse campeón de Liga y Copa. Estos éxitos hicieron que el Barça fuera invitado a la Pequeña Copa del Mundo, en Caracas. Martí, el presidente barcelonista, quiso aprovechar el viaje y declaró a la salida: “Solucionaré el fichaje de Di Stéfano”.
La entrevista entre Enrique Martí y Alfonso Senior, presidente de Millonarios, no acabó felizmente. Senior exigió 27.000 dólares (1.350.000 pesetas) por ceder los derechos de su club sobre Di Stéfano, cifra que a Martí le pareció exagerada. Sus declaraciones tras la fallida negociación resultaron explosivas: “El Barcelona está dispuesto a tener a Di Stéfano una temporada completa sin jugar. Millonarios debe rebajar sus exigencias”.
¿Fue entonces Alfonso Senior quien contactó con el Madrid o el club merengue quien tuvo la iniciativa? La realidad es que Álvaro Bustamante, vicepresidente madridista, envió a Bogotá a Raimundo Saporta con los 27.000 dólares que Alfonso Senior demandaba por la cesión de los derechos de su club sobre Di Stéfano. Hubo acuerdo y el Madrid se hizo con los derechos de Di Stéfano hasta el 15 de octubre de 1954. Saporta prosiguió viaje a Buenos Aires y visitó la sede del River Plate, donde pudo constatar que el Barcelona ya había efectuado un desembolso de dos millones de pesetas a cuenta de la cifra convenida (50%) y, por tanto, no podía el Madrid dar el golpe definitivo para hacerse con todos los derechos sobre el jugador, aunque sí obtuvo garantías de no beligerancia del River en un posible futuro conflicto.
Considerando, por tanto, que Di Stéfano era ya jugador madridista, Saporta viajó a Barcelona y mantuvo una entrevista con el jugador en el Hotel Regina, donde le abonó sus primeras pesetas como integrante de la plantilla madridista. Ante este detalle, Di Stéfano, que se sentía abandonado por el club azulgrana desde que el equipo partiera hacia Caracas —no había disputado más que tres partidos “festivos”, según sus palabras, en Masnou, Sitges y Palafrugell— comenzó a ver la vida de un color más claro y mucho más su esposa, Sara Alicia, a quien ya se le había presentado la preocupación cotidiana de estirar las pesetas de la compra familiar.
AGOSTO DE 1953. El 7 de agosto regresó de América la expedición barcelonista. Enrique Martí volvía sin la Pequeña Copa del Mundo y sin resolver el caso Di Stéfano por no pagar lo que pedía el Millonarios. El 9 de agosto, Samitier abandonaba la secretaría técnica del Barcelona tras una entrevista con Martí, en la que no llegaron a un acuerdo para renovar el contrato del viejo mago barcelonista.
Una semana más tarde, el presidente del Millonarios se reunía en Madrid con Santiago Bernabéu y cerraban definitivamente la operación del traspaso de Di Stéfano. Pero no estaba tan claro:
—El Barcelona no podía tramitar la solicitud de licencia para Di Stéfano en la Federación Española de fútbol sin la cesión de derechos a su favor que tenía el Madrid.
—El Madrid no podía tramitar la solicitud de licencia de Di Stéfano sin el visto bueno del River Plate, que a su vez había vendido sus derechos al Barcelona.
La pescadilla se mordía la cola y la Federación Española, ante la cercanía del final del plazo para inscribir jugadores extranjeros para la temporada 1953-54, se dirigió a la FIFA. En su respuesta, el máximo organismo futbolístico mundial decretaba: “Alfredo Di Stéfano no podrá jugar por ningún club español mientras su situación ante esta Federación Internacional no quede absolutamente aclarada”.
El 24 de agosto de 1953 entró en vigor la nueva disposición legal de la Delegación Nacional de Deportes sobre prohibición de nuevas incorporaciones de jugadores extranjeros al fútbol español. Sólo cabía una solución: Madrid y Barcelona deberían ponerse de acuerdo para, contando con el beneplácito de la FIFA, buscar una salida al futuro de Di Stéfano.
Todavía la directiva barcelonista hizo una última tentativa. El 26 de agosto se reunió en Madrid el vicepresidente Narciso de Carreras con Alfonso Senior. Fue Carreras, y no Martí, quien acudió a esta reunión por las malas relaciones que habían quedado entre el presidente del Barcelona y el del club colombiano.
El presidente del Millonarios confirmó al vicepresidente del Barcelona que todo estaba cerrado a favor del Madrid. Narciso de Carreras llegaba tarde para enderezar el rumbo equivocado tomado antes por su presidente.
Enrique Martí perdió los nervios y se dirigió unilateralmente a la directiva de la Juventus de Turín para traspasarle los derechos del codiciado jugador argentino. Este acto provocó la indignación de Alfredo Di Stéfano, que no había sido consultado. Ante la negativa del club turinés a entablar negociaciones sin tener el consentimiento de la FIFA, Martí cometió otro gravísimo error: se dirigió al River Plate intentando la anulación del contrato firmado entre los dos clubes y la devolución de todo el dinero (dos millones de pesetas) ya entregado al club bonaerense, cosa que el River Plate rechazó (Anexo 2).
Enrique Martí y su directiva comprendieron que la solución pasaba por Chamartín y la FIFA. El organismo internacional designó como mediador a Armando Muñoz Calero, ex presidente de la Federación Española de Fútbol. Éste decidió que Di Stéfano jugará para el Real Madrid las temporadas 1953-54 y 1955-56, y en el Barça las 1954-55 y 1956-57. Cumplidas estas cuatro temporadas, ambos equipos deberían ponerse de acuerdo sobre el futuro del jugador en España. (Anexo 3).
El acuerdo se firmó pero seguía existiendo el grave inconveniente de la prohibición del fichaje de extranjeros desde el día 24 de agosto anterior. Barcelona y Madrid elevaron un recurso de súplica al general Moscardó manifestando que las gestiones y compromisos entre todas las partes habían cristalizado con anterioridad a la entrada en vigor de la citada prohibición.
En la tarde del día 19 de septiembre, la Delegación Nacional de Deportes hacía público el siguiente comunicado: “Elevados a esta Delegación Nacional de Deportes, por varios clubs de fútbol, recursos de súplica con motivo de la propuesta hecha a la superioridad por esta Delegación sobre prohibición de fichajes de jugadores extranjeros profesionales de fútbol, y a la vista de las razones expuestas en las citadas súplicas, la Delegación Nacional, en sesión del día 18 del actual, acordó proponer a la superioridad que confirme dicha prohibición, con la excepción de aquellos fichajes que estuvieran en trámite de gestión con anterioridad al día 22 de agosto de 1953.
El acuerdo, cuyos términos están contenidos en esta nota, lo ha confirmado la superioridad en todos sus extremos”.
Por fin aparece una intervención de la superioridad jerárquica de la Delegación Nacional de Deportes, es decir, de un ministro del Gobierno español, que aprobaba tácitamente que Alfredo Di Stéfano, argentino, pudiera actuar dos temporadas en el Real Madrid y otras dos en el Barcelona. Ésta fue en todo este asunto la única intervención del centralismo franquista.
Gracias a esta decisión, además de a Di Stéfano, se les abrió las puertas a Faas Wilkes (holandés fichado por el Valencia), Andrés Prieto (chileno para el Español) y Carlos Ducasse (francés para el Valladolid). Los tres se encontraban en el mismo caso: sus fichajes se estaban tramitando antes de que se cerrara la importación de extranjeros.
El presidente Enrique Martí se responsabilizó de sus errores en todo el caso Di Stéfano y presentó la dimisión el 22 de septiembre. Se nombró entonces una Comisión Gestora, presidida por el ex presidente Agustín Montal (padre), quien convocó las elecciones que ganaría Francisco Miró Sans. (Anexo 4).
22 DE SEPTIEMBRE DE 1953. La ficha de Di Stéfano fue presentada al anochecer del día 22 de septiembre de 1953. Al día siguiente, Di Stéfano debutó en Chamartín frente al Nancy. El Madrid perdió 2-4 y La Saeta Rubia logró en el minuto 67 su primer gol como jugador merengue. Lo cierto es que su actuación, tras nueve meses ausente del fútbol competitivo, no despertó grandes emociones entre los aficionados. Su peso de 79,8 kilos estaba muy por encima del adecuado en buena forma. El domingo siguiente, 27 de septiembre, debutó en el campeonato de Liga.
Tras la quinta jornada, el Madrid aventajaba al Barcelona en dos puntos. El miércoles 14 de octubre, la Comisión Gestora, en su reunión semanal, decidió renunciar a todos sus derechos sobre Di Stéfano, siempre y cuando obtuvieran del Madrid la compensación económica por los gastos que toda la gestión había producido a las arcas barcelonistas. Bien fuera que a Daucik no le gustase el Di Stéfano que ya actuaba en el club blanco, bien que se considerase que bastaba y sobraba con un Kubala totalmente recuperado como líder del equipo, o que Di Stéfano pareciera una persona especialmente conflictiva, Agustín Montal y Alberto Maluquer manifestaron que el Barcelona era demasiado importante para compartir un jugador con un club rival y negociaron en Madrid con Santiago Bernabéu la solución final del caso.
El 25 de octubre, en la séptima jornada de Liga, se enfrentaron en Chamartín. Para ese momento compartían la cabeza de la tabla, con 10 puntos cada uno. Previamente al partido, resuelto a favor del Madrid por
5-0, con dos goles de Di Stéfano, se celebró una reunión entre directivos de ambos clubes, donde se firmó el documento que ponía fin al contencioso. (Anexo 5).
Después de todo este asunto, ¿cómo se puede afirmar sin faltar a la verdad que la dictadura y el centralismo español impidieron que Di Stéfano jugara en el Barcelona?
Mucha más intervención, favorable por supuesto, tuvo el Gobierno español para que Kubala, a quien rápidamente concedió la nacionalidad española, pudiese jugar en el club catalán.
La culpa principal del fallido destino de Alfredo Di Stéfano la tuvo Enrique Martí al no pagar a Millonarios el dinero que solicitaba el club colombiano (1.350.000 pesetas).
Las culpas añadidas fueron el abandono de Di Stéfano en Barcelona sin ningún apoyo del club, y la no renovación por el Barça del contrato de José Samitier, quien se había convertido prácticamente en el único amigo de Di Stéfano en la Ciudad Condal. La verdad que late en el fondo del asunto es que a partir de la recuperación de Kubala, el Barcelona perdió interés por Di Stéfano, cuyo fichaje ya se había vuelto demasiado complicado.
Santiago Bernabéu, por su parte, aprovechó los despistes del Barça y supo maniobrar bien.
Desde 1929 hasta 1953, año de la llegada de Di Stéfano, el Madrid sólo había ganado dos de las 21 Ligas disputadas hasta la fecha, ambas antes de la guerra. Ninguna todavía durante el franquismo. Desde 1953 ha ganado 28 de los 53 campeonatos disputados desde entonces.
ANEXO 1
EL 'PACTO DE LIMA'
Congreso Sudamericano. Lima, 1951
“Los jugadores de los Clubs de la División Mayor, habiendo pertenecido anteriormente a Clubs de las Asociaciones Nacionales de los ocho países siguientes: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador, Paraguay, Perú y Uruguay y, habiendo sido transferidos sin tener el certificado correspondiente de transferencia de parte de sus Clubs de origen, son autorizados a continuar jugando con sus Clubs respectivos y actuales de la División Mayor hasta lo más tardar el 15 de octubre de 1954. Inmediatamente después estos jugadores están obligados a regresar a sus Clubs de origen”.
“La Asociación Colombiana de Fútbol no está autorizada para transferir ni siquiera uno solo de estos jugadores a otra Asociación Nacional, a menos que no se haya hecho con arreglo previo a este respecto con la Asociación Nacional interesada”.
“Los jugadores de los Clubs de la División Mayor, transferidos sin un certificado de transferencia emitido por su Club de origen, y sin haber pertenecido a un Club de una Asociación Nacional de los ocho países arriba mencionados, habiendo sido suspendidos de este hecho por su Asociación Nacional correspondiente, quedan suspendidos y no son autorizados de continuar jugando con su Club actual de la División Mayor, hasta que no se haya hecho un arreglo, por el cual la Asociación Nacional competente levantará expresa y formalmente la suspensión promulgada anteriormente”.
Asimismo, los jugadores ilegalmente huidos de sus clubs, con contrato en vigor, deberían retornar a los mismos al finalizar los contratos suscritos con los equipos colombianos y con el plazo máximo del día 31 de diciembre de 1954.
ANEXO 2
EL RIVER PLATE SE LAVA LAS MANOS
Comunicado de Enrique Pardo, presidente del River Plate. Buenos Aires, 1953.
El 3 de septiembre, Enrique Pardo, presidente del River Plate, hacía público el siguiente comunicado:
1.º Cuando el River Plate transfirió a Di Stéfano al Club de Fútbol Barcelona no existía la resolución de la Federación Española que posteriormente prohibió la contratación de jugadores extranjeros.
2.º En el convenio de la transferencia de Di Stéfano no dejó constancia de que cualquier arreglo con el jugador era por cuenta y riesgo del C.F. Barcelona.
3.º Al hacer entrega de la transferencia de Alfredo Di Stéfano a la Asociación del Fútbol Argentino para formalizar su traspaso al Barcelona, el River Plate quedó totalmente desligado del jugador y “de los compromisos posteriores”.
4.º Si la Federación Española tomó una resolución posterior a la transferencia, “el River Plate no tiene nada que hacer”.
ANEXO 3
DI STÉFANO SE REPARTE
Acuerdo al que llegan Santiago Bernabéu, presidente del Madrid, Enrique Martí, presidente del Barcelona, y Muñoz Calero, miembro de la FIFA.
Madrid, 15 de septiembre de 1953
“ACUERDAN.- Primero.- Aceptar plenamente el arbitraje de don Armando Muñoz Calero, así como las siguientes cláusulas dictadas por el mismo, con la advertencia de que están inspiradas en el mejor deseo de solucionar esta cuestión, y que requieren previamente para su efectividad la aprobación por parte del Excmo. Sr. Conde del Alcázar de Toledo, delegado nacional de Deportes, del escrito de Súplica al mismo dirigido, y la anuencia de la Real Federación Española de Fútbol:
a) El jugador Alfredo di Stéfano, una vez cumplido el requisito reglamentario de su inscripción legal en la Real Federación Española de Fútbol, podrá ser alineado en el equipo representativo del Real Madrid F.C. en las temporadas de 1953-54 y 1955-56, y, por el Barcelona C.F. en las temporadas 1954-55 y 1956-57, tanto en los encuentros de competición oficial como en los amistosos o de entrenamientos públicos o privados que los respectivos Clubs consideren oportuno organizar.
b) Los Clubs Barcelona C.F. y Real Madrid C.F. designarán respectivamente un delegado que con plena autoridad liquidará los gastos efectuados por cada uno de los Clubs, aceptando el cargo del 50% del total para cada uno de ellos.
c) Finalizada la temporada 1956-57, ambos Clubs, con la conformidad del jugador Alfredo di Stéfano, y si así se lo permitieran las disposiciones legales entonces, decidirán sobre la posterior actuación de dicho jugador en España.
d) Los ya indicados Clubs podrán de mutuo acuerdo modificar las anteriores cláusulas, en el sentido de la cesión definitiva de derechos sobre el jugador, en favor de alguno de ellos, siempre que a esta modificación contractual no se opongan las disposiciones vigentes de los Organismos Superiores.
e) Sea cualquiera la resolución que la Delegación Nacional de Deportes adoptara en relación con el jugador Di Stéfano, ambos presidentes se comprometen a realizar el máximo esfuerzo para consolidar las amistosas relaciones deportivas que siempre han debido existir entre sus respectivos Clubs, de tan destacada raigambre en la afición futbolística de Barcelona y Madrid”.
ANEXO 4
LA DIMISIÓN DE ENRIQUE MARTÍ POR EL CASO DI STÉFANO
Barcelona, 22 de septiembre de 1953
“Aceptando la amable invitación que me hace el excelentísimo señor gobernador civil y consciente de mi deber, me creo en la obligación de dar pública cuenta de la causa de mi dimisión a los socios y simpatizantes del Club de Fútbol Barcelona. Iniciadas las gestiones para la adquisición, en traspaso, del jugador Alfredo Di Stéfano, con el River Plate, de Buenos Aires, no pudimos mantener relaciones oficiales con el jugador por estar reglamentariamente prohibido por la Real Federación Española, hasta tanto no fuera un hecho el traspaso.
Una vez tenida la anuencia del River Plate, nos pusimos en relación con el Club Millonarios, de Bogotá, y después de largas gestiones y vicisitudes se nos manifestó por su delegado que el club que presentara el pase del River obtendría también el de ellos. Esto no sucedió, ya que más adelante tuvimos conocimiento de que el presidente del Millonarios había cedido sus derechos al Real Madrid.
Hecha pública la disposición de la Delegación Nacional de Deportes sobre jugadores extranjeros, orden que acatamos respetuosamente, hicimos todos los posibles para traspasar el jugador a un club extranjero.
Como para esto necesitábamos la conformidad del Real Madrid, me trasladé a dicha capital y bajo los auspicios de un miembro de la FIFA, que se ofreció para ello, se hicieron todas las gestiones para efectuar el traspaso de acuerdo totalmente con el Real Madrid, sin lograrlo, en definitiva. En esta situación y tratando ya sólo de defender los intereses deportivos y económicos del club, y bajo el arbitraje del doctor Muñoz Calero, se dirigió una súplica conjunta al excelentísimo señor Delegado Nacional de Deportes, en solicitud de excepción para dicho jugador, ya que los trámites reglamentarios se habían cumplimentado con anterioridad.
No obstante, era necesario que ambos clubs se pusieran de acuerdo y tras arduo empeño mío en querer superar todas las dificultades, en un caso que, más que difícil me pareció especialísimo, sintiendo el pesar de presumir que no satisfaría la decisión, acepté el laudo y firmé el pacto, que establecía una igualdad económica y un contrato alternativo entre los dos clubs, con las salvedades de que de mutuo acuerdo podría ceder un club al otro definitivamente el jugador.
Inmediatamente después de dar cuenta al Comité Directivo del club, y sabiendo que el criterio de muchos socios hubiera preferido que se realizara de otra forma, se confirmó mi creencia de que cualquiera de ellos, con más acierto, podría cumplir la misión mejor que yo, presenté por mi propia voluntad la dimisión irrevocable, que ha sido aceptada por la Real Federación Española de Fútbol.
En la presidencia del Club de Fútbol Barcelona he puesto con ilusión toda mi posible capacidad de trabajo, y si el Club ha triunfado en lo deportivo ha sido gracias a la colaboración de mis compañeros de Directiva, de los servicios técnicos, de los empleados, entrenadores y, sobre todo, de los jugadores, a los que he animado siempre y tenido verdadero afecto.
No habiendo llevado a cabo todo lo que hubiera querido en beneficio del Club, no tengo ninguna razón para sentirme satisfecho; sin embargo, mis cinco años en la Directiva son bastante conocidos. Por eso, al dimitir no siento amargura.
He buscado el bien por la satisfacción de hacerlo, y a ello han tendido siempre mis anhelos por los colores azulgranas de mi querido Club de Fútbol Barcelona”.
ANEXO 5
EL BARÇA RENUNCIA A DI STÉFANO
Madrid, 23 de octubre de 1953
“En Madrid, a 23 de octubre de 1953, de una parte don José Vidal-Ribas Güell, como miembro de la Comisión Gestora del Club de Fútbol Barcelona, debidamente autorizado por la misma y en nombre y representación del referido Club, y de otra don Santiago Bernabéu de Yeste, como presidente del Real Madrid Club de Fútbol, y en nombre y representación del mismo, con relación al acuerdo concertado entre los Presidentes de ambos Clubs con fecha 15 de septiembre próximo pasado, bajo el arbitraje de don Armando Muñoz Calero, miembro de la FIFA, convienen y estipulan:
Primero. Que el Club de Fútbol Barcelona hace expresa renuncia en favor del Real Madrid Club de Fútbol de todos cuantos derechos le corresponden, a tenor de lo que se preceptúa en el apartado a) del acuerdo antes referido, sobre el jugador don Alfredo Di Stéfano, el cual, a partir de este momento, dependerá de la exclusiva disciplina del Real Madrid Club de Fútbol durante los cuatro años de vigencia del acuerdo antes citado.
Segundo. Que el Real Madrid Club de Fútbol, en compensación a esta renuncia, se compromete a reintegrar al Club de Fútbol Barcelona la cantidad de CUATRO MILLONES CUATROCIENTAS CINCO MIL PESETAS, importe de los desembolsos efectuados por el Club de Fútbol Barcelona, más los intereses del pago aplazado en parte que corresponde satisfacer al Real Madrid Club de Fútbol.
Tercero. La indicada cantidad de CUATRO MILLONES CUATROCIENTAS CINCO MIL PESETAS la hará efectiva el Real Madrid Club de Fútbol en la siguiente forma: UN MILLÓN DOSCIENTAS VEINTICINCO MIL PESETAS, que se entregan en este acto por cheque al portador número 329998 a cargo de la cuenta corriente número 20337 que el Real Madrid Club de Fútbol tiene abierta en el Banco Mercantil e Industrial, de Madrid. UN MILLÓN QUINIENTAS MIL PESETAS, en una letra aceptada por el Real Madrid Club de Fútbol, con vencimiento al 31 de julio de 1954, siendo el efecto empleado en esta operación de la clase primera número A3351252. SETECIENTAS CINCUENTA MIL PESETAS, en otro efecto aceptado por el Real Madrid Club de Fútbol, con vencimiento al treinta y uno de enero de mil novecientos cincuenta y cinco, siendo el efecto empleado para esta operación de la clase primera, número A3351253. NOVECIENTAS TREINTA MIL PESETAS, en otra letra aceptada con vencimiento el treinta y uno de julio de mil novecientos cincuenta y cinco, siendo el efecto empleado en esta operación de la clase primera número A3351254. Este efecto enjuga el saldo total de la cuenta aplazada y los intereses correspondientes a la misma y con ello quedan canceladas todas las obligaciones que el Real Madrid Club de Fútbol hubiera contraído con el Club de Fútbol Barcelona por cesión de los derechos que este Club ostentaba sobre el jugador señor Di Stéfano. Y para que así conste y surta todos los efectos, lo firman por cuadriplicado las partes en Madrid, en la fecha arriba indicada”.