Una escultura de Zarra junto a San Mamés
Ahora que el aparato futbolístico y mercadotécnico de Messi y Cristiano lo barre todo, es el momento de rescatar, reivindicar y honrar a Zarra. Si algún de club fútbol ha de mirar el pasado para poder seguir proyectándose con ilusión en el futuro, ese es el Athletic. El Athletic entendido como algo que transciende a la entidad deportiva. El Athletic como colectivo, como una manera de entender y vivir la fiesta del fútbol.
El futuro rojiblanco se adivina, como siempre, cada vez más prometedor y con éxitos cada vez más próximos. Si no fuera así, carecería de sentido ser del Athletic. Y en el pasado, en ese pasado del que estamos orgullosos, existe una Trinidad indiscutible. Una Trinidad compuesta por el símbolo de los tiempos heroicos, el goleador mítico y el portero de la madurez: Pichichi, Zarra e Iribar.
El primero, que es sinónimo de “hombre-gol”, ocupa un lugar privilegiado dentro del campo de fútbol de San Mamés. Probablemente ningún otro futbolista sea homenajeado con un busto junto al césped, en la boca del túnel de vestuarios, que recibe las flores de homenaje de los equipos que visitan Bilbao por primera vez. El tercero, guardameta de referencia mundial, imagen viva del Club, caballero y señor, se encuentra perfectamente y da gusto verlo. Por eso este es el momento de subrayar al segundo. A Telmo Zarraonaindia. El gran Zarra.
Las cifras de un gigante
Zarra logró 333 goles con el Athletic Club. Fue Pichichi en 6 ocasiones. Transformó 251 goles en Liga y 81 en Copa. Formó parte de una delantera legendaria junto a Panizo, Venancio, Iriondo y Gainza.
Cualquier delantero que amanece a la Primera División se mide con la memoria de Zarra. Pero únicamente Messi o Cristiano Ronaldo le han alcanzado. Deportistas de otro tiempo, con otra competición, otra preparación física, otros materiales, otros médicos… Comparar a Zarra con Cristiano Ronaldo es comparar a un cazador con un arco y flechas con otro que lleva un rifle con mira telescópica ¿Cómo cotejar el talento o la valía de uno y otro? ¿Es el simple número de piezas un baremo fiable?.
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Es el momento de reivindicar a Zarra. Y con él, al Athletic de entonces y al de siempre; también al Athletic del porvenir. No podemos esperar que se resalte la memoria de Zarra en Barcelona o en Madrid. Ya tienen a Ramallets, a Cruyff, a Zamora, a Diestéfano. Y a Cristiano Ronaldo. Y a Messi. Les basta y les sobra con eso.
Es cierto que Zarra ya cuenta con un busto. El del homenaje de las Peñas que se alza en los campos de entrenamiento de Lezama. Ese busto, que es hermoso, se encuentra en un lugar al que acceden los muy amantes del Athletic. Abriendo el abanico, los muy amantes del fútbol. Y debe seguir donde está, en ese cruce de senderos que llevan de la niñez a la juventud, del ansia por jugar a la satisfacción de entrenar.
Zarra, y ese activo de futuro de Athletic que es la propia memoria de sus éxitos, necesita un sitio en el que se exhiban ante paseantes, urbanitas, curiosos, turistas, despistados, tirios, troyanos, madridistas, culés, marcianos y ángeles. Y ese punto es la ciudad, Bilbao. Y, dentro de la ciudad, el espacio alrededor de San Mamés. Es perfecto. Justo. Necesario.
Se trata, como el propio fútbol, y como el Athletic, de una costumbre con arraigo británico: Bobby Moore, Bill Shankly, Bobby Charlton, Denis Law, George Best y Alex Fergusson, entre otros muchos, cuentan con monumentos junto a los estadios en los que triunfaron.
¿Por qué no Zarra? Un Zarra saltando de cabeza, con su camisola rojiblanca, los brazos abiertos, las piernas tensas, para conectar un cuero con la frente…
http://asieryjavier.com/2014/12/10/una-escultura-de-zarra-junto-a-san-mames/