Stage de pretemporada en los ídilicos parajes de St. Andrews (Escocia). Es verano de 2008 y un joven Josep Guardiola empieza el reto más importante de su vida profesional: entrenar al primer equipo del FC Barcelona, su equipo, su casa. Esta es la carta de presentación de un inexperto entrenador que unos pocos meses después acabaría dominando el mundo.
Guillem Balagué, autor de la biografía de Pep Guardiola como entrenador del Barça, quiso adelantar en su día un pequeño extracto de su obra en el diario inglés 'The Telegraph' y lo hizo precisamente con el discurso con el que Guardiola se presentó en 2008. Con la ayuda de varios de los presentes en aquella charla (Xavi, Messi, Iniesta, Henry, Piqué, Henry, Eto'o o Tito Vilanova, entre otros), Balagué logró reconstruir con bastante precisión las palabras que Guardiola dijo aquel día y que suponen el día 1 del ciclo más exitoso en la historia del club blaugrana.
Este fue el discurso:
"Señores, buenos días. Pueden suponer la enorme motivación que es para mí estar aquí, dirigir a este club. Es el mayor honor. Amo este club por encima de todo. Jamás tomaría una decisión que fuera contra este club o que pudiera perjudicarle. Todo lo que voy a hacer está basado en mi amor al Fútbol Club Barcelona. Queremos y necesitamos orden y disciplina.
El club acaba de atravesar una época en la que no todo el mundo ha sido todo lo profesional que debería. Ya es hora de que todos salgan a correr y a dar el máximo.
He sido parte de este club durante muchos años, y estoy al corriente de los errores que se han cometido en el pasado. Yo os defenderé hasta la muerte, pero también os puedo decir que voy a ser muy exigente con todos vosotros: Justo como lo seré conmigo mismo.
Solo os pido una cosa. No os voy a reñir por fallar un pase ni por errar un cabezazo que nos cueste un gol en contra, siempre que sepa que estáis dando el cien por cien. Puedo perdonaros cualquier error pero no os perdonaré que no deis vuestro corazón y alma al Barcelona.
No os estoy pidiendo resultados, sino rendimiento. No aceptaré que nadie especule con el rendimiento, que se esfuerce a medias o que no lo dé todo.
Esto es el Barça, señores; esto es lo que se nos pide a nosotros y es lo que yo voy a pediros. Tenéis que darlo todo. Un jugador por sí solo no es nada, necesita a sus compañeros y amigos alrededor: todos los que estamos en esta sala, la gente que os rodea ahora mimo.
Muchos de vosotros no me conocéis, así que emplearemos los próximos días en formar el grupo, incluso una familia. Si alguien tiene algún problema, yo estaré siempre disponible. No solo en materia deportiva, también en lo profesional, familiar o del entorno.
Estamos aquí para ayudarnos a los otros, y asegurarnos de que haya la suficiente paz espiritual como para que los jugadores no sientan tensión ni división. Somos uno. No somos pequeños grupos, porque en todos los equipos eso es lo que acaba matando el espíritu del equipo.
Los jugadores que están en esta sala son muy buenos, así que si no logramos ganar nada será nuestra culpa. Vamos a permanecer juntos cuando lleguen tiempos difíciles. Aseguraos de que no se filtre nada a la prensa. No quiero a nadie haciendo la guerra por su cuenta.
Vamos a estar unidos, tened fe en mí. Como exjugador he estado en vuestro lugar, se por lo que estáis pasando y lo que estáis sintiendo.
El estilo viene dictado por la historia de este club y vamos a ser fieles a él. Cuando tenemos el balón no podemos perderlo. Cuando eso suceda, hay que correr y recuperarlo. Básicamente, eso es todo".
Esta fue la carta de presentación, el resto es historia.