La típica suerte de hacer una competición con 2,2 goles por partido. La de toda la vida.
Pero tampoco os engañéis, que aunque pretendan desprestigiar el título acudiendo a la suerte (esta vez no pudieron hacerlo con lo de los rivales fáciles, o los árbitros, o los atletas), les ha jodido exactamente igual.
Imaginad cada una de esas remontadas pero en sentido contrario. Imaginad tened puesto el pijama, querer irte a dormir y estar deseando que acabe el partido con la puta eliminación del Madrid, que esta vez sí, que tres goles no remontan. Imaginad el dolor.