Que opinión os merece el televisor Samsung Q77 de 65 pulgadas

Adquirí emocionado un televisor Samsung Q77 de 65 pulgadas, maravillado por su calidad de imagen y sonido. Pero con el tiempo, mi relación con él se tornó obsesiva. Pasaba horas frente a la pantalla, absorbiendo cada detalle de los programas y videojuegos.

Poco a poco, comencé a percibir señales extrañas. Creí escuchar susurros provenientes del televisor durante la noche, como si tuviera una vida propia. Convencido de que había algo más detrás de esta sensación, decidí investigar.

Desmonté el televisor en busca de micrófonos ocultos o cámaras, pero no encontré nada más que circuitos y cables. Sin embargo, mi obsesión no hizo más que crecer. Empecé a hablarle al televisor como si fuera una persona real, compartiendo mis pensamientos más íntimos y buscando respuestas a preguntas existenciales.

Mi familia comenzó a preocuparse al ver mi comportamiento cada vez más errático. Intentaron convencerme de buscar ayuda profesional, pero yo me negaba rotundamente. Me sentía completamente atrapado en mi propia paranoia.

Finalmente, una noche, alcanzando el punto más alto de mi obsesión, abracé al televisor con fuerza, convencido de que contenía la clave para mi felicidad. Grité incoherencias mientras mis familiares, preocupados, llamaban a emergencias.

Después de ser llevado a un centro de salud mental, me di cuenta de la profundidad de mi desesperación y la magnitud de mi locura. En mi habitación vacía, el televisor Samsung Q77 de 65 pulgadas permanecía en silencio, testigo mudo de mi descenso a la locura.