Hola!
Hace dos años y medio me mudé a una villa rural en la Patagonia de Chile, donde mi mujer empezaba a trabajar en el municipio. Después de unos meses de relax y de montar la casa empecé a trastear con Angular y por facilitar un poco el trabajo a mi mujer, le hice una aplicación web para gestionar los vehículos municipales. Después me pidió un calendario simple. Después la idea fue creciendo. En el municipio todo era o papel o correo electrónico. Así que me puse manos a la obra y recolecté mi experiencia haciendo aplicaciones para el sector público para hacer algo que realmente sirviera. En octubre de 2018 se lo presentamos al alcalde, y tras la firma de un convenio de colaboración y un mes de marcha blanca, en enero de 2019 empezaron a gestionar parte del municipio con mi plataforma. De ellos no veo un duro, pero dan una valiosa información y feedback.
Ese mismo mes formalicé la empresa por si acaso.
Empecé tibiamente a hacer actividad comercial y he de decir que mis primeros resultados no fueron muy alentadores. Un posible cliente se echó atrás por otros temas. Los otros contactos no tuvieron muy buenos resultados. Fracasos propios de la inexperiencia. Mientras tanto, desde el municipio seguían naciendo necesidades y el software seguía creciendo en unas necesidades no cubiertas y con un nicho de mercado poco atendido. Mi visión era clara: ofrecer un servicio a los pequeños municipios de Chile, que apenas están digitalizados, a un precio competitivo y con un software a medida que cubra sus necesidades diarias.
En agosto de ese mismo año la primera gran noticia: me había adjudicado unos 20.000€ de un proyecto Corfo, a los que yo tenía que poner unos 6.000€. Ese mismo mes empecé a trabajar para EEUU en remoto. El proyecto se empezó a ejecutar en diciembre.
El proyecto no estuvo muy bien planteado por mi parte. Mala asesoría y gestión de mi contraparte y yo demasiado metido en mejorar más el servicio y hacerlo más atractivo. Mi foco comercial no estaba bien apuntado. Como parte del Corfo tuve unas sesiones de mentoría que me aportaron puntos de vista y direcciones que no había considerado. Pero seguía sin vender nada. Pero, además de tiempo y unos pocos euros de AWS, no estaba arriesgando nada.
En marzo 2020 apareció el covid. Maldito y bendito Covid. De golpe todos los municipios de chile, y toda la sociedad ya que estamos, se vieron abocados al teletrabajo. Hacer reuniones por Zoom ahora es la norma, no la excepción. De un día para otro todos mis posibles clientes se vieron en la necesidad de contar con herramientas digitales, incluso los municipios más pequeños. Sobre esta fecha se subió al carro un ex compañero de trabajo, que se quedó en el paro y con el que trabajé muchos años. Los yankees me echaron.
En Junio 2020 firmamos un contrato de colaboración con un reseller. Ellos venden nuestro servicio al mismo precio que nosotros y se llevan un porcentaje. De algún modo llegaron a nuestra página.
En Agosto 2020 conseguimos nuestra primera venta con el reseller. El 20 de septiembre partió en producción. Ese mismo septiembre un posible cliente de marzo nos confirmó para el presupuesto 2021 tras venderle un servicio simple y barato de firma digital (que es parte de nuestro servicio completo).
Este octubre, y en apenas dos semanas, hemos conseguido nuestro tercer cliente. Ya hay un patrón. El servicio gusta en todas las demostraciones que hacemos. Hoy hemos tenido 3 y mañana otras dos más.
Hoy he cobrado mi primer sueldo de mi propia empresa. En estos dos años emprendiendo una de las mayores lecciones que he aprendido es a controlar las emociones, no dejarse llevar por la euforia o la frustración. Pero joder, hoy creo que me lo he ganado.
Respondo preguntas si alguien tiene interés.
RPV: Tras dos años intentando emprender con un SaaS municipal, he cobrado mi primer sueldo de mi propia empresa en Chile.