Llevo tiempo enfermo, me muero por tener un ordenador. Escribo en un Lenovo del 2015, para procesar un texto necesito la paciencia de un Moisés.
Así que se me infiltra en los sueños y me ocurre lo siguiente:
Una tienda castiza de informática, en la esquina de un antiquísimo centro comercial de barrio. Aparezco allí de noche pero el paisaje está distorsionado, los acabados no son muy lógicos y la iluminación es incoherente.
Yo deseo enfervorecida-mente, un ordenador, pero lo quiero sólo para en mi poco tiempo libre sentarme 4 o 5 horas a jugar al PUBG. Trabajo, mucho, pero no tengo suficiente dinero para meterme en una compra o financiación ( padre de familia, cargas)
Entonces veo que en las cornisas que rematan la cristalera del escaparate hay una cantidad terrible de ordenadores de última generación, con carcasas ónix como piel de Alien, y rebosantes botones de color verde neón fluido. En el sueño mi moral sigue activada, mejor dicho, mi temor a las repercusiones legales de mis actos, y considero que aunque esos ordenadores están a mi alcance y no hay nadie vigilando, robarlos puede suponerme un gran problema.
Total que voy a subirme a alcanzar mi premio cuando aparece la jefa de la limpieza de mi trabajo y me mira desaprobadora subida a su carrito de limpieza móvil, me mira, decrepita y me juzga como un sheriff sobre un caballo inútil. Su presencia censuradora me deja indiferente pero cuando voy a tirar del pc, veo que están todos unidos por una red de cables, cables cárnicos negros engrasados y si tiro de uno arrastro un montón de ordenadores y al ser tantos y estar unidos no puedo con ellos, están atados entre sí.
Desisto del hurto y a la derecha, en la noche oscura, un joven de mi infancia espera sentada bajo la luz móvil de un farola. Me siento con ella y la miro, soy capaz de ver el sufrimiento que le ha causado ser hija de su madre. Entonces ella se descubre los senos que son enormes y colmados y yo voy a acurrucarme en ellos cuando veo que su cara está como manchada de sucio aceite. Como si se hubiera maquillado con grasa de motores.
Me aparto de ella movido por un súbito rechazo.
Despierto, abro la tapa del lenovo y escribo esto.
No todo.