Gor es el mundo creado por John Norman para sus novelas de la serie Gor. Es un planeta situado en el sistema solar, en una orbita estable opuesta a la de la Tierra, justo al otro lado del sol. Gor está habitado por personas que en su día fueron secuestrados de la Tierra para ser llevados hasta ese planeta, por una raza de seres insectoides a la que se conoce como los "Reyes Sacerdotes" ("Priest Kings" en inglés), una raza altamente
desarrollada tecnológicamente, de una inagotable curiosidad científica. Los Reyes Sacerdotes viven en Gor, en las inexpugnables Montañas de Sardar, dedicados a sus experimentos y a sus asuntos, y muy poco preocupados por lo que hagan los humanos en el planeta excepto en un asunto: la tecnología. Los Reyes Sacerdotes prohiben bajo pena de muerte, (pena de muerte que se aplica sumariamente con sus armas misteriosas), cualquier avance científico o incluso social excepto los relacionados con la medicina. De esta manera, en Gor no hay sistemas de comunicación a distancia, no hay
armas más sofisticadas que espadas, lanzas o arcos y ballestas, no hay aleaciones avanzadas de metales, no hay ninguna clase de motores, etc. Pero, por el contrario, la medicina está tan avanzada que en Gor las personas no envejecen y la mayoría de enfermedades están controladas.
A causa de estas prohibiciones, la sociedad de Gor recuerda al estadio de avance de la sociedad pre-helénica. Avances sociales como la democracia o los derechos humanos no existen ni tan solo pueden ser imaginados por las mentes de los habitantes de Gor. Las armas se limitan a las armas de la Grecia clásica, con la diferencia de que el sentido del
honor goreano prohibe cualquier tipo de armadura personal que no sea un casco o un
escudo.
Los trasnportes se limitan a la tracción animal con lo que no es raro ver caravanas en Gor que transportan mercancías de una ciudad a otra. Y el sistema de gobierno suele estar cerca de la tiranía de unas castas elevadas, distribuidas en ciudades-estado al más puro estilo de las Polis griegas. La esclavitud existe y es uno de los pilares indiscutibles de la sociedad goreana, más allá de cualquier duda moral puesto que es parte de la vida normal de Gor desde que el tiempo es tiempo. La vida en Gor no es fácil. La vida en Gor no es justa. Pero la vida en Gor no es anárquica.
QUÉ NO ES GOR?
Gor no es un mundo dedicado al BDSM. En Gor, los castigos físicos no se aplican como una decisión libre entre dos personas libres con el fin de dar placer. Los castigos físicos en Gor están pensados para castigar o para doblegar la voluntad de las personas, ya sea como cumplimiento de la ley como por entrenamiento básico. Es más, leyendo
los libros de Norman se puede ver muy claramente que los castigos físicos que se encuentran en sus novelas son muy poco imaginativos y muy poco sofisticados a los ojos de cualquier entendido o incluso novicio en el mundo del BDSM.
Gor tampoco es una sociedad basada en el modo de vida D/s. La submisión en Gor no es voluntaria y de mutuo acuerdo como en una relación entre Dominante y sumisa, sino que es una sumisión forzada y apoyada y mantenida por la ley.
Un Amo en Gor no es un Dominante que cuida y guía a su sumisa, enseñándola y teniendo cuidado de ella. Un Amo en Gor es un propietario de una propiedad privada, por la que pagó en su momento un buen dinero, y a la que utiliza exactamente como utilizaría a una buena herramienta o a un buen animal o a una hermosa obra de arte. Un Amo de Gor es un propietario de esclavos, más cerca de la tradición del Viejo Sur
de Estados Unidos antes de la Guerra Civil, que de la figura de un Dominante. Y un esclavo no es un sumiso que libremente ha elegido este tipo de vida, sino alguien que ya nació en esta condición o que, por la fuerza de un duro entrenamiento, la ha asumido como algo natural. un esclavo en Gor no se entrega libremente, sino que no tiene más remedio que entregarse por completo porque no conoce otra forma de vida y porque, de una forma u otra, tambien está convencido de que es la forma de vida más justa.
Gor tampoco es El Señor de los Anillos. Aquí no hay elfos, ni orcos, ni hobbits ni un gran Mal que tiene que ser derrotado por el Bien. En Gor no hay ni buenos ni malos.
No hay blanco y negro. Gor es como la vida real en la que todo son matices de gris. El bueno lo es porque es tu aliado o tu amigo y el malo lo es porque es tu enemigo. Sin grandes razones morales judeocristianas detrás. En Gor tampoco hay magia (más que la alta tecnología de los Reyes Sacerdotes) ni magos o hechiceras. Y el sentido del honor de Gor es un sentido del honor basado en premisas muy duras, muy rígidas, muy estrictas, pero no exento de un muy elevado sentido del sacrificio.