Mi descartado del Top 50 procede de lo más desconocido de las Tierras de Spira, tierras que siempre han estado amenazadas por este monstruo de gigantescas proporciones.
La primera impresión de Sin es algo así como el azote que Spira devuelve a sus habitantes, por pecadores y malas personas. Poco a poco y a medida que nos adentramos en la maravillosa historia de Final Fantasy X descubrimos que Sin significa mucho más.
Básicamente, aprecio a Sin por ser un completo cabronazo que cada diez años vuelve al mundo para sembrar el pánico, la muerte y el dolor a unos habitantes que están condenados a sufrir su ira. Además, quien ose prepararse para derrotarlo, morirá al conseguirlo, si es que supera el duro peregrinaje. Simplemente sublime, Sin es muerte y todo lo que le rodea y provoca es destrucción y muerte.
Percibiendo esto, era inevitable sentir angustia cada vez que este monstruo aparecía. Simplemente al escuchar su nombre te estremecías porque sabias que nada bueno iba a pasar en aquel momento.
Mientras el peregrinaje de Yuna avanza las dudas sobre el origen y el desenlace disminuyen y hace que, todavía más, nos arrepintamos de vivir en este mundo, atemorizados una y otra vez por este bicharraco. También, descubrimos que lo más importante que Sin tiene se encuentra en el interior (qué emotivo) y que es el punto de conexión entre el mundo de Tidus y Yuna.
Lamentablemente, Sin fue uno de mis descartados ya que Lavos ocupaba mejor su lugar, quizás por esperar tantos millones de años para destruir el planeta.