Harold Alexander, Mariscal del Reino Unido envia un comunicado desde Nápoles al entonces primer ministro Británico Wiston Churchill.
"He insistido para que se avance audazmente con los medios acorazados".
Contestación...
"Celebro que imponga su punto de vista en lugar de atrincherarse en la cabeza de playa".
“La Bestia despierta” DOD_ANZIO
El sargento Ian Collins parecía nervioso aquella mañana, habiamos desembarcado sin ninguna incidencia grave, salvo algunos accidentes normales con los carros de combate y el equipo en general, nada serio en definitiva. Recibimos orden de empezar a cavar trincheras y colocar alambradas y material de contención. Cuando me disponía a coger mi pala el sargento se acercó a mi.
Justin, toma diez hombres y comienza a cavar en toda esa linea del frente, rellenad sacos quiero una posición defensiva a todo lo largo de ese perimetro, colocar una calibre treinta cubriendo esas entradas desde las casas – dicho lo cual quedó meditando, como tratando de recordar algo más. Por lo poco que habiamos presenciado de aquella ciudad fantasma las casas se apelotonaban en grupos de viviendas no superiores a cuatro pisos, construcciones prácticas que daban al lugar un aspecto extraño, como de otro siglo, el sargento continuaba mirandome con la mirada perdida.
Señor, ¿No habiamos recibido órdenes de avanzar?, me refiero a que el camino está limpio, no hay señales de los alemanes por ningun lado – el sargento hizo un rápido reconocimiento a su alrededor.
Bueno, pues parece que nos quedamos un día más hijo, son órdenes, asi que coge a esos hombres y quiero esa linea defensiva lista para la noche, ¿Entendido?
Si señor, lo estará.
Buen chico – dicho lo cual dio media vuelta y se encaminó hacia la tienda de comandancia.
Terminamos casi a las nueve, según mi reloj. Terminamos rendidos, la tarde había sido agradable, habiamos estado bromeando con los novatos, asustandoles, contando temibles historias sobre los alemanes, a algunos se les veia nerviosos, los otros simplemente continuaban cavando tratando de no oir ni pensar demasiado acerca del enemigo.
Comenzé a andar hacía la tienda del sargento para darle novedades. Por el camino me crucé con varios amigos con los que había servido y luchado en varias ocasiones en el frente italiano, salude a algunos que jugaban al poker mientras reian y se mofaban de los novatos, me fijé en que en una de estas reuniones estaba Jhon Kassey, con el que había servido y luchado desde el principio en esta maldita guerra, le vi y me dirigía a saludarle, me había visto y mantenía la mano en alto llamandome para que me uniera a ellos, sonreí y pensé, ¿Por qué no?. Un silbido agudo cruzó el aire, la certeza de saber a que pertenecía me hizo mirar en todas direcciones, y alguien dió el aviso gritando.
!Morteros! el primero de los proyectiles cayó justo entre medio de mis compañeros, me hayaba a unos diez metros cuando el proyectil hizo volar por los aires tienda, soldados y todo lo que había alrededor en un radio de cinco metros, los cascotes y el olor a carne humana quemada llenaron el ambiente. Caí al suelo conmocionado por la certeza de la muerte de mi amigo, levanté la cara del suelo y vi algo terriblemente doloroso, la cabeza de Jhon permanecía unida al casco pero no así su cuerpo, mantenía los ojos abiertos de par en par con la misma cara de sorpresa que tenía cuando el proyectil se acercaba y trataba de correr. El caos alrededor no tardó sino unos segundos en convertirse en la peor de las pesadillas, al primer disparo de mortero se le unió la artillería pesada. Traté de ubicarme dado que perdí toda noción tras la primera de las explosiones, me repuse y me dirigí corriendo hacía mi tienda a por mi arma y para reunir a los soldados. Los proyectiles silbaban en el aire dando a la escena el aspecto de lluvia de sonidos, pero no era tan inofensivo como esto. Las explosiones se sucedían en todo el perimetro de la playa, los soldados gritaban, unos tratando de tomar su equipo, otros sangrando con heridas que en algunos casos pude notar que eran mortales.
Salté a la trinchera y me protegí tras los sacos, vi a uno de los novatos aferrado a su arma sollozando, di un rápido vistazo alrededor pero no localicé al sargento.
¿Alguien ha visto al sargento Collins? – la única respuesta que obtuve fue el silencio y el ruido de los proyectiles de mortero barriendo la playa. Oí un silbido más agudo de los normal y me cubri rápidamente en posición fetal con la boca abierta y agarrando mi casco. La explosión derribó varios sacos que cayeron sobre nosotros. La arena me llegó hasta la garganta y me dificultaba la respiración, un pitido agudo se había adueñado de mi cerebro y mi mente embotandola por completo.
Noté como alguien caia a mi lado y pensé que sería alguien cubriendose, pero lo que vi me espantó, ya no solo por la muerte del sargento, sino por lo que eso implicaba. Ahora estaba yo al mando de casi ciento cincuenta soldados, me maldije por mi estupidez al haber aceptado aquel puesto de cabo, en aquel entonces no sabía lo que eso suponía, subitamente el calibre treinta comenzó a escupir fuego, pude ver a Kevin sandler empuñandola y dirigiendo las trazadoras hacia la primera linea de casas, justo en un hueco que quedaba entre la muralla construida como dique y la esquina de una de las casas.
La primera oleada de alemanes provocó el pánico en varios puntos de la playa, miré hacia Kevin – Sigué batiendo esa zona, un operador con él, quiero munición a su lado en todo momento – vi como uno de los soldados se dirigía a por la munición y los demás me miraban con la misma mirada de confusión que yo trataba de esconder.
Bien los demás a mi señal seguidme tenemos que salir de aquí, no pareis hasta encontrar refugio en ese dique, no pareis aunque caigan vuestros compañeros, es nuestra única salida. Lo haremos por saltos el primer grupo que me acompañe, el segundo grupo dará fuego de cobertura, quiero oir saltar esos avisadores de los cargadores, que ningún aleman asome la cabeza, queda claro – vi gestos de asentimiento, pero no de convencimiento, y no les culpé a mi me sucedía exactamente lo mismo, pero mi condición me obligaba a tomar una decisión y la tomé con todas las consecuencias, giré en redondo para comprobar que todos me habían escuchado, y di la orden.
Adolf Hitler había ordenado, al ver la opción que se le ofrecía: "Ese absceso de Anzio debe eliminarse sin piedad", Tuvimos el camino libre hacia Roma, ahora simplemente luchamos por mantenernos vivos, el general John P. Lucas se esconde en su bunker, y nosotros luchamos denodadamente por hacer retroceder a los alemanes, pero Las divisiones 3ª Panzergrenadier y la Panzerdivisionen Hermann Göring luchan con fiereza, como bestias salvajes.
Nuestras perdidas son incontables, los fallos tácticos se pagan. Por unas horas de espera somos nosotros los que luchamos por sobrevivir cuando debió ser al contrario, que dios nos ayude.
Hoy han llovido octavillas con propaganda, haciendo mella en la moral de las tropas de una manera espectacular, cuando leo me parece darles la razón "Anzio es un nuevo Dunkerque, ¿por qué vas a ser tú uno más de esos cadáveres en descomposición?" la guerra psicologica ha comenzado, solo quiero que esto termine cuanto antes, el infierno es tal que he llegado a creer ciegamente en que es mejor morir que mantenerme ni un segundo más en estas costas de la desesperación.
Churchill escribiría después: "En lugar de echar un gato salvaje a las playas de Anzio, todo lo que se había conseguido era hacer que acabara así una ballena varada".
Continuará…
Espero que os guste un saludo y comenzaré a poner de nuevo mis historias aquí, por cierto desearme suerte en el certamen, un saludo a todos
La primera parte la encontrareis aquí
http://www.media-vida.net/vertema.php?fid=2&tid=54338
