La Asociación Americana de Museos ha dado un paso más en sus intentos por restituir las obras robadas en la Europa nazi, con la creación de un registro central informatizado que se puede consultar por Internet. El registro reúne las obras de arte que cambiaron de manos en Europa entre 1933 y 1945, y que se conservan en museos de EE UU.
En tan sólo una semana, el portal tenía listados de más de 6.000 piezas de arte que se hallan en 71 museos. Con todo, la asociación advierte claramente que la presencia de un objeto en el portal no significa que fue robado por los nazis, y cabe la posibilidad de que fuera vendido o cambiase de manos en algún lugar de Europa en esos años.
Además de saquear el legado artístico en los países que ocuparon durante la II Guerra Mundial, los nazis también se dedicaron a forzar a los marchantes a vender objetos de valor artístico e histórico propiedad de judíos o de opositores al régimen a precios artificialmente bajos.
Antes de comenzar la guerra, a finales de la década de los treinta, los líderes nazis expropiaron las colecciones artísticas de los judíos alemanes. A partir de 1938, el expolio se extendió por todos los países ocupados. Sólo en Francia, el historiador Héctor Feliciano ha cifrado en 203 el número de colecciones que pasaron a manos alemanas, cantidad que representa cerca de un tercio del coleccionismo privado francés de antes de la guerra. En cifras globales, se expoliaron alrededor de 200.000 obras de arte. Los líderes nazis nutrieron sus colecciones con una parte considerable de las piezas saqueadas. Pero otra parte salió del territorio dominado por el Reich a través de los países neutrales, en especial, a partir de 1944, cuando la derrota ya era evidente.
En Alemania se ha anunciado la creación de una comisión para la devolución de obras de arte robadas en la época nazi, lo cual ha suscitado opiniones encontradas. La primera de las reacciones ha sido de sorpresa: ¿cómo es posible que después de casi 60 años de la Segunda Guerra Mundial el Gobierno alemán no haya buscado la posibilidad de devolver las obras? La respuesta es compleja y guarda relación con la responsabilidad de Alemania de cara a su historia y también con un cierto oportunismo cultural.
La obras de arte confisadas entre 1933 y 1945, corrieron destinos complejos. Algunas, como las obras del llamado arte anti ario, fueron en gran parte destruidas. Sin embargo, existen evidencias de que muchas de ellas fueron a parar a marchantes de arte, quienes las vendieron a coleccionistas privados de todo el mundo. Pero las búsquedas se centran principalmente en el arte robado a los ciudadanos judíos tanto en Alemania como en los países ocupados por los nazis.
La idea de que importantes obras de arte expuestas en museos de varios paises formen parte del saqueo general que emprendieron los nazis, ha sido rápidamente desmentida por algunos historiadores especializados en el tema.
Según estos historiadores las obras incautadas por los alemanes, en su enorme mayoría propiedad de judíos, cayeron en manos de coleccionistas nazis como Göring o en museos alemanes, donde aún no se puede aclarar del todo su origen; las obras no fueron robadas sólo en Alemania, sino también en Holanda y en Polonia. Pero los archivos donde los nazis catalogaron las obras expoliadas han desaparecido en gran parte. Éste hecho complica extraordinariamente la búsqueda.
Por otro lado, muchos propietarios fueron asesinados durante la Segunda Guerra Mundial y debido al exterminio de esas personas y a los años transcurridos, no se han realizado investigaciones exhaustivas. Los familiares de las víctimas, si es que sobrevivieron, tenían en ese momento otras prioridades y, en muchos casos, tampoco poseían un conocimiento suficiente de las obras para poder ayudar a su identificación.
La principal tarea de la comisión alemana será mediar entre las familias judías cuyos bienes fueron confiscados y las instituciones poseedoras de los mismos.
Hasta ahora los investigadores han conseguido identificar algunos cuadros en museos norteamericanos y rusos. Sin embargo, más de 2 mil obras de las que se sospecha que forman parte de la expoliación nazi, pueden verse aún expuestas en los museos de Alemania.
La creación de una comisión para restituir las obras es considerada por algunos críticos como un intento por parte de Alemania, para reclamar obras que las fuerzas de ocupación robaron a su vez a los alemanes.
La ministra alemana de Cultura, Christina Weiss viajará a Rusia para negociar la devolución de la llamada colección Baldin, que las tropas rusas confiscaron y que ahora está en el museo ruso, Hermitage. Esa colección incluye telas como el retrato del Duque de Osuna de Goya e importantes obras de Durero. Pero el parlamento ruso se resiste y se mostró dispuesto a acusar al ministro ruso de Cultura de traición a la patria si devolvía las obras.
Los estadounidenses tampoco fueron ajenos a la pillería durante la invasión de Alemania y sin numeroas las obras expuestas procedentes del "tesoro nazi" expuestas en sus museos. El general Patton, que fue muy escrupuloso con este tema, se horrorizó ante la “agilidad de manos” de muchos soldados norteamericanos. Se tiene constancia de al menos 300 valiosas obras de arte que llegaron ilegalmente a los Estados Unidos. Los culpables fueron en su mayoría enjuiciados por hurtar la propiedad robada y encarcelados o degradados.
Pero hubo otros casos que no fueron descubiertos hasta épocas más recientes. Por ejemplo el caso de Joe T. Meader, un floricultor que hasta su muerte, en 1980, mantuvo en su poder, envuelto en una frazada, un invaluable manuscrito del siglo IX de los cuatro evangelios. Lo mostraba con frecuencia a sus amigos y parientes en su casa de Whitewright, 100 km al norte de Dallas. Encuadernado en oro y plata, el manuscrito de 1.100 años provenía de una iglesia alemana. Había sido escrito para la corte imperial y donado a un claustro a fines del siglo X, tal vez por el emperador Otto III y su hermana Adelaida, abadesa del convento. Sus herederos recibieron tres millones de dólares en concepto de "honorarios por el hallazgo.
Diez años depues, en 1990, la opinión pública de los Estados Unidos volvió a escandalizarse al saber que varios tesoros artísticos alemanes, incluyendo algunas importantísimas e invaluables obras de arte medieval, se estaban subastando en el país; las ofrecían los herederos de un desconocido veterano que vivía en una pequeña granja de Texas.
En España los datos oficiales provienen de las pesquisas de los aliados tras la guerra. Entre el 5 de mayo de 1945 y el 10 de mayo de 1948, el Gobierno franquista negoció con los vencedores acerca del destino de las propiedades en territorio español, tanto estatales como privadas, de los países que habían formado el Eje. El problema de las obras de arte expoliadas por el Tercer Reich en Europa que pudieran haber entrado en España de forma irregular apenas fue abordado en las negociaciones, ya que éstas se centraron principalmente en la expropiación y liquidación de los activos alemanes en España. Las referencias se limitaron a tres casos: la colección de cuadros de Alois Miedl, el supuesto robo de obras de arte de los locales de la Embajada alemana en Madrid por parte de Hans Lazar y el material de una Exposición de grabados alemanes de los siglos XIX y XX.
En el caso de Alois Miedl, los aliados respaldaron las reclamaciones del Gobierno holandés. Respecto a la acusación contra Hans Lazar, jefe de prensa de la Embajada alemana, fue retirada por los propios Aliados en 1959 que dieron el visto bueno al desbloqueo de sus bienes. La cuestión de la Exposición de grabados alemanes de los siglos XIX y XX afectaba directamente a la representación aliada en España. Tras el canje de notas del 28 de octubre de 1946, el Gobierno español reconoció al mando aliado como Gobierno de Alemania y este tuvo que hacerse cargo del material de la exposición, propiedad del Estado alemán. Al igual que hizo con otros bienes alemanes, los aliados sugirieron la venta de los grabados en 1946, pero no obtuvieron la conformidad del Gobierno español.
Salvo estos tres casos, desde el final de la Segunda Guerra Mundial, no se ha localizado en ninguna otra referencia oficial aliada, española o alemana, al paso por territorio español de obras de arte expoliadas el por los nazis.