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Gente mis disculpas a los que quedaron reservas y al foro en general, pero no quiero postear mi relato en esta edición. Me he "encabezonado" en usar el mundo de Portal así que imaginad la aberración que me ha salido xd. Espero q con más tiempo y otras ediciones podáis leer algo de lo que al menos yo me sienta un pelín orgulloso xd.
Me quedo en el carro de los leavers señores
#246 si te ries luego de algun relato nuestro te azoto con el fuet que tengo aqui en mano mientras chillo LÁTIGO CEPA!:
relatos participantes
RELATO 1:
RPV: Ambientado en el universo Dragon Age. Varios templarios van a investigar, reciben candela y todos acaban bañados en sus respectiva sangre
Thed se levantó incorporó lentamente. Observó alrededor del campamento...solo árboles, hojarasca y una fría brisa les rodeaba. Una noche sin incidentes era una buena señal, sobretodo para la misión que les había sido encomendada. Miró al cielo para comprobar que estaba amaneciendo. Se levantó con dificultad debido a la armadura que llevaba. Sabía demasiado bien que cuatro templarios durmiendo en un bosque era demasiado tentador para cualquier bandido (o peor), por lo que llevar la armadura mientras se dormía o se montaba guardia era obligatorio.
Tras levantarse, empezó a recoger sus cosas. Observó a Fenthick, que dormía cerca de él. Era un novato recién salido de la instrucción. Según oyó Thed, le ?obligaron? a meterse en la orden. A Thed no le importaba, pero se podía decir del chico que no llevaba la orden Templaria en la sangre. Era de pelo oscuro, tez pálida y ojos verdes. Por la comisura de sus labios se podía ver una pequeña cicatriz que mostraba el atisbo de un pasado nada limpio
-Arriba novato- le dijo mientras le daba un pequeño puntapié. Fenthick se sobresaltó dando vueltas a la vez que desenvainaba su espada torpemente
-Qu..que...!¿nos atacan?¡ !¿donde está mi escudo?¡
-Tranquilo, Héroe de Ferelden, no vaya a ser que te hagas daño. Recoge tus cosas y avisa al resto, nos vamos
Eran en total cuatro templarios: él, Fenthick, Rose y Reinhart. Rose era una hermosa mujer que iba para Sacerdotisa en la capilla, pero por algún motivo decidió ingresar en los Templarios. Por lo que tenía entendido Thed, le dió muchos dolores de cabeza a la Suma Sacerdotisa de Denerim, hasta el punto de debatir si ceder a sus demandas o expulsarla de la Capilla. Al final, decidieron lo primero. Era pelirroja, con ojos verdes, de estatura media y un fino rostro. Pese a su apariencia, manejaba las armas como ningún otro miembro de la orden, en especial las hachas...había algo en ella que llamaba la atención de Thed. El otro componente del grupo, Reinhart, era un veterano en la orden Templaria. Se le nominó varias veces al puesto de Capitán, pero su actitud (o mejor dicho, su moralidad) se interponía en las votaciones. Era de los pocos que estaban a favor de ceder más libertad a los magos sin miedo a expresarlo. Probablemente le asignaron al grupo de Thed para que recordara lo que ocurría a los magos con demasiada libertad. Era de tez morena, con pelo grisáceo y ojos castaños. Su cara mostraba dureza, sobretodo por las arrugas que la cubrían
La misión de Thed era sencilla: investigar denuncias de manifestaciones públicas de Magia de Sangre. Normalmente enviarían a un Templario encubierto para recabar información, éste avisaría al Círculo y luego se reforzaría la zona con un pequeño pelotón para su captura. Pero la que se estaba armando en Kirkwall con su campeón se estaba convirtiendo en un problema: no podían permitirse lo mismo en Ferelden. Por ello, tendrían que investigar además de cazar al posible Maleficarum. Le concedieron el mando a Thed, insistiendo a que en caso de confirmarse las denuncias, se realizara la captura con el mayor disimulo posible. Para cuando Thed terminó de repasar mentalmente los objetivos de la misión, el resto del grupo se situó frente a él, preparado.
-Esperando órdenes Capitán-dijo Rose
-Bien, en breves llegaremos al pueblo. Tapaos las armaduras con las túnicas, disimulad. No llameís la atención más de lo estrictamente necesario
-Sí señor-respondieron al unísono
El grupo llegó al poblado. No tenía nada fuera de lo común: granjas, pollos correteando por la zona, Mabaris siguiendo a sus amos, jóvenes demostrando a las doncellas del lugar lo valientes que eran al saltar desde lo alto de un gran roble...cualquiera habría dicho que entre ellos se escondía un poder capaz de destruirles con un solo pensamiento. Avanzaron un poco más hacia la taberna. Debían reunir pistas por lo que el mejor lugar era ese. Al entrar, se sorprendieron por lo vacío que estaba. El tabernero les miró con una sonrisa de oreja a oreja:
-¡Clientes! Alabada sea Andraste...pasad, pasad. ¿Que quereís? pareceis viajeros ¿Algo de desayuno tal vez? tenemos unos sabrosos pastelillos de carne y queso procedes de tierras lejanas. Les encanta a los enanos que saqueadores de guaridas de Dragones...o eso he leído...también tenemos tostadas, agua, buena cerveza, tarta con una sabrosa confitura de frutas del bosque...sí, queridos viajeros la tarta es de verdad, no os engaño. También tenemos jamón, salchicha, chuletas, huevos, panceta...
-Gracias -interrumpió Thed previendo una larga lista- con unos pastelillos y té desayunaremos
-Por supuesto caballeros...y dama. Sentaos donde queraís
El grupo se sentó en la esquina con mejor visión de la taberna. Era una taberna típica, acogedora, decentemente iluminada, con no pocas manchas de vómito seco por el suelo y una tosca chimenea de piedra. El tabernero entregó el pedido en la mesa con rapidez
-Disculpe, pero ¿Es normal que haya tan poca gente aquí? -preguntó Reinhart- Creo que la fiesta de la cosecha se celebra dentro de poco en todo Ferelden, cosa que alegra de sobremanera las tabernas de todo el país
-Oh, desde hace un tiempo lo es. Vereís, hace un par...mmm dejadme pensar...si, seis meses, llegó un extrajero. Por lo visto es un conocido alquimista que buscaba un lugar donde retirarse. Al poco tiempo de llegar, la gente empezó a enfermar de una enfermdad desagradable..una enfermedad que no tiene nada que ver con mi cerveza os aseguro..por lo que iban en manadas en busca del alquimista para una cura. Éste, además de potingues y ungüentos, les metió en la cabeza que la culpa era mía porque mi cebada era de mala calidad. Da igual lo que haga en la taberna que no vienen...ni contratando mujeres...especiales se acercan. Maldito sea ese alquimista de pacotilla...
-Vaya..¿Y no puede ser que realmente su cerveza sea mala?- dijo Fenthick en tono burlón
-¿Que mi..? Me ofende muy mucho señor. Mi cerveza es exquisita, de una calidad insuperable, hecha con la mejor cebada de todo Ferelden...¡la mía! -gritó el tabernero mientras daba un enérgico pisotón- no hay mejor cebada que la mía. Con ella lo hacemos todo; pan, tortitas, pasteles...incluso algunos extranjeros pasan por aquí sólo para comprarla, desviándose bastante de sus rutas. Y no hablo de un par minutos de desvío...no señor, hablo de dias, dias de desvío solo para comprar mi cebada. Una cebada que mis antepasados, como el ilustrísimo Gideon Rupert, antiguo amante de la condesa de Amaranthine durante la edad de..
-Siento lo que ha dicho mi compañero -interrumpió Rose- Gracias por el desayuno señor...
-Rupert. Salvion Rupert
-Gracias por el desayuno señor Rupert. Le avisaremos cuando querramos algo más
Rupert se dió la vuelta mascullando, dirigiéndose a la parte de atrás de la taberna.
-Forjando amistades, eh Fenthick-dijo Rose mientras saboreaba el pastelillo
-Yo me crié en un pueblo Rose. Y no pocas veces mi padre se pasó noches enteras en las letrinas por culpa de un ignorante que no sabía distingir entre la cebada y las heces de un gato
-Espero que pongaís el mismo empeño en nuestra misión -interrumpió Reinhart-
-Lo siento teniente...pero es frustrante. No es más que un paleto
-Debemos mantenernos alerta. Comed bien, iremos a visitar a ese Alquimista
-¿Será el objetivo? -preguntó Fenthick con un brillo en sus ojos-
-Demasiada casualidad que tras llegar él se vacíe la taberna-dijo Thad mientras terminaba de beber su té- Los Maleficarum tienen la costumbre de crear cortinas de humo para disimular sus acciones
-Pero este alquimista llama la atención -continuó Fenthick sin dejar de masticar el pastelillo- ¿No sería demasiado arriesgado para un Maleficarum?
-Puede. A menos que el alquimista sea la cortina de humo, ocultando al Maleficarum en el pueblo. Tendremos que interrogarle
Tras pagar la consumición, el grupo siguió las indicaciones del tabernero y llegaron a la cabaña del alquimista. Era una cabaña común: grande, con un hermoso jardín en la entrada junto con varios bancos de madera, además de un alegre cartel donde se pedía a los aldeandos paciencia en la cola.
Había un buen número de gente esperando a sus puertas. Un muchacho les indicaba a cada uno cúando debía pasar y avisaba a los próximos. Era de tez morena, con ojos marrones y pelo oscuro alborotado. Aparentaba unos quince años. El grupo se sumó a la cola como si no pasara nada. Tras un rato, el muchacho se acercó a ellos
-Hola, eres el siguiente -dijo dirigiéndose a Thed
-A decir verdad venimos juntos...somos familia -dijo mientras indicaba al resto del grupo-
-Oh, bueno, pues de acuerdo. Sois los siguientes
Tras despedirse, entró con rapidez en la cabaña
-¿Y si ha avisado al Alquimista? Deberíamos irrumpir -preguntó Fenthick inquieto-
-No podemos arriesgarnos a iniciar una pelea entre la gente del pueblo por una suposición. Preparad las armas pero no entableís combate hasta que yo os lo ordene -susurró Thed mientras ajustaba el cinto de su espada
Al rato, el muchacho les llamó, indicando al resto que el Alquimista no atendería a más pacientes por ?Causas ajenas a su Voluntad?. Los aldeanos protestaron, pero se fueron sin armar escándalo. Los templarios se miraron entre sí, comprendiendo el significado de aquello. Al entrar en la cabaña, el grupo contempló la gran cantidad de libros que adornaban el lugar. Algunos en estanterías, pero una gran cantidad de ellos permanecían en el suelo, como si acabaran de consultarlos. En medio de la sala, se situaba una mesa con morteros, alambiques, hierbas y un libro lo bastante grande como para pasar por un bloque. Entonces, se percataron el el alquimista. Era de tez morena, con ojos grises, manos callosas y un cabello rizado. En una de sus manos tenía un anillo de matrimonio. El grupo rodeó la mesa del alquimista
-Bien...vosotros direís vuestra aflicción caballeros, aunque he de advertiros que no hago descuentos a grupos. Aceptamos comida como pago -dijo con una voz dulce-
-Buscamos a alguien -contestó Thad con solemnidad-
-Bueno...soy alquimista, no cazarecompensas. A menos que busqueís una cura para dolores de trasero o de espalda, no puedo ayudaros
Thed apartó la túnica, mostrando el emblema templario de su armadura. El alquimista observó impasible la armadura. El muchacho, sin embargo, se sobresaltó
-Ya veo -dijo el alquimista con una voz mas seria- siento decepcionaros, pero aquí no hay apóstatas a los que podaís degollar
-Según nuestros informes sí -exclamó Reinhart- Aquí alguien ha practicado Magia de Sangre en público...¿Podría indicarnos algo inusual en este pueblo? ¿Algo que usted sepa u oyera hablar a los aldeanos?
-Hum...-el alquimista miró suspicaz al grupo-..ahora que lo mencionaís, creo que le han lanzado mal de ojo al tabernero. Hace años que es incapaz de tener un cliente contento
-Déjese de tonterías. Sabe perfectamente a lo que nos referimos
-No he visto nada y no sé nada. Le agradecería que se marchara ahora, tengo cosas que hacer
-No -gritó Rose- exigimos que nos responda
-Basta. Rose, espera fuera -ordenó Thed
-Pero...
-He dicho que esperes fuera
Rose se marchó de la cabaña dando un portazo
-Verá señor -continuó Reninhart- no venimos a hacerle daño. Solo estamos en una investigación
-¿Investigación?- el Alquimista realizó la pregunta con incredulidad- ¿Investigación de qué? Estos pueblerinos apenas son capaces de distingir una mezcla alquímica de la magia
-Según nuestros informes alguien ha hecho magia de sangre en público
El Alquimista miró a los templarios. Thed pudo atisbar en su cara el desconcierto y el miedo. El hombre no pasarba de mirar al grupo, mirando a los templarios de arriba a abajo, inseguro de qué hacer
-Yo... -el alquimista empezó a hablar. Volvió a mirar a los templarios y suspiró- ...Joseph, hazme un favor, traéme varios juncos de atrás. Está empezando a hacer frío. Rápido
-¿Estás...?
-Sí hijo, estoy seguro. Ve
El muchacho abandonó la cabaña nervioso, observado por el alquimista
-Mi nombre es Friederich -continuó- y es mi hijo quien ha causado estos males
Los templarios le miraron atónitos
-¿Un muchacho de su edad usando magia de sangre? -preguntó horrizado Reinhart-
-Sí...es culpa de ese maldito Levi. Pensaba que era un simple apóstata que huía del círculo para irse a Kirkwall, como otros magos...pero era un mago de sangre. Fué su culpa. Le dije que le enseñara a controlar su poder, no a convertirlo en un maldito monstruo...
Thed miró a Reinhart. No conocían a ese tal Levi, pero si a otro mago de sangre que escapó del círculo no hace mucho. Gregoir se volvió loco durante meses buscándole, pero lo de Kirkwall cogió a todos desprevenidos. Un mago de sangre era demasiado peligroso. Y ahora tenían 3
-Sólo quiero lo mejor para mi hijo -continuó Friederich- he oído que sois magnánimos con aquellos que se entregan al círculo...por favor...tened piedad
-No se preocupe señor -dijo Thed- si se entrega voluntariamente le llevaremos a la torre sin hacerle daño
-Gracias, muchas gracias...iré a hablar con él...quiero calmarle, darle a entender que es lo mejor
-Entendido. Estaremos cerca de usted por si pasa algo
Tras esto, se marchó a toda prisa por la puerta trasera. Los templarios le siguieron. La parte trasera de la casa era un simple huerto. El muchacho estaba allí, recogiendo leña además de otros enseres con mucha prisa
-Fenthick, avisa a Rose. Dile que venga ahora mismo -ordenó Reinhart
-Sí señor -Fenthick miró al muchacho y se fué a por Rose. Reinhart miró el huerto sin decir nada
-¿Ya está? -preguntó Thed -¿No hay sermones? ¿No hay un ?Es sólo un crío??
-Tu fama te precede Thed -respondió Reinhart- He oído lo que has hecho a otros como él. Sería demasiado pedir que tuvieras clemencia por una vez
-Es un maleficarum...
-Es un maldito muchacho -tras percatarse de que elevó el tono, Reinhart intentó calmarse-probablemente no sepa lo que hace
-¿Alguna sugerencia?
-Que no le digamos nada a Gregoir
-Ya, tu idea es meter otro mago de sangre en la torre. ¿No tuviste suficiente con lo de Uldred y Jowan?
-Sabes de sobra que si se lo decimos, Gregoir le hará Tranquilo antes de cruzar la entrada de la torre
-Tal vez sea lo mejor
-¿Lo mejor? ¿Acaso lo mejor para combatir el mal es convertir en zombis a cualquiera que piense diferente?
-Está usando magia de sangre Reinhart...
-Para ayudar a gente. ¿O te crees que esta cola era sólo para comprar cataplasmas contra las almorranas?
-A mi no me hace gracia convertir a un niñato en un Tranquilo. Pero la ley lo deja bien claro
-Esto da asco
-Nadie te obliga a seguir en la orden
-Eso está claro...tal vez tenga que irme
Reinhart lanzó una mirada de desafío a Thed. Este se limitó a seguir mirando al muchacho. Fenthick y Rose llegaron con prisa
-Señor-dijo Rose tras hacer el saludo-he investigado por el pueblo. Por lo que tengo entendido, el alquimista y el muchacho curaban a la gente gratuitamente. A veces usaban pociones y otras...masajes de luz
-Magia...¿Confirmaron la identidad?-preguntó Thed-
-Sí señor..los aldeanos confirmaron que el chico usó esas técnicas
-Bien entonces. Es hora de acercarnos. Preparad las armas. Si podemos llevárnoslo por las buenas, mejor
Los templarios empezaron a acercarse a la pareja. De repente, Friederich salió volando hacia ellos. Reinhart evitó su caída cogiéndole en el aire
-No...no pude...no le hagaís daño por favor
Un aura roja empezó a iluminar al muchacho. Thed clavó la espada en el suelo y empezó a recitar un salmo, mientras que Fenthick y Rose rodearon al muchacho. Reinhart puso a salvo a Friederich
-Pase lo que pase no se meta en el combate -le dijo mientras le ocultaba en la cabaña-
-Pero es mi hijo...
-Ya no. No salga
Reinhart cerró la puerta y corrió hacia el grupo. El muchachó alzó una mano y una esfera celeste salió disparada hacia Fenthick. Fenthick lo bloqueó con el escudo, pero para su asombro, éste se congeló al instante. Rose cargó contra Joseph. Él alzó otra mano hacia ella y una fuerte onda de fuerza la lanzó por los aires. Thed terminó de recitar el salmo, sacó la espada del suelo y señaló al chico con ella. Una columna de luz impactó en él, pero para el asombro de Thed, no pasó nada
-Imposible -susurró Thed-
Otra ola de fuerza emanó de Joseph, lanzando a Thed por los aires. Reinhart cargó contra el muchacho, seguido de Fenthick. El chico empezó a cargar un hechizo, surgiendo de sus manos una esfera de fuego, dispuesto a lanzarlo en cualquier momento, pero Fenthick llegó ántes de que pudiera terminarlo y con un golpe con su escudo, le noqueó. El muchacho cayó al suelo y el aura que le rodeaba desapareció. Thed miro al muchacho
-Es increíble que el salmo no le hiciera nada
Rose se reunió con el grupo atontada. Tenía una fea herida en la cabeza por la que brotaba un hilo de sangre, pero nada grave salvo sentirse como un muñeco de trapo que ha sido lanzado con una catapulta. Fenthick soltó el escudo con prisa. Parte del hechizo de hielo había alcanzado su brazo, congelándole varios dedos
-Reinhart, ve a por el padre. Asegúrate de que está bien
Reinhart fué a la cabaña. Thed inspeccionaba al chico cuando éste empezó a volver en sí. Fenthick y Rose alzaron sus armas contra él
-Por favor no...no he hecho nada-dijo alarmado Joseph
-Ah claro nada...congelarme la mano y lanzar a mi amiga por los aires es nada -Fenthick estaba cegado por el odio. Thed indicó a ambos que se calmaran-
-¿Qué ha pasado chico? ¿Porqué nos atacaste?
-¿Atacaros? Yo no os he atacado. Estaba hablando con mi padre cuando...cuando...¿Dónde está mi padre? ¿Qué le habeís hecho?
-¿Porqué deberíamos hacerle algo a tu padre?
-Porque sois templarios. Vosotros cazaís magos y...no le hagaís nada a mi padre os lo suplico
Thed comprendió la situación. Se levantó rápidamente para ir a por Reinhart pero antes de llegar a la cabaña una explosión hizo que el tejado saltara en pedazos
-Rose, Fenthick, quedaos con el chico- Thed desenvainó la espada y entró en la cabaña dando una patada a la puerta. Donde antes habían libros además de pociones ahora no había nada. El alquimista se fué con todo lo que pudo cargar encima. Entre los escombros, Thed vió a Reinhart. Estaba muy mal herido, su cara totalmente quemada y uno de sus brazos roto
-Él...era...él
-Sí, lo se. Aguanta, te sacaré de aquí
-No...debes...seguir..le
-Dejate de tonterías. Le cogeremos. Pero primero tendremos que curarte
Thed ayudó a levantarse a Reinhart y se dirigió a la parte trasera, cuando otra explosión le alertó. Esta provenía del huerto. Thed corrió con Reinhart hacia la parte de atrás. Rose y Fenthick estaban en el suelo, muertos. Rose había perdido uno de los brazos y estaba envuelta en llamas, mientras que Fenthick perdió parte de su cara. Reinhart sintió que se desvanecía, derrumbándose en el suelo. La explosión en la cabaña le había hecho más daño del que pensaba. Antes de que Thed pudiera hacer nada, Reinhart perdió la consciencia
-Maldición -Thed no sabía muy bien lo que pasaba, pero se percató de que el chico no estaba ahí
-Típico de los templarios....
La voz provenía detrás de él. Se giró y vió a Joseph junto a su padre. A ambos les rodeaba un aura roja que provenía de unos cortes en sus brazos. Los dos eran magos de sangre
-Muy típico -continuó Friederich- os creeís adalides de la luz, la justicia...¿Dónde estaba la justicia cuando cogisteis a la mujer que amaba? ¿Dónde estaba cuando la acusasteis de Maleficarum y la sentenciasteis a muerte con un hijo recién nacido en el mundo? Sois vosotros a quienes debería juzgarse
Thed desenvainó el arma
-La orden dicta que...
-Me tomas el pelo -interrumpió Joseph- ¿Crees de verdad que puedes enfrentarte a nosotros dos?
-No es lo que crea, muchacho. Es lo que debo hacer. Habeís aniquilado a aquellos que juré proteger. Y aniquilareís a más si os dejo ir
-¡Vosotros queraís matarnos! -gritó Joseph- ¡Estabas dispuesto a convertirme en un Tranquilo! ¡He salvado más vidas como curandero en este pueblo que muchos de vuestros magos y aún así queríais matarme!
-Vosotros movisteis ficha primero. Yo sólo cumplo la orden del Hacedor
-Si tanto lo quieres te enviaré con él...después de que me supliques clemencia
Thed cargó contra el chico, mientras que éste lanzó una esfera de hielo contra él. Thed la bloqueó con un corte certical, congelando el arma y buena parte de su brazo. Friederich lanzó un rayo contra el Templario, que esquivó rodando por el suelo. Thed lanzó una estocada contra Joseph que esquivó saltando hacia atrás, a lo que Thed respondió abalanzándose contra él. Friederich conjuró a toda prisa y un escudo rodeó a su hijo, desviando un poderodo espadazo de Thed. Joseph golpeó al Templario en la cara atontándole el tiempo justo para quitárselo de encima. Tras apartarse de él, Joseph empezó a conjurar una bola de fuego, siendo imitado por su padre. Thed recitó un salmo a toda prisa. Las tres figuras empezaron a conjurar a toda prisa, pronunciando palabras imposibles de describir. Thed fué el mas rápido, alzó las manos al aire y una oleada de luz inundó a los magos. Estos recibieron un fuerte impulso que les impidió terminar su conjuro. Joseph intentó responder al ataque de Thed con otro hechizo, pero era incapaz de hacer nada. El salmo había anulado los hechizos de ambos maleficarum. Thed cargó contra Joseph con la espada preparada para matarle, pero Friederich alcanzó una poción de su mochila y la lanzó contra el templario. Una nube verdosa le rodeó, haciéndole toser fuertemente. Cayó al suelo, tosiendo con violencia hasta el punto de notar el sabor de la sangre emanando de sus pulmones. Su vista empezó a deteriorarse, incapaz de distinguir nada. Friederich le miró
-Ahora...templario...comprenderás lo que significa tener tu vida en manos de personas que son superiores a ti
Joseph sintió que el salmo de Thed se desvanecía y lanzó un rayo contra el templario. Su padre lanzó otro. Ambos lanzaron varios hechizos contra el Templario, torturándole, causándole un daño terrible. El templario no dejaba de revolcarse de dolor en el suelo. Tras varios minutos de tortura, Thed apenas podía moverse
-A..algún...algun...dia...os...enc...encontrarán -Thed seguía tosiendo sangre-
-Por supuesto -dijo Frederich- eso queremos
Thed comprendió. Todo era una trampa. Una trampa para matar templarios
-Bas...bast...bastardo
Joseph soltó una carcajada
-¿De verdad pensabas que dos magos de sangre permitirían que alguien les denunciara públicamente? Todo fué una trampa. Nosotros controlamos al pueblo entero. Te sorprenderías ver lo fácil que es dominar una mente simple
-Vosotros nos arrebatasteis lo que queríamos -continuó Friederich- ahora...nosotros os arrebataremos vuestras vidas...una a una
Tras esto, Friederich sacó un cuchillo de su mochila, se arrodilló al lado del templario y le degolló con un rápido movimiento. Joseph contempló como el templario perdía la vida poco a poco, mientras un charco de sangre rodeaba su cuerpo
-Vámanos Joseph -dijo Friederich- debemos irnos antes de que el humo alerte alguna patrulla del Rey
-Padre...yo...
Friederich se acercó a su hijo. Con sus manos aún ensangrentadas, le acarició la mejilla y le abrazó
-No te preocupes hijo...tu madre se sentirá orgullosa de lo que has hecho hoy. Dentro de poco todos los magos de Ferelden se sentirán igual de orgullosos cuando nuestra revuelta tenga lugar. Todos seremos libres. Lo que hemos hecho...y haremos...es lo correcto
RELATO 2:
RPV: Megaman X oscuro y apocalíptico.
"Incontables años han transcurrido desde la gran guerra entre los Robot Masters del Dr. Wily y las creaciones de su antiguo compañero, el Dr. Light.
La guerra, no sólo se cobró su cruel peaje de víctimas, sino que tambien arrancó de los corazones de los ciudadanos, la esperanza, las ilusiones, de modo que los habitantes de la ciudad cada vez se parecían más a sus fuerzas de seguridad robóticas.
La despótica mano de Wily, haciendo y deshaciendo a su antojo, había convertido la ciudad en algo gris, algo, que visto desde la lejanía, quizá no mereciera ser salvado, pero si por algo se ha caracterizado siempre la raza humana, es por guardar un atisbo de esperanza, de ser salvada, aunque necesita de un icono, de una chispa que la ponga en movimiento, ¿Estarás a la altura?"
La voz cesó, la luz se apagó, se oyeron ruidos metálicos y la pared oscura que había frente a él, empezó a elevarse, dejando una visión poco alentadora, piedras y cascotes por el suelo, y frente a él, un ascensor.
Salió de la cápsula, mientras su memoria iba recomponiendo los pedazos de lo que había ocurrido, pero un destello rojo le sacó de sus pensamientos, a su izquierda, había otra capsula, de la cual estaba saliendo alguien cómo él, aunque no parecía que llevase un Buster en el brazo, sino una espada cruzada en la espalda.
Sus miradas se cruzaron, y eso acabó de organizar sus memorias, ambos eran las últimas creaciones del Doctor Thomas Light, por alguna razón no despertaron durante la guerra, dónde estaban destinados a inclinar la balanza de esta a su favor, y ahora, 40 años después, habían despertado, X y Zero, Zero y X, pero seguía faltando algo, y ambos dirigieron su mirada hacia una tercera cápsula en la habitación, ya vacía, y cuyo letrero a los pies, rezaba "Axl".
- Debemos detener al Dr. Wily. - La voz de Zero rompió el silencio.
- Si. - Asintió X, aunque en su interior, la misión aparecia cómo una luz al final de un tunel, tambien surgió una voz que disentía, hacia 40 años de la guerra, el Dr. Light quizá... no... debía estar muerto, debían seguir luchando por una utopía que había desaparecido con su instigador? Decidió que debía ver más antes de decidir.
Ambos, activaron sus armas y subieron al ascensor, el cual empezó a ascender rapidamente, a medida que subian, notaron temblores y escuchar explosiones en la lejanía.
Finalmente, el ascensor se detuvo, ambos salieron y observaron una escena apocalíptica en todo su esplendor, el cielo de la ciudad refulgía rojo con el reflejo sobre el humo de un millar de incendios, explosiones en la lejanía marcaban el contorno de la Skyline de la ciudad, los cadaveres de seres humanos y restos de robots salpicaban cada esquina de las calles, cuando un furtivo movimiento atrajo su atención.
Zero desenvainó su Z-Saber y se dirigió a los restos de un robot diferente a los demás, cuyo cuerpo, separado ahora en 2 partes, parecía estar formado por burbujas de agua, apoyó la punta entre los ojos del desdichado y con una voz fría preguntó:
-¿ Dónde está Wily ?
- Ahhh, los replicantes, estabamos apunto de dar con vuestro laboratorio, si tan sólo hubiesemos sido un poco más rápidos, esto no habría ocurrido. - Respondió mientras expulsaba agua con cada palabra que salía de su metálica mandíbula.
-¿ Dónde está Wily ? - Repitió Zero.
Y vosotros sois la gran esperanza? Averiguadlo por vosotros mismos, yo no traicionaré a mi... - No tuvo tiempo de decir mucho más, Zero cortó cualquier conexión entre sus chips y sus moduladores de voz al hundir el Saber en su cabeza.
¡EH, VOSOTROS 2! - La voz quebró el silencio de manera súbita, X y Zero levantaron la mirada para observar, cómo, encima de una pila de escombros, se hallaba un Robot, semejante a ellos, pero con una cicatriz en forma de X en el puente de la nariz- ¡SI, VOSOTROS 2, PASMAROTES! Ya era hora de que os levantarais, venga, qué os pasa? Tenemos todavía mucho por destruir y exterminar, y no se va a hacer sólo, poned en uso esa chatarra para ir creando un poco de caos aquí y allá.
Ambos reconocieron a Axl, la tercera creación del Dr. Light, aunque sus palabras carecían de sentido alguno para X, pues ellos habían sido creados para proteger, sin embargo, Axl, parecía disfrutar destrozando aquello por lo que sus predecesores habían muerto.
Hemos de destruir a Wily - Zero, con un único objetivo en mente, no se iba a detener hasta verlo cumplido, según parecía, y acto seguido comenzó a andar por la autopista en dirección a una torre que se elevaba en la lejanía.
De acuerdo, don alegrías, supongo que puedo hacer un hueco en mi agenda para encargarme de ese fantoche con bigote - anunció Axl sorprendiendo a X, su reacción debió ser evidente, porque el resto pareció advertirla - Si, hombre, de que te sorprendes? Al fin y al cabo, es nuestra misión, no? La obra que estoy preparando en el resto de la ciudad, puede esperar. No me mires así, estos humanos, robots, acaso crees que merecen una oportunidad? No son más que cascarones vacios, ovejas que obedecen al pastor, por mucho que este azuze los perros para morderles las patas, estoy seguro que si les ordenaran dejar de respirar, se quedarían muertos como peces fuera del agua, quizá hace tiempo fuesen diferentes, pero ahora mismo, les estoy haciendo un favor, anda, sigamos al rubio o le perderemos de vista.
La autopista se dirigia en línea recta hacia una magnífica torre, cuya cima debía rozar la tripa de las nubes, y, aunque entre tanto humo, resultaba imposible de discernir, se intuía la W colocada por el megalomaníaco Wily.
Con los propulsores a plena potencia derritiendo el asfalto detrás suya, veían crecer la imponente torre a medida que se acercaban, cuando un ruido detrás suyo les alertó, X preparó su blaster y vió a lo lejos una sombra que creía, Nitroman se acercaba en su forma de motocicleta a toda velocidad, con Quickman montado.
No duraron mucho, la programación sufrida por los Replicantes del Dr. Light a la presencia de los Robot Masters, provocó que el Blaster de X lanzara un cañonazo que hizo saltar por los aires a Nitroman, y aunque Quickman saltó a tiempo para evitar la explosión, preparado para lanzar su ataque hoz, Zero ya había saltado a su encuentro y con un rápido movimiento cercenó a su veloz oponente por la mitad, mientras Axl observaba la escena divertido.
Finalmente, llegaron a la barroca puerta de entrada a la torre, dónde para su sorpresa, no fueron recibidos por ningún comité de bievenida hostil, sino por la absoluta falta de él, de hecho, el ascensor aparecia abierto e invitando al trio a subir para encontrar su destino.
- Bueno, es sorprendente que nos lo pongan tan fácil, pero ya sabeis lo que dicen, a cerdo regalado no le mires el diente, espera, era cerdo? era un animal? Mamífero? Bueno, a ser regalado no le mires el diente, dejemoslo así - La incesante cháchara de Axl gustaba a X, pese a que estaba claro que era una versión distorsionada y psicótica del salvador que el Doctor había planeado, o quizá todos ellos reflejaban un aspecto de su creador, X la parte racional e humana, Zero la parte metódica y eficiente del científico y Axl la parte que todo ser humano intentaba mantener oculta, demasiado loca para aflorar y sobrevivir en la sociedad. Mientras meditaba acerca de todo esto, el sonido del ascensor, que identificó cómo la ópera Messiah de Händel, cesaba y se abrían las puertas.
Impactados, así fue cómo se quedaron al descubrir a los 2 doctores, Light y Wily, sentados en una actitud que se podría denominar, fraternal, girándose y recibiendoles con una sonrisa al tiempo que se levantaban extendiendo los brazos.
Vaya, así que estais aquí - Wily, con su voz pegajosa, habló - sorprendidos, imagino, no os preocupeis, os debo una explicación, vereis, después de mi ascenso al poder, fuí incapaz de acabar con la vida de mi antiguo socio Thomas, así que simplemente borré su memoria y digamos, le reprogramé, al fin y al cabo, él siempre fue el más inteligente de los 2, una pena, pues sus escrupulos y moralidad siempre le privaron de hacer algo grande, hubiese sido un desperdicio acabar con una mente tan brillante, y en cuanto despertó, abrazó mis fines, sin embargo, cometí un error imperdonable, al borrar su memoria, se olvidó de vosotros y vuestra localización, así que he pasado un tiempo buscandoos queridos, pero habeis despertado y empezado a destruir mi pequeño paraíso terrenal - clavó sus ojos en Axl - pero no importa, ahora estamos todos juntos y podemos empezar de nuevo.
Zero, con los ojos fijos en Wily, se adelanto y con un tajo horizontal le abrió la garganta.
- Mi misión es la que es, Albert Wily, acabar con tu vida, he sido cuidadoso, tan sólo te he arrebatado la capacidad del habla, de momento, para que oigas sin interrupciones lo que voy a decir, o mejor dicho, las últimas palabras de alguien que te tuvo en alta estima, antes de morir.
"Albert, has enloquecido, no recuerdo en qué momento exacto perdiste el norte, has masacrado inocentes, has establecido unas leyes ridiculas, encabezas una revolución pregonando que es en favor de la ciencia y la humanidad, pero simplemente buscas la destrucción y el caos, te has convertido en un tirano opresor, no sé que te hizo cambiar, lo lamento, lamento muchísimo no haber podido cambiar nuestro destino, no haber podido sacarte del sendero de destrucción que has elegido, no sé en que fallamos, sólo sé que es demasiado tarde, siempre te recordaré cómo ese joven nervioso con el que trabajé y tantas noches compartimos en el laboratorio de robótica, hasta siempre, viejo amigo"
Cuando la voz de la grabación sonó, Zero clavo su Z-Saber en el corazón de Wily, apagando la llama de su vida.
Entonces, los 3 replicantes enfrentaron a su padre, que seguía sonriendo cómo un bebé, dándose cuenta, de qué la "reprogramación" sufrida, no había sido más que eliminar todas las conexiones sinápticas de su cerebro, dejándole cómo un vegetal, recuerdo y muestra de la locura de un hombre, que yacía cadaver a pocos metros.
- Lo siento, padre. - Axl levantó su pistola y clavó una bala en la cabeza del Doctor Thomas Light.
Entonces, X comprendió, viendo a Zero desactivarse tras cumplir su misión, a Axl dejándose llevar por su naturaleza caótica reanundar su particular plan de reordenación de Metropolis a cañonazos y a él, divagar y cuestionar ordenes y motivos, que no había esperanza para la ciudad, y quizá, tampoco para el mundo.
No había héroes ni villanos, cada ser, luchaba por su supervivencia, sin importar lo que ocurriera a terceros, nadie merecía ser salvado, sino podía conseguirlo por sus medios.
Así pues, decidió irse, él sólo, que Axl acabará con todo, o que acabaran con él, algo sucedería, a él no le importaba lo más mínimo.
RELATO 3:
RPV: Un hombre despierta en un lugar desconocido donde se enfrenta a una pesadilla hecha realidad que terminará por arrebatarle la cordura. Solo puede escapar del lugar donde los muertos recobran la vida y enfrentarse a su destino.
Evolución
Mi cabeza da vueltas mientras mis ojos luchan por abrirse, me encuentro en una paz creada por el sueño que está cercana a desaparecer. Abro los ojos mientras voy recordando retazos de terror, una comisaría en cuarentena hace que algunas personas quieran comerse a otras personas. Es una locura, tiene que ser una pesadilla que he tenido al soñar, o alucinaciones causadas por el cansancio, igualmente se que todo es real al mirar a mi alrededor. Veo a algunos compañeros de combate en el suelo con las letras de S.T.A.R.S. a la espalda del chaleco y les tomo el pulso para comprobar que están muertos. El sitio solo tiene una luz que parpadea constantemente dejándome ver el escenario a medias. Tengo que recordar donde estoy.
Me levanto, tambaleándome, y veo que tengo una pierna herida, no recuerdo el por qué, por mucho que trato de recordar lo ocurrido. La cabeza me da vueltas mientras busco una salida a donde quiera que me encuentre. El cuarto me parece cada vez más pequeño e intento tantear las paredes, pero escucho un crujido a mis espaldas y agarro mi pistola lo más rápido que puedo, apunto a la oscuridad, esperando que de la nada salga algún extraño. Pero no es así, mi imaginación y el juego de luces deben de haberme jugado una mala pasada. Al avanzar un poco más por la pared consigo encontrar una puerta, sin embargo, ahora tengo miedo de abrirla, ¿habrá algo al otro lado? ¿Algo que seguramente haya matado a todos mis compañeros? ¿Cómo es posible que yo esté vivo? No puedo dejarme llevar por el pánico, tendré que luchar sea lo que sea, para algo me han entrenado. Abro la puerta de golpe y apunto con mi pistola, lo único que me recibe son más cuerpos, repartidos por una gran pasillo. A un lado no se ve nada, la oscuridad lo engulle, pero al otro lado se ve algo de luz. Sin lugar a dudas elijo el camino iluminado y comienzo a andar en esa dirección, sorteando algunos cuerpos. Al mirar la cara explotada de un disparo en uno de los cuerpos comienzan a llegar imágenes de todos mis camaradas combatiendo con aquellas cosas que parecían humanas pero que estaban contagiadas con una especie de virus, o eso decían los entendidos por la televisión cuando salíamos a hacer la misión. Las órdenes eran sencillas, terminar con todos aquellos que estaban en cuarentena, pero esto no parece la comisaría, ?¿Dónde cojones estoy entonces?? Me doy un golpe en la cabeza para ver si consigo recordar, aunque sé que no va a servir de nada. Intento evadirme y pensar que los recuerdos volverán en algún momento, pero el pasillo estrecho parece no tener fin. Una punzada de dolor me recorre la pierna, debería haberme curado la herida cuando estaba en la habitación, pero mi mente está nublada, no puedo pensar con claridad.
De repente escucho ruidos que no se bien de donde vienen, la longitud y el vacio de los pasillos hace que no sepa identificar el origen. Parecen unos sonidos guturales producidos por un animal salvaje entre herido y hambriento. Miro a todos lados y me doy cuenta de que he llegado a un cruce de pasillos, ahora el sonido viene de todos lados y de ninguno en concreto. Apunto con mi pistola a la oscuridad, dando vueltas en el cruce, esperando que de un momento a otro algo me asalte, mi dedo tiembla levemente sobre el gatillo de mi pistola, a la espera de una indicación oportuna. Como si de un impulso se tratase, me giro a mis espaldas y veo algo justo enfrente de mí, parece humano, pero la piel se le cae a cachos y camina como si estuviese cojo. Tiene sangre en la boca y las manos con las uñas destrozadas señalando hacia mí; señalando su comida. Mientras le examinaba había avanzado hasta casi llegar a mi pistola, el olor que desprende casi me hace taparme con las dos manos, pero sigo apuntándole, dejándole que se acerque para conocer sus reacciones. Sus pasos son lentos y cansados, y su carne putrefacta hace que aparte la mirada al disparar.
Pero un momento. No se ha disparado la bala. Vuelvo a apretar el gatillo pero no ocurre nada. ¡Oh, mierda, la pistola no tiene balas! Intento alejarme de aquel ser cuando me coge del brazo y me muerde con una fuerza de la que no le creía capaz. Grito de dolor e intento zafarme de sus dientes con todas mis fuerzas, ahora es cuando recuerdo que otra de esas cosas, que creíamos haber abatido, me mordió en la pierna, al igual que a todos mis compañeros de la habitación, todos mordidos por aquellos repugnantes seres. Cuando consigo que me suelte, me alejo un poco de él y recargo la pistola con dificultad, mi brazo derecho ha quedado bastante dañado, y le meto la bala que se merecía en su cráneo huesudo. Comienzo a notar como si mi cuerpo quemase, junto al mareo que atribuía a la desorientación. Cojo tela de uno de los cadáveres y la ato temblando en mi brazo herido. Unos sudores fríos recorren mi cuerpo cuando comienzo a notar movimiento a mí alrededor, a lo lejos y a contraluz veo como uno de los muertos se levanta, emitiendo los mismos gruñidos que el maldito que acabo de matar. Cotejo mis opciones, los caminos que tengo y elijo el que menos cuerpos tiene para echarme a correr por él, antes de girarme en esa dirección veo como otro se comienza a levantar, pero me obligo a pensar que han sido imaginaciones al verlo por el rabillo del ojo. Si todos esos cuerpos apilados en los pasillos, en todos ellos, despertasen?no quería pensar en eso, apreté el paso dejando atrás los cuerpos del suelo. Otro cruce de pasillos, ¿A dónde voy? Giro a la derecha y sigo corriendo, por aquí hay menos cuerpos y eso comienza a calmarme. Ya no escucho gruñidos, solo el sonido de mis pisadas y mi respiración agitada. Intento tranquilizarme e inspeccionar mi alrededor, dándome cuenta que esta zona tenía mucha más luz que la anterior. Observo los letreros ?Laboratorio?, ?Sala 1?, ninguno me dice nada, no hay ninguno que indique por donde está la salida. Necesito salir de este maldito lugar pero no puedo pensar, no consigo orientarme y la paciencia comienza a terminarse para mí. Sigo el camino hacia delante, la visión se me nubla y noto un ligero mareo que hace que me tambalee. Otro cruce, ¿hacia dónde giré la ultima vez? Tuerzo a la derecha y camino, observo, camino?no se hacia donde voy, no sé qué hacer, solo puedo buscar la salida, tiene que haber una salida. Y como si de un espejismo se tratase veo un letrero que indica que la salida está hacia delante, sonrío esperanzado, mi salvación, seguro que alguien puede curarme ?¿como a los demás?? Una punzada de dolor me atraviesa las sienes, recuerdo quien me llevó allí, fue mi capitán, nos dejó en esa habitación. ¿Por qué habría de hacer algo así? Quizás temía que nos convirtiéramos en esas bestias, yo no voy a permitir eso. Corrí hasta la salida y atravesé la puerta que anunciaba la salida fuera de este infecto lugar. Preparé mis ojos para la cegadora luz que siempre deslumbra a todos los que salen a la libertad en las películas, pero la realidad fue otra muy distinta; era noche cerrada y las únicas luces que había eran las de las farolas. No me importó, comencé a andar, callejeando por calles vacías, con restos de cristales, bolsas y pertenencias de lo que habían sido personas que ya no se encontraban allí.
Vi una pizzería que exhibía sus trozos de pizza en el mostrador y mi estomago rugió sorprendiéndome. No había pensado en la comida desde que había despertado, pero la verdad es que ya se empezaba a notar el vacío en el estomago. Entré en la tienda desierta, que aún tenía todas las luces encendidas, y la registré con la pistola en alto. No había ni rastro de nadie. Cogí la pizza y salí del local mientras me la llevaba a la boca con ansias. ¡Amaba el peperoni! Después de haber repuesto las fuerzas comencé a sentirme un poco mejor, pero de pronto vi varios de aquellos cuerpos cortándome el paso, retrocedí un paso para, al mirar a mis espaldas, descubrir que también tenía a otros pisándome los talones. Apunté con mi pistola y disparé a todos ellos, pero no tenía suficientes balas para todos. Sus pasos inconstantes y sus miradas vacías me daban escalofríos, no quería volver a sentir el dolor de sus mordeduras otra vez así que disparé a todos los que había a mis espaldas para dejarme el camino libre, pero no eran los únicos. Me había metido en una maldita ratonera y no había forma de escapar. Me subí a un coche, pero sus manos alcanzaban mis piernas, por mucho que les diese con la culata de mi pistola en sus apestosas manos. Sus huesudos dedos no sufrían, y seguían ansiando mi carne, pensé que todo había terminado cuando un disparo resonó. En la azotea vi a un oficial como yo, disparando a los malditos muertos vivientes y a otros tantos en la calle, disparando también. No me había sentido tan aliviado en mi vida. Cuando terminaron con lo que había sido una amenaza mortal para mí, me sentí avergonzado por haber sido rescatado. No tardaron en volver a alzar las pistolas cuando se acercaron un poco más a mí, miré a mi espalda a ver si había otro de esos, pero no había nadie, solo estaba yo.
? ¡¿Te han mordido?! ? gritó uno de ellos
? ¿Qué? ? desorientado como estaba, no entendía a que venía la pregunta ? os debo una tíos, creía que estaba muerto?
? ¡He preguntado si te han mordido! ¿De qué son esas heridas? ¡Responde!
? Si, si, me han mordido, pero? ? vi su mirada de resignación y de pena, entonces entendí mi situación ? no va a pasar nada, estoy bien
? Lo siento muchacho ? dijo otro de los que se habían acercado, también apuntándome con su pistola.
? ¡Este maldito cabrón me ha hecho gastar balas para salvar su maldito pellejo condenado! ? otro de ellos habló, parecía muy alterado, como si se hubiese tomado varias tazas de café y bebidas energéticas juntas.
? Chicos, por favor, soy de los vuestros, me pondré bien, seguro que hay una cura para esto, ¿no? ? Intentaba convencerme mientras buscaba una salida, ahora ellos, los que creía que me habían salvado, era de los que tenía que huir. El que parecía más calmado negó con la cabeza.
Me moví antes de que ellos me dispararan y salí corriendo por la calle de al lado, escuché maldiciones de los soldados que salieron corriendo detrás de mí. Mientras corría, pensé en que todo lo que me estaba ocurriendo tenía que ser una perversa pesadilla, una que te hacen sentir mal, y que aún despierto te deja un mal sabor de boca, quería creer que de un momento a otro despertaría en mi cama, sobresaltado por los horrores que habían invadido mis sueños. Pero simplemente seguí corriendo. No sé a quien quería engañar, en mi estado, con la pierna sin curar y herida no iba a llegar a ningún lado y ellos me darían alcance enseguida, un disparo cerca de mi brazo me lo confirmó. Caí al suelo por el sobresalto y rodé, esquivando algunas balas más. Indefenso, me quedé tumbado en el suelo, esperando que creyesen que me habían dado. Pero un temblor inconsciente lo echó todo a perder, me cogieron y me levantaron apuntando a mi cabeza, sentí como el dedo de aquel soldado se apoyaba en el gatillo, pero no llegó a realizar el disparo. Una horda de seres contagiados aparecieron, jamás me había alegrado de verlos, hasta que vi a uno con la cara medio destrozada, haciendo que se me revolviese el estomago. El vomito se desencadenó cuando el hombre que me agarraba me dio un puñetazo en la boca del estomago para darme una pistola.
? Haz un favor a la humanidad y aniquila a unos cuantos de estos, después puedes usar una bala para terminar con tu vida.
Pero no me dio tiempo a responderle cuando un fuerte estremecimiento hizo que me doblase y volviese a vomitar. Al mirar a aquel soldado de nuevo ya no veía a un camarada, sino que veía comida. Me entró el pánico y comencé a temblar mientras una serie de disparos y muertes se acontecían a mí alrededor. Ahora no temía aquellos monstruos, no temía a los soldados armados, no temía mi muerte, temía a lo que se estaba apoderando de mi cuerpo. Me estaba convirtiendo en uno de ellos y eso era lo que más temía. Intenté coger la pistola pero mis manos no me dejaron. Un instinto primitivo me instó a tirarme sobre uno de los oficiales a morderle y ahí es cuando empecé a saber que no era yo, que había perdido el control. La carne de aquel hombre en mi boca hizo que perdiese la poca cordura que me quedaba, ahora nada podía acabar conmigo, éramos más de un centenar de cuerpos vacios, atacando a cuatro hombres a los que pronto se les terminaría la munición. Por una vez en toda mi vida me sentí más vivo que nunca. Ahora, en grupo, tenía poder, tenía un bando al que pertenecía, y éramos millones.
RELATO 4:
Abro los ojos y levanto la cabeza, apenas veo nada, tan solo un leve resplandor anaranjado entre lo que parece ser neblina.
Siento en mi espalda el relieve de unos fríos adoquines, me incorporo un tanto mareado y sin saber a dónde dirigirme.
Doy dos pasos y me golpeo la cabeza con un muro de granito, extiendo las manos, toco a mi alrededor, parece que estoy en un pasillo.
Sin saber muy bien a donde voy, me dirijo hacia la luz, la oscuridad me pone de los nervios y tengo la sensación de que alguien me observa.
Parece que nunca voy a alcanzar la luz pero según mi vista se va adaptando a este ambiente alcanzo a ver una antorcha.
Me doy más prisa mientras noto como tras mis pasos caminan otros casi simultáneamente, ¿o tal vez es producto de mi imaginación?
Paro justo debajo de la antorcha y me quedo quieto, el ruido cesa, tal vez tan solo se trataba del eco. Allí hay una especie de arcón y una mesa, noto el olor de una esencia que me trae recuerdos de mi infancia, parece que viene del baúl, lo abro y descubro dentro un candil aceite y algunos trastos viejos libros y una especie de broche.
Cojo el candil lo relleno y lo enciendo no aguanto más esta oscuridad, además me he llevado el colgante, parece ser un camafeo, tal vez me haga compañía en este extraño lugar.
Camino por el pasillo adelante , cada vez más rápido los pasos vuelven a escucharse tras de mí , y al frente escucho lo que me parecen ser lamentos, me paro, me doy la vuelta? pero no, no me sigue nadie, debo estar alterado además la cabeza me duele bastante, me debí llevar un buen golpe antes.
Sigo caminando y comienzo a ver puertas de madera de roble , muy robustas y con un pequeño ventanuco, se alternan a cada lado del pasillo cada pocos metros, parecen calabozos , además se respira un hedor que me recuerda al de las manzanas podridas, ¿donde demonios estoy?
El crepitar de una puerta abriéndose me sorprende , avanzo un poco más y descubro que uno de los calabozos no está cerrado con llave. Me asomo y una brisa fresca me acaricia la cara, me encuentro con una vieja y estrecha cama sobre la que yace un esqueleto polvoriento, hay una vela apagada sobre una mesita, la enciendo con un yesquero que se encuentra tirado al lado de los restos del preso.
Suena raro pero estoy más tranquilo aquí, tal vez sea que me siento menos solo con tan peculiar compañía. Cierro la puerta cuidadosamente y me siento a leer unos papeles que hay en la mesita. Uno de ellos reza así:
?Querido señor Thompson, hacía tiempo que no le escribía, la verdad que la cantidad de labores en la casa grande me ocupan todo el día pero intento sacar tiempo de donde puedo para ocuparme también de sus asuntos mientras permanece en el castillo.
He decidido ir a visitarle en cuanto acabe la temporada y se haya recogido todo el fruto. Tiene que ser duro estar ahí durante tanto tiempo sin tener a un familiar o amigo que le de algo de consuelo. Le llevaré unos libros un pequeño recuerdo y alguna comida especial para hacerlo más llevadero.
También quería decirle que unos hombres han estado preguntando por usted eran 3 de mediana edad, parecían viajantes no me dieron sus nombres pero parecían venir de muy lejos, decían traer algunos mapas importantes para usted y una especie de artilugio, pero querían dárselos a usted en mano.
La verdad que no me han causado muy buena impresión así que les he dicho que si van a estar por aquí esperen unos días, al menos hasta que usted sepa si debo hacerles caso.
Poco más tengo que contar, aquí todo sigue como siempre pero se nota su ausencia.
Un abrazo Srta. Pegotty.?
Tras leer esto siento que necesito hacer algo, no puedo quedarme aquí todo el día (o noche quién sabe) además la vela se está comenzando a consumir. Cojo el candil y salgo, me apresuro a seguir avanzando hasta llegar a unas escaleras que suben llegando arriba vuelvo a oír ruidos. Abro la puerta que se encuentra al final y me encuentro con lo que parece ser un gran salón de baile.
La estancia esta ligeramente iluminada a través de unas cristaleras, es de noche pero por suerte una gran luna llena permite ver un poco todo lo que me rodea. Me acerco a una gran mesa repleta de comida podrida, nada que se pueda aprovechar. Sigo caminando , oigo el lamento de una mujer pidiendo ayuda, me encamino hacia la fuente de la llamada de socorro con una cierta desconfianza, viene de un pasillo al final de el gran salón. Me adentro en la oscuridad de nuevo.
Caminando por el corredor me doy cuenta de que ya estoy muy lejos de la entrada y de que me estoy quedando sin aceite, la lámpara está a punto de agotarse. No se que hacer, ¿vuelvo? ¿sigo avanzando? Tengo que decidirme, creo que ya es demasiado tarde como para dar la vuelta, además sigo notando que algo me sigue? y siento que tengo que ayudar a esa mujer.
Sigo adelante, me quedo sin luz, voy a tientas tocando las paredes? siento miedo los dientes me castañetean y comienzo a encorvarme , de hecho ya casi voy a rastras? me estoy dejando llevar por el pánico, esta oscuridad es terrible y ya no sé si me da más miedo quien me sigue o quién me llama.
Siento como si algo me hubiese tocado, me quedo quieto, aguanto la respiración, y trato de no pensar en nada, alguien esta muy cerca de mí , de repente en el suelo escucho un ruido que resuena a través de todo el lugar, se me ha caído al suelo el broche que había encontrado.
La voz que pide socorro se queda en silencio. Noto un aliento frío en mi nuca y me siento desvanecer.
Ahora estoy en una húmeda celda escribiendo,y aguardando sin saber que será de mi.
RELATO 5:
RPV.: Un joven muchacho que siempre soñó con convertirse en un héroe de cómic ve como su sueño se hace realidad al acceder a la escuela militar. Su momento de gloria llega cuando el ejército decide atacar el planeta que amenaza con destruirlos.
Mis padres siempre me han recordado que, desde que era muy pequeño, soñaba con poder vivir las historias que leía en mis cómics de acción, hacer realidad las proezas de mis héroes favoritos y llegar allí donde nadie ha llegado jamás. Mis historietas favoritas eran las que tenían que ver con horribles monstruos espaciales, criaturas a las que el protagonista debía enfrentarse con la simple ayuda de su fiel nave espacial, la cual guiaba por el universo con la maestría de un experimentado jinete.
Las noches eran el momento más especial para mí, cuando cerraba el cómic de esa semana y miraba a las estrellas, soñador, pensando que algún día podría visitar todas y cada una de ellas surcando la oscura infinidad del espacio y descubriendo nuevos planetas habitados por malvados seres que planeaban en secreto acabar con nuestra especie. Yo sería el héroe, y los niños leerían mis hazañas y soñarían, al igual que yo hacía entonces, con alcanzar tales proezas.
Los varones de mi familia siempre han tenido una tradición militar muy arraigada, y mi padre, como no podía ser de otra forma, quería que su hijo continuara con este extraño legado. Entonces yo ya había cumplido unos cuantos años desde que jugara con mis amigos en el patio de la escuela a las "criaturas espaciales". Había madurado y olvidado todo aquello que una vez me hizo volar con la imaginación. Sin embargo aquí me encuentro, a punto de ser alistado en el espacial, algo que había perseguido con cierta edad pero que, a decir verdad, no acaba de convencerme en exceso hoy en día. Aún así no tuve el valor de confesarle a mi padre mis inquietudes y planes de futuro y dejé que fuera él quien labrara mi vida laboral. Puede que al fin y al cabo haya ido perdiendo el valor con el paso de los años.
Día 35 en la Escuela Militar
Nunca pensé que esto de ser militar fuera a resultar tan duro. Nos levantamos pronto, nos equipamos como si nos fuera la vida en ello, corremos al comedor e ingerimos los alimentos como sucios animales de corral y acudimos raudos a las estaciones para comenzar las maniobras, todo ello, claro está, en un tiempo record de 20 minutos. En los 35 días que llevo aquí metido he tenido mucho tiempo de pensar en lo estúpido que fui cuando era sólo un crío. Sí, puede que ahí esté la cuestión, que "era sólo un crío", pero eso no evita que maldiga día y noche aquel sueño que, en cierta medida, ha llegado a hacerse realidad, y es que si llego a saber que los Dioses escuchan nuestras plegarias habría rogado una vida de lujo y poco trabajo.
Día 58 en la Escuela Militar
Autómatas, eso es precisamente lo que somos. Nuestros pasos son acompasados como las agujas de un reloj, masticamos a la vez, parpadeamos al unísono e incluso podría asegurar que nos masturbamos al mismo tiempo (y terminamos de forma sincronizada).
Los día se suceden y esto es cada vez más insufrible. No dejamos de practicar uuuuna y otra vez las estrategias que, según el alto mando, nos llevarán a la victoria el día en que debamos salir ahí afuera para hacer frente al enemigo. ¿Pero qué enemigo? Hace siglos que firmamos la paz con los planetas vecinos, una paz firme y asegurada por los Concejales Planetarios o, como a mí me gusta llamarlos, "rehenes por interés".
Día 142 en la Escuela Militar
Adivina que llevamos haciendo todos estos meses. Exacto, practicar estrategias militares. No sé si es cosa mía, pero ha llegado un punto en el que no me parece que hagamos grandes avances en esto de las formaciones de ataque. Siempre me parece estar realizando las mismas maniobras, una especie de mantra que se nos ha quedado grabado a fuego en la cabeza y con el cual soñamos todos los días.
Hemos llegado a un punto en el que nadie habla si no es para decir algo estrictamente necesario. Todos caminan con la cabeza baja, no se saludan por los pasillos ni intercambian una simple mirada. Puede que yo mismo esté actuando igual que todos ellos, a estas alturas no sabría decir qué es lo que hago y qué es lo que dejo de hacer, pues me parece vagar como un alma en pena y vivir cada día el mismo momento, como si mi vida fuese una película de mala calidad, tan mala como los videos de estrategias militares que nos ponen después de la comida.
Día 287 en la Escuela Militar
No sé ni por qué sigo escribiendo este estúpido diario, pero los acontecimientos que han ocurrido estos últimos días me incitan a hacerlo. Puede que algo importante esté a punto de ocurrir. Los oficiales parecen estar más concienciados de lo normal y nos han aumentado las horas de estrategias y formación militar. Si dijera que nuestras maniobras a los mandos de las naves no parecieran controladas y perfectamente sincronizadas por una máquina estaría mintiendo.
Resulta extrañamente elegante ver cómo los pilotos guían sus naves con perfecta sincronía y sin cometer un sólo error. La ejecución de las tácticas es absolutamente impecable, y según los rumores muy pronto tendremos que ponerlas a prueba en una campaña de acción real. ¿Que si estoy preocupado? Por supuesto que no, no soy capaz de imaginarme a ninguna raza que pueda hacer frente a nuestras estudiadas estrategias.
Día 312 en la Escuela Militar
Por fin parece que se acerca el momento. Nuestro departamento de estrategia ha sido capaz de localizar una serie de mensajes provenientes de un lejano planeta cuya existencia desconocíamos (al menos los "hombres de a pie". La raza que en él habita está haciendo acopio de poderosas armas militares, y parece que planean lanzar su flota espacial contra nuestros hogares. El sentimiento patrio es más fuerte que nunca en nuestros corazones, y hasta que llegue el día seguiremos esforzándonos por seguir mejorando las ya de por sí inigualables maniobras de combate. No saben con quién están jugando.
Día 1 rumbo al planeta enemigo
El alto mando ha decidido que un buen ataque es la mejor defensa, así que nos dirigimos hacia el planeta de nuestros enemigos para realizar una ofensiva que no se esperan y así cogerlos desprevenidos. Nuestra flota es colosal y aún en la travesía nos movemos como un sólo ente. Algo digno de ver.
Día 95 rumbo al planeta enemigo
Gracias a nuestros potentes motores estamos a tan sólo 3 jornadas de alcanzar nuestro objetivo. Seguimos entrenándonos en los simuladores virtuales, y hasta la fecha no hemos tenido ninguna baja a pesar de que la Inteligencia Artificial es la más compleja creada en la historia. Esta misión va a ser pan comido, y todos nosotros seremos recordados como héroes por nuestros compatriotas. El héroe que soñé llegar a ser.
Día 5 del ataque
Esto es completamente imposible, ¡no tiene sentido alguno! El enemigo está acabando con nuestras oleadas de ataques con una facilidad pasmosa. Dentro de poco le tocará el turno a mi escuadra, pero estamos preparados para acabar con todas sus fuerzas. Hacen uso de un extraño vehículo capaz de lanzar potentes rayos a nuestra posición, aunque nuestro ejército está formado por cientos de miles de naves que no se rendirán tan fácilmente. Sí todo sigue así entraré en acción en un par de días.
Día 7 del ataque
Ha llegado la hora de la verdad. Nos dirigimos rápidamente a nuestros puestos y dejamos atrás la seguridad de la nave nodriza, cuya misión, además de transportar y aprovisionar a las flotas, es la de realizar fugaces y esporádicos ataques que el enemigo no se espera. ¡Allá vamos! Puedo ver a nuestro objetivo justo debajo de nosotros. Comienza la coreografía, una maniobra que hemos ensayado durante tanto tiempo... el dominio es inmejorable y la sincronía exquisita, ¡de ninguna manera puede hacer frente a un ataque similar! A pesar de haber realizado la misma acción durante tanto tiempo me sigue pareciendo preciosa: descendemos, nos desplazamos hacia la derecha, volvemos a descender y cambiamos el rumbo hacia la izquierda, bajamos un poco más, ¡lo tenemos muy cerca!, viramos hacia la derecha... ¡ánimo chicos!
RELATO 6:
RPV: un tipo desorientado regresa de entre los muerto para "ojos verdes" sabe qué!
Hoy de nuevo ha vuelto a suceder….
Abro los ojos, despierto de un profundo sueño, sin saber como de largo a sido el letargo, esta vez al final del túnel se entreve un techo de paja y barro,
Busco a mí alrededor algún signo de la vida pasada del cuerpo en el que a partir de ahora me hospedo.
Miro mi nueva forma, descubro un zarpazo mortal en el abdomen, seguramente de una bestia de gran tamaño, observo las manos, curtidas, como las de alguien acostumbrado a trabajar duro con ellas empuñando alguna herramienta pesada, botas de caña alta en unas gruesas y largas piernas cubiertas con unos pantalones de gruesa pana. Parece que he tenido suerte esta vez, el chico debía tener una constitución bastante robusta, es lo que yo llamo un huesos grandes. Sus músculos no me sirven demasiado, al final la carne putrefacta del cadáver en el que estoy se acabara pudriendo y no será mas que un incordio para mi, un ser de puro éter. Debo deshacerme de esta envoltura carnosa hasta encontrar el denso hueso, donde como siempre espero hallar tatuadas las por ahora incomprensibles pistas de mi actual y desconocido propósito.
Tras ajustarme a este cascarón me incorporo ante una joven, que entrando por la puerta suelta un alarido mientras ve el intestino desgarrado y aun sangrante del que seguramente fuese su antiguo esposo. Un sentimiento de lastima recorre en mi interior pasadizos de mi mente ya casi olvidados.
Siempre es igual, cada vez que me reencarno en otro ser ya muerto y su familia me descubre destrozado pero en pie, y marchándome del lugar en que estaba, se revuelve mi interior, las ganas de explicarle que no soy esa persona a la que cree que esta viendo se hacen insoportables, pero uno aprende, y con el tiempo y la experiencia descubres que lo mejor es no intentar dar explicaciones de ningún tipo, mejor que crean que lo que esta sucediendo es un acto de brujería o algo por el estilo, ya que realmente, ni yo se lo que soy. Quizás un alma sometida a la voluntad de un ser superior, quizás un experimento fallido de algún loco y viejo alquimista.
Maldita sea la hora en la que morí por primera vez. Han sido tantas las experiencias vividas desde aquel momento que ni siquiera las imágenes que veo cuando entro en trance y busco en mi mente son del todo nítidas, están difuminadas por los años y el paso del tiempo, simples vagos recuerdos de otros tiempos.
Recuerdo ser un niño, uno bastante peculiar, el típico que era objeto de burlas y castigos inmerecidos, fruto del que descubriría que era mi don, ver mas allá de la simple luz del día, ver lo que hace un par de siglos llamaban energía.
Recuerdo estar tumbado en un prado a la luz de la luna, todo un mar de estrellas, acompañado a mi alrededor por un sinfín de alargadas formas incorpóreas danzando al compás del ritmo suave de la flauta que tocaba mi padre.
Recuerdo su imponente figura, su grabe pero a la vez dulce voz, y su aura vital.
El a pesar de saber que yo era diferente del resto de niños, me reconfortaba estrechándome entre sus fuertes brazos tras haber sido ninguneado y maltratado por el resto de crios de la época que me llamaban el encantado o el loco de los fantasmas.
Recuerdo estar atenazado por algo en la choza, al principio supuse que era terror, mientras esta se incendiaba a causa de un rayo durante una tormenta de verano.
Gracias a este don o castigo que tengo, observo a mi padre sacándome de allí haciendo acopio de todas sus fuerzas, las ultimas imágenes que tengo de el son las de un hombre que tras salvar a su hijo de las llamas, se da cuenta de que este, es decir yo, deja de moverse tras cerrar los ojos. Con los ojos entrecerrados, despertándome de una especie de estado catatónico, le veo cerrar el ataúd en el que me enterraría estando vivo.
Mucho mas tarde y con gran esfuerzo, conseguí abrir la cripta oscura que es mi mente y revisando de cerca aquellas escenas conseguí recordar unos profundos ojos verdes, que desde un oscuro rincón se clavaban en mi y ejercían una influencia magnética, paralizante. Esos mismos que en ocasiones descubro observándome desde las sombras tras cada nuevo despertar y que anhelan que yo, su criatura cumpla su nuevo objetivo en un juego macabro en el que todo es misterioso y desconocido.
Esta realidad para mi, y seguramente juego para alguien, supone una dura tarea, tras cada marca y dibujo en el hueso, se encuentran enigmas ya resueltos y otros aun por resolver.
Estos acertijos me han llevado por la inmensidad del mundo, me han obligado a adquirir y aprender una cantidad de lenguas y conocimientos antes para mi desconocidos, se me han mostrado los valores y sentimientos que rigen los corazones de la gente. Estas vidas, han supuesto para mi un crecimiento espiritual, aunque como dolorosamente descubrí un día, no puedo pisar una iglesia o recinto sagrado sin la debida protección de unos zancos de madera, a pesar del placer que me produce escuchar la música de un órgano de viento o el canto de un conjunto de monjes gregorianos.
En fin, esta vida, si es que puede llamarse así, errante en todos los sentidos, ha hecho de mí un ser casi completo y lleno de inquietudes, pues a pesar de los saberes que ahora poseo, aun me quedan muchos misterios por descubrir.
Así, aun envuelto en esta camisa carnosa, con un pie en la casucha y el otro encaminado hacia el bosque más cercano, espero resolver la causa que me ha traído de entre la paz de los muertos de nuevo a las tierras de Azeroth.
RELATO 7:
RPV: La historia se centra en un personaje, Bishop, sus pensamientos y las vivencias de la historia que vive con otros personajes. Shandra, una granjera es raptada por los enemigos quien piensan que es importante para atraer el cebo y conseguir que el personaje principal Elenie venga hasta una de las cuevas principales y más importantes. Elenie tendrá que rescatar a Shandra y enfrentarse a los enemigos con ayuda de su grupo.
Nota autor: algunas de las frases las he intentado sacar del juego (aproximadas) para que tengan relación en el hilo de la historia.
¡¡Estan atacando la posada!! ¡¡Alarma!! ¡Salid todos de la cama y agarrad una arma, la Posada está siendo atacada!
Duncan empuñó una espada medio oxidada que estaba colgada en la pared en motivo de otras batallas memorables del pasado y cerró la puerta de entrada para que no saliera nadie. Los githyanki atacaban en grupos, nunca solos. Quienes querían dejar a recordar un nombre heroico en la posada blandieron la espada en solitario y intentaron resistir el ataque sin fin de las hordas de atacantes, y lo único que hicieron fue dejar una huella de ellos en forma de sangre. Panda de alcornoques...
Había un gran rimero de muertos adornando el suelo y eso imposibilitaba luchar con fluidez para frenar el ataque. Me coloqué detrás de una de las mesas para disparar un sinfín de flechas a los grupos de gityhankis, un grupo reducido se introdujo dentro de las habitaciones aprovechando el desconcierto, no pude saber bien lo que se llevaban ya que tenía un grupo de rivales yendo a por mi y me estaban impidiendo el paso.
Los huéspedes y entre ellos, los héroes, pudieron frenar el ataque y mantenerlo todo en orden. Al poco rato Duncan entró en las habitaciones para comprobar que todo estaba correcto pero vino corriendo hacía la barra de la posada para encontrarse con un grupo de personas que habían estado hablando con él poco antes del ataque.
Que Sandra ha sido raptada? Cielos! Como han podido entrar los githyanki en la ciudad???
- Es que eso importa? Tendrás que darte prisa si quieres conseguir traerla de vuelta. Mira aquí, este enemigo tenía una hoja del Bosque del Ocaso atrapada en su bota. Eso significa que vino de lo más porfundo del territorio Luskanita y allí es de donde estarán regresando.
- Luskan? Bishop,Este es tu territorio.
- Si, pero no es mi problema. No pienso entrar en territorio de Luskan para ir a traer a una granjera de vuelta y menos con ella.
- La vida de Shandra está en peligro. Necesitamos tu ayuda – dijo Elenie.
- Que clase de familia tienes Duncan? Es que todos sois sordos? Como dije, no es mi problema.
La ayudarás, Bishop, te guste o no.
Y que te hace pensar que... No estarás pidiendo de vuelta el favor no? Estas seguro de ello?
La vida de una mujer está en juego. Si eso es lo que se necesita para que puedas hacer lo correcto, que así sea.
¿Rescatar a una simple granjera serviría para pagar la deuda de Duncan de haberme sacado del ejército de los mercenarios de Luskan? Cuando Duncan me encontró antaño moribundo estaba deseaba morir en tierra Luskanita. Me salvó y ahora Duncan llamaba “favor” el haber salvado mi vida, la cual para mí no tenia importancia en ese momento. La idea de ir a buscar a Shandra era muy precipitada, por eso acepté. - Bien, Duncan. Si por este precio tan pequeño podré librarme de ti dejame decirte que eres un completo idiota.
- Que así sea.
- Bien, recoge tus cosas, Elenie. Nos veremos en la frontera de Luskan. Sigue mis indicaciones y no intentes hacer nada fuera de lo que yo te diga. Si nos capturan los Luskanitas seremos dianas perfectas para sus prácticas de tiro al arco.
Muy bien, allí estaré con mi grupo.- dijo Elenie.
La ciudad estaba tranquila, demasiado.
Quieta, hay algo que no va bien.
Elenie miró por encima de las casas, rodeó con su mirada los caminos adyacentes y dijo:
Estás en lo cierto. No veo a nadie fuera de las casas.
Bien, veo que estas aprendiendo de mi. Ahora escuchame, puede que así consigas quedarte con vida. No son solo los habitantes, ¿que hay de los mercaderes? Los enemigos se mueven rápido pero nos estamos acercando. - Nos esperaremos aquí, a ver que pasa.
Eres demasiado cautelosa, pero en este momento te doy la razón. Mantente alerta, estoy en la certeza de que puede ser una emboscada.
Tal y como pensaba, de las puertas de las casas salieron githyanki encarcelandonos así en un círculo evitando que pudiéramos luchar en grupo, ya que ellos nos superaban en número. Pensé en sacar la espada pero githyankis carecían de razón, atacaban de uno en uno empuñando las espadas con torpeza así que saqué mi arco y disparé de tres en tres las flechas que caían en tres direcciones para que pudiéramos dispersarnos y atacar de uno en uno a los débiles enemigos. Los pocos que quedaban huyeron en dirección norte y este, caminos que llevaban a las montañas.
Nada más acabar de matar al último githyanki que se sacrifió para que los demás de su clan pudieran huír, guardó su espada y hechó un vistazo por el pueblo en busca de victimas a las que ayudar.
Ha sido fácil, suerte que la ejecución de la emboscada ha sido lenta, si no, nos hubieran cazado como ratas. - Bishop, tendríamos que asegurarnos de que todas las personas están a salvo y no hay ningun herido.
Ella tiene razón, Bishop -. Opinó Kasavir. - Elenie...¿No te das cuenta de que estamos perdiendo el tiempo si nos paramos? El rastro que han dejado empieza a estar frio, cada vez que pase más tiempo perderemos más su pista.
- Pero tenemos que ayudar a los heridos -. Objetó Kasavir.
Estamos siguiendo la pista de Shandra que no sabemos con certeza su paradero ni si sigue con vida, pero por cada momento que nos detengamos la sospecha de que Shandra está muerta se harán más reales. Así que, no nos detengamos.
Elenie suspiró - Está bien...pero una vez hayamos rescatado a Shandra quiero entrar otra vez a este pueblo. -
Lo que hagas después de rescatar a Shandra no me concierne. Duncan solo ha apelado mi deuda para que te ayude a encontrarla, no para ayudar a todo ser vivo que nos encontremos de paso.
Sabiendo que era pariente de Duncan no cabía duda que el sentido de la lealtad estaba inculcado en ella. Eran el tipo de personas que no veían nada más allá de leyes, obligaciones y injusticias. Eran cabezas huecas que necesitaban llenarse de ideales que no habían salido de su boca. Una persona así no se daba cuenta de que por mucha lealtad y mucha razón que hubiere en una persona siempre produciría daño a alguien. Al fin y al cabo era solo una manera de limpiarse el sentido de culpabilidad de cualquier acto...Y aquel paladín que la acompañaba era igual que ella, cegados con la luz del bien y escupiendo palabras preestablecidas. Era tan...parecida a ella...
Karnwyr, adelantate hacía las montañas y abre camino.-. El lobo aulló a su amo y trotó hasta desaparecer de la linea visible del horizonte.
Hacía el camino de la parte superior de la ruta de la cueva hubo un gran número de githyankis a los que derribar. Dentro de la cueva, los githyanki habían convencido a los súcubos a unirse con ellos para defender la cueva. Los súcubos eran resistentes a la magia pero no tanto con las armas férreas. La mejor manera de atacarles fue atraerlas hasta espacios cerrados donde sus ataques no eran tan poderosos. Después de separarnos de los súcubos fue muy fácil saber donde estaba la sala más importante, todos los caminos divergentes de la cueva eran unidireccionales. Shandra estaba encarcelada dentro de unos barrotes en una sala donde estaban realizando un conjuro para unir todas las piezas cristalinas de la espada githyanki. Envié a Karnwyr trás ellos y pude encargarme de dos magos para aturar el conjuro.
-Has llegado como pensaba, Kalack-cha. Dijo Zeeare. ¿Cuanto tiempo crees que podrás escaparte de nosotros? ---Responderás por tus crimenes Kalach – Cha.
-Escucha...-. Dijo Elenie. - Si conociera los crimenes que he hecho tal vez podriamos empezar de otra manera.
-Que no conoces tus crimenes? Has sacrificado mucha gente, y tal y como esperaba tienes en posesión fragmentos de la espada de plata y quiero saber donde están. Eso te hace ser culpable, Kalach-Cha.
-No tengo ningun fragmento de plata. No se de que espada me hablas.
-¡¡Mientes!!. ¿Crees que mi ejército mentiría? - Chilló Zeeare.
Zeeare, reina de los githyanki alzó los brazos y realizando un conjuro, le salieron dos brotes de magia azul entre los brazos atrapando a Elenie y su pecho empezó a irradiar luz azul.
Tienes... un fragmento de la espada en tu interior. ¡Y te lo quitaré a la fuerza!
La luz se hizo cada vez mayor y de la herida del pecho empezó a brotar sangre, el fragmento de la espada había salido de su cuerpo y ahora estaba en manos de Zeeare quien estaba contemplando ese fragmento entre sus manos.
Aprovechando esa oportunidad Elenie saltó encima de Zeeare con su espada y le atravesó el pecho. Un grito ahogado rompió el silencio que poco antes había nacido. Los últimos magos se desvanecieron con un conjuro desalojando así la sala con el cuerpo de Zeeare estirado en el suelo.. Elenie respaldándose con la espada en el suelo se apretó la herida con la otra mano. Se miró las marcas de sangre de la mano y la apretó con fuerza. Miró el cuerpo de Zeeare y se quedó dubitativa un buen rato hasta que, con la ayuda de la espada, se acercó hasta Zeeare y le arrebató el pedazo de fragmento de espada que había sido el causante de la herida del pecho. Examinó su cuerpo por última vez, registrando cada uno de los bolsillos ,así pues, de un bolsillo de la túnica, sacó otros fragmentos de la Espada. Elenie suspiró y me miró fijamente como si quisiera decirme algo pero se limitó a mirar el suelo y preguntar a Shandra si se encontraba bien.
-Me podéis sacar de aquí ya? - replicó Shandra. -.Creo que me estoy cansando de todo esto.
Tranquila, tendrás todo camino y el tiempo del mundo para pagarnos una recompensa.- Dijo Bishop.
Me habéis puesto en peligro multitud de veces! No pienso pagaros ni una mísera moneda. - Replicó Shandra mientras recogía sus cosas.
Si lo prefieres, podrías pagarme de otra forma. Mi cama... es tan fría por la noche...pienso que tu podrías arreglarlo.
No le hables de esa manera, Bishop -. Dejó ir Elenie.
Vaya que sorpresa!. No pensaba que fueras a ponerte tan celosa. En todo caso tu también tendrás tu parte de la cama si lo prefieres. - Soltó Bishop con una sonrisa. - Y si eso es todo lo que hemos venido a escuchar, saquemos a esta granjera de aquí y vayámonos a celebrarlo a la taberna!. - dejó ir Bishop.
Cuando llegamos a la taberna Duncan se apresuró a recibirnos y a curar las heridas de todos, Elenie y su tío (Duncan) estuvieron hablando durante varios minutos y parece ser que hablaban sobre el fragmento que albergaba en su interior. De mientras, aproveché que el descuidado Duncan no vigilaba la barra de la taberna para llenarme la primera tanda de cerveza de la noche.
Vamos vamos, porque esas caras? - me giré hacía Elenie y Duncan quienes aún continuaban hablando sobre el fragmento.- ¿Es que se ha muerto alguien? Bien – dije mientras empujaba con mi brazo en los hombros de Elenie -. en todo caso, es algo por lo que yo estoy dispuesto a celebrar. Oh...oh se me olvidaba, creo que sería en beneficio de mis intereses y de los tuyos que yo me quedara en tu grupo.
-No necesitamos tu ayuda, Bishop – Dijo Casavir.
-Arg...Es que acaso lo ha dicho ella o ha sido una de tus frases egoístas y manipuladoras digno de un paladín?
Bishop, ya has hecho más de lo que... -. Intentó decir Duncan
Oh, vamos, Duncan, despues de todo una deuda es una deuda hasta el final ¿No es cierto?
Bueno...creo que nos iría bien tu ayuda. -. Dijo Elenie con afán de cortar la discusión que se estaba formando.
Genial! -. dijo dejando caer un brazo en las espaldas de Elenie. Si soy bienvenido entonces voy a ayudar a poner una gran cantidad de aventuras y peligros. Al fin y al cabo rescatar a esa granjera ha sido lo más divertido que he podido hacer en estos últimos meses
Habiendo hecho caso a la apelación de Dunkan me había salvado de mi destino? De todas formas, unirme al grupo de Elenie me garantizaba un viaje peligroso y más dinámico aunque tuviera que aguantar a tipos como Kasavir o Shandra. Así que no rechacé la idea de unirme con ellos durante el camino.
Una sombra volteó por encima de mi y cayó en la mesa. Era una jarra de cerveza espumosa y recién sacada de los barriles que guardaba Duncan bajo la posada con llave. Era una de las mejores cervezas que tenía cobijadas.
Invita mi tio...bueno, a decir verdad, invito yo – dijo Elenie. -Es para ti, por ayudar a rescatar Shandra.
Duncan apeló un favor.
De todas formas, he querido recompensarte con una jarra. Se que por mucho que Dunchan te hubiera pedido ayuda tu podrías haberte limitado a hacer lo que te pidió sin ayudarme a mi.
Vamos, si te hubiera pasado algo, Duncan no me hubiera dejado libre nunca. Era primordial que salieras con vida de la misión.
Después de una larga noche de cervezas, la gente se iba paulatinamente a sus habitaciones incluyendo a la propia Elenie que no dijo nada después de la conversación que mantuvimos. Dejé media jarra en una de las mesas vacías de la posada y salí fuera. Debido al sueño producido por las garras de Morfeo y mi estado ebrio me vinieron recuerdos del pasado, de ella... Su pelo, su sonrisa, su olor...su vida. Una vida a manos de mi culpabilidad, una vida en manos de un incendio, una vida en manos de un pueblo Luskanita desconfiado de mis palabras, de mis advertencias sobre el fuego provocado por mi. Fue demasiado tarde. Duncan clavó esa espina en mi interior creyendo que me salvó de la muerte. La muerte no me llegó ese día pero vendría a por mi. Al fin y al cabo de la cuna a la muerte no había más de tres pasos. .
La puerta se abrió de par en par. Pude oler su perfume. Giré con rapidez y clavé mis dos manos entre la figura humana. Las dejé caer, acercándome cada vez más, cogiendo un mechón de su pelo.
-Al fin estamos solos.
-Bishop...- Elenie bajó los ojos y suspiró levemente.
RELATO 8:
RPV: La pena de una familia que vivió tiempos mejores
- ¿Cómo está, doctor?
- No responde a los estímulos. No sé cómo ha podido llegar a semejante estado, pero sufre un estado de catatonia aguda.
- ¿Catatonia? ¿Es por eso por lo que no habla y ni siquiera pestañea?
- Así es. Ha debido sufrir un gran shock. No hay nadie que se quede catatónico así porque sí. Ha debido sufrir un fuerte varapalo en su vida del que aún siquiera ha podido reaccionar.
- Últimamente las cosas han ido de mal en peor en su vida, pero nunca pensé que llegaría a estar tan mal. Venga conmigo a la salita y se toma una taza de jugo de cáñamo mientras le cuento todo lo que le ha pasado durante estos últimos años para que pueda dar un diagnóstico más preciso.
- Está bien.
Amy pasa con el médico a la salita, le ofrece asiento y una taza de jugo de cáñamo y empieza a contar:
- Como usted no es de esta región, seguramente su cara no le suene, pero puedo asegurarle que es muy famoso en este lugar. O al menos, hasta su debacle, lo era.
Cuando aún era un niño, un malvado ser secuestró a todo el mundo y amenazó con destruir nuestro precioso ecosistema. Para ello, construyó una terrible factoría en lo alto de nuestro monte que pronto contaminaría todo. A nuestros amigos, además, los metió dentro de cachivaches mecánicos cuyo fin era sembrar el caos y acabar con todo resto de paz en cada uno de las zonas de nuestra preciosa isla. El destino quiso que el que ahora está catatónico se librase de caer en las garras del tirano y emprendiese una aventura en solitario, en la que terminó rescatando a todos los habitantes de la isla y frustrando los planes del malvado hombre que se había empecinado en hacer de nuestra vida un infierno. Él no buscaba fama, sino restaurar la paz, pero ésta fue inevitable y pronto se convertiría en un icono y en un modelo a seguir por todos.
Al principio él no se dejó llevar por esa fama, y menos mal que fue así, porque el tirano volvió con sed de venganza y no solo puso en jaque esta isla, sino también a parte del país. Una vez más, se aseguró de secuestrar a todos los habitantes y de meterlos en cachivaches más extraños aún, pero el entonces héroe volvió a darle su merecido. Esta vez se buscó un aliado, que poco favor le hizo, pues siempre se quedaba atrás, pero que al menos le hizo compañía.
El héroe volvió reconvertido en más héroe todavía, y su fama ya había alcanzado todo el país. Empezó a salir en la televisión y en carteles publicitarios, y todos conocían su cara. Él volvió a ser prudente y, una vez más, no se dejó llevar por la fama que le precedía; una fama más que merecida. Supongo que temía bajar la guardia, porque el malvado tirano había jurado venganza y, de un modo u otro, ya le tenía cogida la medida. Y sus sospechas se cumplieron porque, por tercera vez, el tirano volvió a la carga. Esta vez, contra todo pronóstico, se guardaba un as en la manga: había reclutado a un habitante de nuestra isla y le había lavado el coco para que se sublevase contra los suyos. Este malvado puso las cosas aún más difíciles, pero todo esfuerzo volvió a ser inútil, porque el tirano acabó viendo cómo su proyecto intergaláctico, con el que quería dominar el mundo, se iba al traste.
En ese momento había alcanzado su culmen en su carrera improvisada de héroe. Se las tuvo que volver a ver con el incesante tirano en más de una ocasión y en situaciones muy variopintas. Da igual que hiciera falta viajar por el tiempo o que incluso me secuestraran, porque siempre le terminaba chafando todos los planes.
Un día aparecieron otros seres que quisieron unirse a sus aventuras. Todos sabían que, aunque era el que siempre resolvía la papeleta, no solía salir solo de aventuras, por lo que muchos se quisieron aprovechar de la coyuntura. Siempre ha sido muy generoso y nunca ha sabido decir no, y creo que es eso lo que le ha terminado llevando hasta este punto, porque nunca debió aliarse con esos supuestos compañeros. Fue llegar ellos y empezar a ir todo mal. Digo yo que no puede ser casualidad, ¿no?
Pues, como le iba contando, con el paso de los años se fueron sucediendo sus hazañas heroicas, tanto solo como en compañía. Sus aventuras no encontraban límite, y tan pronto estaba recorriendo laberintos subacuáticos como montando en kart. Algunas de estas aventuras eran por mero ocio, pero todas iban siendo granitos de arena que estaban lastrando poco a poco su carrera. Su omnipresencia y polivalencia estaba cansando, y ya la gente no quedaba tan sorprendida por sus hazañas de antaño. Además, los nuevos compañeros que se había echado no caían bien a gran parte de la población, algo que también dañaba su imagen.
El tirano seguía haciendo de las suyas, pero él cada vez se encontraba más desmotivado. Se había acostumbrado a la fama y que sus hazañas ya no llamaran la atención de la gente minaba su moral. Ya no sabía qué hacer para volver a sorprender. Incluso empuñó una espada y se convirtió en lobo, algo impropio en él, pero ni con esas. Hasta se alió con otro ser de fama reconocida de otro país para luchar, jugar al tenis o practicar deportes de invierno, pero las cosas ya no eran como antes.
Su ánimo fue decayendo poco a poco, hasta lo que es hoy. Así es la historia de su vida grosso modo.
- Interesante… Ahora que conozco vuestro punto de vista, me he dado cuenta de muchas cosas.
- ¿Ah, sí? ¿Cree que tiene cura entonces?
- Para él no sé, pero para mí sí, porque estoy encontrando el cielo abierto.
- ¿Qué? ¿De qué habla?
- ¿Aún no te das cuenta, insensata? ¿Es que voy a tener que quitarme la máscara de hierro para que me reconozcas?
- ¿Qué? Ay, dios… ¿No serás…?
- ¡¡¡MUAJAJAJAJAJA!!!
RELATO 9:
RPV: A 7.702 millas de casa, en Afganistán, el Coronel Conrad se da cuenta de que está harto de tanta dichosa guerra. Ha decidido volver con su familia y lo único que debe hacer es pedírselo al General Sheperd.
Había pasado algo más de un mes desde la última vez que William Conrad escuchó la voz de sus hijas y de su mujer. No era el único. Tenían instrucciones de no comunicarse con suelo americano hasta nueva orden. Nadie entendía del todo esta medida, algo no andaba bien. El desconcierto y la silenciosa tensión entre los soldados presagiaban algo terrible. Lo normal en tiempos de guerra, pensó Conrad.
Conrad cavilaba qué estarían haciendo sus tres mujercitas mientras se palpaba los bolsillos del chaleco en busca de tabaco. Se puso el cigarrillo en la boca y de inmediato apareció, delante de su cara, una cerilla encendida sujetada por el pulgar y el índice de una mano enguantada de cuero negro sintético.
– Gracias, Lambert – el humo salía de su boca a la vez que sus palabras. Se tocó el casco mientras sonreía a Lambert con un ademán de gratitud.
– No hay de qué Conrad – respondió Lambert sin demasiado entusiasmo, tirando la cerilla al suelo de la cueva iluminada por pequeños focos, y levantando el pulgar en un gesto de asentimiento casi automático.
Conrad había calculado hace unos días en el ordenador de la base militar la distancia que le separaba de sus tres mujercitas. 7.702 millas desde Virginia hasta esa cueva profunda en las montañas de Afganistán.
Se preguntó cómo un chico de Virginia, de familia humilde, acaba siendo uno de los líderes de un escuadrón de élite en Afganistán. Le vino a la cabeza sus días en la escuela militar de Waynesboro. Conrad destacó desde joven por su físico portentoso, era todo un atleta. Dejaba boquiabiertos a sus instructores cuando recorría los circuitos de entrenamiento. Además, siempre tuvo una facilidad pasmosa con las armas y las estrategias bélicas. Entendía las tácticas a la primera y rápidamente escaló posiciones dentro de su regimiento cuando fue llamado a filas por primera vez. Su vida siempre había estado enfocada hacia la guerra.
– ¡Eh Conrad! Gold Eagle dice que vayas a verle – interrumpió sus pensamientos el oficial de comunicaciones Oxide que no reconoció por el pasamontañas y casco, pero sí por su acento sureño.
– Te he dicho que no me gusta que le llames así, llámale Sheperd o General – respondió Conrad con tono irritado.
– Me da igual Gold Eagle, General Sheperd, que Cabrón Bigotudo. Tú vete a ver qué quiere, que parece muy nervioso, e intenta averiguar a qué nos vamos a enfrentar. Con tantos secretos e información que nos hace ocultar entre oficiales, no hace más que crear confusión e incertidumbre en los hombres.
Oxide dio por terminada la conversación y siguió hacia el pasillo que bajaba por un ligero desnivel y que llevaba a una cavidad en la cueva aún más profunda donde esperaban instrucciones aproximadamente doscientos soldados armados.
Estaban en alerta roja, lo que significaba que todos los hombres deben estar preparados para el enfrentamiento al instante. El silencio reinaba en la cueva. Se podía oír alguna charla, pero ésta siempre era breve y en voz baja.
– Lambert, voy a ver al General. Comprueba que el equipo sur tiene las zodiacs listas con los depósitos llenos. No quiero correr riesgos si esto se pone feo – le ordenó Conrad.
Lambert asintió con la cabeza y se puso en marcha. Conrad observó cómo Lambert se disponía a realizar su cometido, no sin antes beber un trago de su cantimplora llena de agua natural afgana, cogida del río que bordeaba uno de los laterales de la cueva.
Cuando ya perdió de vista a Lambert encaminó el trayecto hacia la sala en dirección opuesta para ver qué quería el General Sheperd. Conrad empezaba a conocer bien al General. El destino se dispuso a unirles cuando ambos descubrieron que tenían en común un patriotismo casi extremo. Esto les hizo hacer migas enseguida hace cinco años al conocerse en una reunión en el Pentágono durante las misiones contra los objetivos Al-Asad y Zakhaev.
Sin embargo, no fue hasta hace tres años cuando Sheperd le ofreció alistarse junto a él dentro de un nuevo batallón de combate. Le pidió que fuera Coronel de la Shadow Company. Un cuerpo especial destinado a misiones de máximo secreto que le quedan grandes incluso a la CIA. Volvería a estar en la primera fila del campo de batalla. Eso le hacía sentir cosquillas en el estómago, entre miedo y felicidad. Se le encendieron los ojos. Era adicto al combate y sentía que la guerra para él era como una enfermedad que le hacía muy feliz.
Estaba tan metido en sus pensamientos que no divisó un obstáculo cercano en su camino.
– ¡Uyyy! ¡Qué poco ha faltado! – exclamó un soldado que amontonaba sacos de comida para perros.
Conrad inclinó la cabeza hacia abajo y contempló su bota izquierda junto a un excremento tan grande como un puño de color marrón oscuro, casi negro. Levantó la cabeza en dirección al soldado y los sacos.
– ¡Malditos perros! ¡Sólo saben cagarse encima! – le reprendió Conrad al soldado, como si fuera el culpable de lo sucedido.
– ¡Los perros huelen al enemigo mucho antes que nuestros radares! – respondió el soldado intentando zafarse de la bronca. Conrad lo sabía bien. Esos perros les eran muy útiles y había que tenerlos bien alimentados.
– Quita esa mierda del camino antes de que alguien la pise y no les traigáis más por aquí. Usadlos en las entradas. ¿Entendido? – Conrad no quería discutir.
El soldado hizo un gesto de asentimiento con la cabeza y sin levantar la mirada fue a por una pala para recoger el excremento. Conrad prosiguió por el pasillo iluminado por una fila de bombillas que colgaban irregulares de la pared de la cueva.
Conrad volvió a sus pensamientos. Recordó el día que le contó a su mujer la propuesta que le había hecho el General. Era un día lluvioso de verano, hace tres años. Ella le advirtió que se había perdido la mayor parte de la infancia de su hija mayor, Kate, y que si aceptase ese puesto se perdería el nacimiento de su segunda hija, a la que llamarían Samantha. No hubo debate. La víspera de su marcha la casa se llenó de lágrimas, y su mujer embarazada de seis meses chilló de dolor al comprobar que su marido volvía a dejarla por sus dichosas guerras. Los llantos de su esposa eran tan altos que silenciaban los sollozos de Kate, que con siete años observaba la escena a escasos metros. Conrad se imaginó al pequeño bebé tapándose los oídos dentro del vientre. Lo mejor será irse, pensó. Con un dulce beso en la frente a su hija y otro amargo en la mejilla empapada a su mujer, Conrad se despidió. Cerró la puerta tras de sí, y el llanto de sus dos mujeres dejó de escucharse. Le resultó más fácil de lo que creía.
El General Sheperd le seguía esperando. Conrad emprendió el camino por un pasadizo estrecho que conducía hacia la sala blindada del General. Agachó la cabeza para no golpearse con una estalactita y llegó a lo que se consideraba el almacén de medicamentos, que estaba separado del resto del arsenal. Conrad se detuvo delante de un armario con puertas de cristal que reflejaba como un espejo y se vio a sí mismo.
En un primer momento no se reconoció. Recorrió con la vista su reflejo de botas a casco. El uniforme de la Shadow Company era casi negro por completo. Quince kilos de traje de operaciones son la segunda piel de estos soldados. Se le ocurrió que entre granadas, transmisores, cuerdas, munición, cuchillo y pistola era como una especie de árbol de navidad aterrador lleno de adornos siniestros colgando. Apenas recordaba la última navidad en familia. Conrad se empezaba a dar cuenta de todo lo que se estaba perdiendo. Ya tenía 39 años y era Coronel de un comando secreto, todo un militar ejemplar de los Estados Unidos. Un héroe americano, su sueño hecho realidad.
Siguió con la imagen clavada en su reflejo en la puerta acristalada del armario. Esa imagen, de soldado del siglo XXI que siempre había ansiado, le parecía, en ese instante, caduca. Estaba cansado de tanta dichosa guerra. Ya ni sabía contra quien estaba luchando. ¿Qué coño hago en Afganistán? Se preguntó. La respuesta era sencilla. Seguir órdenes. Era lo único que había hecho en toda su vida. Había desestabilizado lo que parecía que iba a ser una familia de ensueño; Papá y Mamá, las dos niñas, una casa con jardín y piscina, coche familiar, barbacoa con los vecinos los sábados, y paseos por el parque con las niñas los domingos.
Conrad despertó de su ensimismamiento y continuó hacia la sala del General Sheperd. Había decidido, mirando su reflejo, que le diría al General que iba a abandonar Shadow Company y volver con su familia. Era muy simple. Conrad confiaba en el buen criterio del General. Después de todo, ha sido un Coronel más que notable y nunca le ha fallado en una sola misión, por disparatada o arriesgada que fuera. Sería un duro golpe para el General, pensó Conrad. Pero ha de entender mi situación y aceptar mi solicitud.
– ¡Me lo debe! – suspiró.
Conrad se detuvo delante de la sala y golpeó con la culatada del fusil en la puerta metalizada.
– Conrad aquí – se identificó.
– ¡Pasa, pasa! – dijo el General Sheperd animándole a que entrara deprisa. Ahí estaba el General Sheperd, nombre en clave Gold Eagle, como le gusta que le llamen sus subordinados. Conrad nunca se había acostumbrado del todo a ese nombre ni al pestazo del humo de sus puros, ambos le irritaban excesivamente.
Conrad se disponía a iniciar su discurso para solicitar su baja pero el General se le adelantó.
– Conrad, hemos perdido contacto con los dos equipos de la entrada norte – indicó el General consternado.
– ¿Ha mandado a alguien a comprobar qué les ha pasado?
– Sí, a Lambert y Vinson – el General volvió a apretar su transmisor – ¿Lambert ves algo? – preguntó con la voz temblorosa.
Conrad notaba los nervios del General como nunca antes lo había hecho. Siempre había sido un hombre respetado y temible a la vez. Pocos hombres intimidaban con su presencia tanto como él. Era extraño verle inseguro.
La única respuesta que escucharon el General y el Coronel fue la de un grito seco entrecortado acompañado del inconfundible susurro de los disparos de fusiles de asalto con silenciador.
– Son ellos. Han entrado. Voy a dar el aviso, ve con tus hombres y asegura la zona – ordenó a Conrad señalando con el índice hacia la puerta.
A Conrad se le cayó el alma al suelo.
Con la decisión ya tomada de abandonar la unidad pensaba que no tendría que entrar más en combate. Esperaba poder convencer al General para que le diera el visto bueno a su marcha y partir antes de un nuevo enfrentamiento.
– Sí, señor – respondió con resignación. Antes de que saliera de la sala el General le sujetó por el brazo. Conrad miró hacia él sin cambiar de posición.
– William, confío en ti – le dijo el General en un tono que Conrad apreció como poco creíble.
Conrad salió sin contestar y se dirigió a paso ligero hacia la entrada norte a través del entramado de la cueva. Se empezó a escuchar el eco de pequeñas explosiones. El ruido de los disparos ya era considerable.
Conrad volvía a estar en acción. Era un hombre de guerra. Hace un momento sólo pensaba en volver a casa y besar a sus tres mujercitas.
Pero ya era tarde para eso, ahora toca disparar.
RELATO 10:
RPV: El día a día de la abuela del héroe de la leyenda.
SIN ABUELA NO HAY PARAÍSO
Todo puede ocurrir
No me siento preparada para contar mi vida en texto, pero necesito desahogarme, e intentaré expresarme lo mejor que pueda, espero que nadie lea nada de esto.
No voy a desvelar mi nombre, pero me llaman Abuela, vivo en Isla Initia junto a mis dos nietos, y al igual que no voy a decir mi nombre tampoco diré mi edad.
Todo empezó el día del cumpleaños de mi nieto, al que decidí regalarle un traje que ha pasado de generación en generación y del que estoy ansiosa de quitármelo de encima ya que odio guardar cosas que no sirvan de nada.
Aceptó el regalo y se marchó a dar un paseo.
Yo mientras, aproveché para leer la prensa esa mañana para ver si me había tocado la lotería de Terry, aunque no hubo suerte.
Decidí dar un paseo mientras la comida se calentaba, y fui a saludar a mis viejos amigos, Orca y Añil, como siempre malhumorados entre ellos.
No se porque Orca va siempre con el torso desnudo, es algo que no me desagrada pero le da mala imagen en la isla, y Añil...bueno, sobre Añil no voy a decir nada aparte de que necesita un afeitado urgente.
Una vez que terminé de charlar con ellos de manera calmada me dispuse a volver a casa y darle la comida a mis nietos.
Aun no habían llegado, así que me puse a ordenar las estanterías.
Rápidamente entra mi nieto bastante alarmado dándome la mala noticia de que su hermana había sido secuestrada y que partiría en su busca. Yo ya tengo una edad y no puedo estar dando trotes, y en esta isla no hay nada de seguridad para estos acontecimientos, así que decidí armar a mi nieto con un escudo viejo (ya me quito de encima otro trasto), y que parta en su busca.
Y así fue, mi nieto se dirigía a salvarla, y yo tuve que tirar la comida a los cerdos de mi amigo Abraham, una persona de lo más curiosa que más adelante os hablaré de él.
Mientras el pequeño estaba fuera, yo no podía estar tranquila, así que le pedí por favor a Joselito, el hijo de Abraham, que subiese a lo más alto del mirador de la isla por si podía ver algo.
Joselito subió al mirador y mientras me gritaba que no veía nada fuera de lo normal.
Velozmente, un pájaro gigante salió de entre los árboles de la isla continua llevando entre sus garras a mi pequeña nieta.
A su vez un barco pirata ancló en la isla buscando a una persona que se encontraba en estas tierras.
Pasaron los minutos y mi nieto regresó relatándome que tenía que partir con ellos para salvar a su hermana pequeña, no pude hacer nada para impedirlo, tenía miedo de perder a mis dos nietos.
Me despedí del pequeño y partió en busca de su hermana, esa noche no pude pegar ojo, así que fui a casa de Añil para ver si tenía alguna planta medicinal que haga de somnífero.
Toqué dos veces a su puerta sin respuesta alguna y vi que las luces estaban encendidas, así que me dispuse a subir por las escaleras exteriores, me asomé tras la ventana y vi que tenía entre sus manos su bastón...pero no era el de andar.
No supe como reaccionar ante lo que acababa de ver, Añil me había visto, sin duda.
Me puse muy nerviosa y las piernas no reaccionaban para salir de allí, Añil abrió la ventana y me dijo que estaba examinándose el bastón, que a esa edad todo eran problemas.
Me invitó a entrar para darme unos calmantes y relajarme, tras un vaso de agua y tragarme el medicamento, mi cuerpo se puso muy caliente, y empecé a ver a Añil de lo más atractivo, empece de a desnudarle y decir tonterías como:
?Deja que eche un vistazo a ese palo?, ?Me encanta tu barba, te hace muy varonil?, entre otras cosas...
Me siento muy avergonzada de todo esto, pero la verdad que fue una noche de lo más divertida, no me esperaba que Añil fuese tan tigre en la cama.
Al día siguiente Añil me explico que se equivocó de frasco al no llevar las gafas encima, y me dio unos estimulantes con estrato de hoja árbol Deku.
Le perdoné por que hacía años que no hacía nada parecido, y me vino bien distraerme después de lo sucedido con mis nietos, le estaba realmente agradecida aunque no me mostré como tal claro, no quiero que piensen que soy una viciosa.
Fui a mi pequeño hogar para volver a ver si tuve algo de suerte con la lotería de Terry, pero no había manera, seguía sin darme un número ganador, la casa la sentía muy vacía sin mis nietos revoloteando por el jardín.
Recogí el correo con la sorpresa de que tenía una carta de mi pequeño:
?Abuela, hemos hecho una parada en Isla Estrella, mientras te escribo han ido en busca de alimentos para dos noches, no te preocupes, encontraremos a mi hermana, un fuerte abrazo?
Me alegró mucho saber que mi nieto esta viendo mundo fuera de este pequeño lugar, aunque podía haberse trabajado más la carta, que ahora no se que leer mientras estoy en el baño.
Decidí ir a recoger los ingredientes para el mediodía, junto a mí se encontraba Helena, que siempre lleva un jarrón en la cabeza para el agua. Hoy no había mucho que recoger, últimamente no hace buen tiempo para la recolecta de verduras, pero como solo tengo que hacer un plato, pues me sobrará.
Cuando terminé de recoger todo, me encontré con Orca, y me invitó a comer a su casa que ya tenía todo preparado, así que accedí, un poco de compañía para comer nunca viene mal.
Después de darnos un festín, me insistió en quedarme con el para enseñarme su nueva técnica de espada, acepté (tonta de mi).
Quedé muy sorprendida por su dominio de la espada, recuerdo que me dijo que fue soldado de Hyrule hace muchos años, lo cual es de admirar.
Orca estaba muy cansado, sudoroso y decidió darse un baño, mientras que yo recogía sus armas.
Cuando regresó volvió muy diferente, algo le había pasado mientras se aseaba.
Me agarró de los hombros y empezó a besarme de forma muy agresiva, me pinchaba su barba y le dije que parase, que no tenemos edad para estas cosas, a lo que me respondió con que me dejase llevar.
No se que me pasaba, necesitaba la presencia de un hombre en mi vida, que me protegiese, que me amase, así que me deje llevar por sus fibrosos brazos.
Me niego a entrar en detalles, solo diré que fue un animal, y que en lo que duramos, deje de recordar a mis nietos (enferma sería de ser así).
Me fui de casa con la idea de que lo que había ocurrido no volvería a suceder, no me encontraba demasiado bien, y fui a dormir un par de horas.
Ha pasado un mes desde que mi nieto se marchó, y la verdad que empiezo a dar por perdido todo.
Como cada día partí a recoger los ingredientes para la comida, quería hacerlo rápido para no encontrarme ni con Orca ni con Añil, así que tardé poco menos de diez minutos en recolectar todo e irme a casa.
Una vez hecho las tareas del hogar, fui a mirar si tenía el número premiado de la lotería de Terry, mi sorpresa fue que me tocaron cuatrocientas rupias, lo cual es una gran noticia.
Salí de casa a contárselo a todos, se pusieron muy contentos de verme de nuevo feliz, Abraham me invitó a su casa a comer para celebrarlo con su mujer Rosa y sus dos hijos: Joselito y Juanito, muy majos todos.
Lo pasamos genial, después de comer fui a por agua al pozo de la casa, y lo que contemple en ese mismo instante no era normal...(siempre tiene que pasarme algo, y tengo una edad que debo cuidar).
Me encontré a Abraham abusando sexualmente de uno de sus cerdos, esos animales con los que la familia se alimenta.
No di crédito a lo que vi, Abraham me amenazó con no contar nada de esto, yo me negué, sus hijos pueden enfermar de comer animales tratados de esta manera.
Abraham me llevo a rastras al bosque...me postró sobre un árbol, me ató y me violó.
Todo fue muy rápido, quería que fuese rápido, mi cabeza no quería recordar lo que acababa de ocurrir, mi cuerpo sufrió y quería morirme.
Sentí miedo, impotencia, no sabía que hacer, me encontraba muy mal y caí enferma. Estuve una semana sin salir de casa por miedo, y mi salud había empeorado.
Pasaron tres días más y mi nieto apareció por casa, cuando vio mi estado de salud fue a buscar a Añil quien le dio el consejo de ir a buscar un hada.
Pasaron unas seis horas, no estoy segura, y el pequeño me trajo una hada, pero claro, como me trago un bicho sin cocinarlo, así que le explique como preparar una sopa a base de esa hada.
Una vez cocinado todo, al tomarme esa pocina, mi alma rejuveneció veinte-años, habíamos preparado un mejunje que revitalizaba la salud.
Decidí guardar todo lo posible y darle a mi nieto todo lo necesario para su viaje, guardamos en un bote una pequeña porción de la sopa, para urgencias.
Volvió a marcharse, me comentó que los piratas traerían a su hermana en una semana, me dejo muy tranquila, dándome a entender que el, ya no volvería, la isla se le hizo pequeña.
Abraham murió a los dos meses debido a que uno de sus cerdos tenía SIDA, ese hombre dejó viuda a su mujer y huérfanos a sus dos hijos
Mi vida empezaba a funcionar, las cosas fueron saliendo bien, arreglé todo con Orca, Añil siempre se pasaba a saludarme, mi nieta regresó a casa y me contó todo lo que vio mientras estaba enjaulada.
Sus historias me conmovieron a contar lo que hice en ese tramo en el que estuvieron fuera, a base de pluma y tinta, quizás no sea un relato de lo más apasionante, pero que esperabais, soy una abuela y este es mi paraíso.
RELATO 11:
RPV:Años después de separarse de sus mejores amigos, Vivi, el mago negro, vuelve a Alexandria. A consecuencia de una feroz tormenta, se resguarda en un bar para tomar un trago. Un hombre de barba poblada no le quita ojo. ¿Quién será?, se pregunta Vivi.
Aquel hombre le estaba mirando, ya no cabía duda alguna. Habían pasado veinte minutos desde que entrara al bar y su mirada no se había desviado lo más mínimo de su mesa. El joven, que se resguardaba de la lluvia, Suspiro de Reina caliente en mano, no solía frecuentar aquel lugar de Alexandria: un tugurio poco social, con goteras por aquí y por allá y un par de tertulianos asiduos a sus taburetes y a su mala bebida. Pero aquella noche no hubo más remedio que colarse allí, descender sus escalares en pendiente y meterse bajo el suelo, en busca de algún refugio para no empaparse la ropa más de lo que ya estaba. Afuera azotaba una tormenta que oscurecía la noche y, en aquel momento, todo lugar era bien recibido. Pero el chico temía no haber elegido el sitio ni el momento adecuado, se sentía incómodo ante aquel hombre de barba poblada, unas mesas en frente, que observaba atento todos sus movimientos.
Vivi Ornitier seguía igual: ojos grandes y dorados que descansaban en un rostro oscuro. Su sombrero de pico había muerto al igual que sus viejas ropas, las cuales dieron paso a unos pantalones negros, chaqueta granate, camisa blanca, y un sombrero estilo borsalino, color gris, que había comprado a un extranjero hacía poco tiempo. Vivi, más maduro ahora por las experiencias vividas, había estado viajando por los cuatro continentes de Gaia, aprendiendo mucho de las personas con las que se había topado, de los peligros que había sorteado y de las ciudades que había visitado. Supo reconocer cuando las cosas no iban bien, cuando algo exterior podría suponer un peligro y cómo evaluar la situación para defenderse en caso de que fuera necesario. También aprendió a relajarse en estos momentos y a mantener la cabeza fría.
El mago negro había vivido mucho ya, y estaba cansado. Miró a su bebida y vio que ésta empezaba a templarse.
—Otra —pidió mientras hacía un gesto con la mano.
El hombre de la barba poblada pronunció su mirada hacía Vivi cuando éste encargó otra cerveza. Vivi, ocultando su rostro al mirar a otro lado, vio al hombre reflejado en un espejo que colgaba del techo. ¿Quién sería? ¿Se estaría volviendo loco? El sitio era lúgubre, con pocos candelabros que alumbraban la estancia, y el humo de las pipas enturbiaba más el ambiente. Quizás estuviera confundiéndose… ¿A quién quería engañar? Aquel corpulento hombre no le quitaba ojo de encima, estudiando sus movimientos y atento a cualquier cosa él pudiera hacer.
—¿Una noche dura?
El camarero le había traído otro Suspiro de Reina. Éste hervía. Buena señal.
—No —contestó Vivi sin prestarle mucha atención —. Perdone…
—¿Sí?
—¿Quién es aquel hombre de ahí?
—Por aquí pasan muchos forasteros. Gente que vive un día en un sitio y al siguiente en otro peor. Ya sabe.
—Entiendo.
El camarero le dedicó una sonrisa forzada antes de irse, dejando a Vivi a solas con sus sospechas. Pensamientos a cada cual más ilógico. Entonces, sin previo aviso y tirando por los suelos todo lo que se cocinaba en su cabeza, el hombre se levantó de la mesa, sin mirarle esta vez, y salió por la puerta del bar, escaleras arriba. Vivi se quedó mirando el hueco por el que éste se había perdido. Pensativo. Miró al camarero, quien le devolvió el gesto. Dirigió, entonces, su atención a la jarra que tenía entre las manos. Resopló antes de dar el último trago.
Las luces de la cuarta habitación se encendieron destacando la fachada de un hotel que dormía. La luz se desprendía hacía afuera tímidamente, procedente de alguna lámpara o vela. El hombre de la barba poblada, resguardado de la lluvia bajo un portal de madera, miraba dirección a aquella ventana. Entornó los ojos para intentar distinguir si era el mago negro quien acababa de llegar a su habitación o si, y adelantándose a sus temores, ya habían descubierto su paradero. No pudo ver nada, alguien había corrido la cortina a los pocos segundos. Decidido a no perder más tiempo, empuñó su espada y salió a cielo abierto, empapado y temerario. Rumbo al hotel.
Vivi encendió una lámpara de cristal y la dejó en la mesita de noche, después se acercó a la cortina y corrió ésta, dejando la tormenta a merced de la naturaleza que sometía tras aquella ventana. Miró a la habitación. No era muy confortable ni estaba muy cuidada, supuso, desde que Alexandria había caído. La espada rota del castillo y la muerte de su rey hicieron que la ciudad que antaño bullía de gente, estuviera ahora escondida en el olvido. No eran buenos tiempos para el reino de su antigua amiga Garnet, no. Y Vivi lo sentía. Pronto abandonaría aquellas tierras y volvería a su hogar, tras un largo viaje en pos de avivar los recuerdos de la aventura de su vida.
Se tumbó en la cama y cogió un libro. Pasaba las páginas distraído, sin poder quitarse de la cabeza a aquel hombre. Tras salir del bar se había cerciorado, mirando a ambos lados de la calle, si aquel tipo le seguía. No consiguió ver nada, pero algo en su cabeza le decía que se mantuviera alerta. Muchos años de desconfianza. Mucho tiempo con miedo. Quizás fuera eso. Vivi intentó relajarse y dormir un poco. Sopló dentro de la lámpara y miró a la puerta de su habitación antes de cerrar los ojos. La vela que iluminaba el pasillo, y que colaba algo de luz por debajo de su puerta, acababa de apagarse.
Las escaleras crujían más de lo que el hombre hubiera querido. Sus pesadas botas, único detalle que conservaba de su vieja armadura, mataban la madera a cada pisada. Se podía oír como ésta se astillaba a consecuencia de la fuerza y de la humedad que durante meses había dominado en aquel hotel. Estaba hecho un asco. El conserje, un hipopótamo barrigudo, dormía sobre la hoja de inquilinos, la cual babeaba haciendo caer un pequeño rio de saliva al suelo. El hombre pudo ver el número de la habitación que buscaba, y al lado el nombre del mago negro. Del bolsillo del animal cogió un llavero que tenía en cada llave el número de su habitación correspondiente.
Agarró con más fuerza su espada cuando llegó al final de la escalera y pudo ver el único pasillo que abría camino a las habitaciones del hotel. Una vela iluminaba la estancia. Había demasiada luz, pensó.
Se levantó de la cama de un salto, agarró su bastón y apuntó a la puerta. El corazón se le puso a mil. Vivi hacía tiempo que no usaba su magia. Dejó de practicar cuando no le fue necesario, y ahora se arrepentía. Aun así sentía que podía conseguir hacer brotar algo de fuego de su bastón, no un fuego intenso como sabía que era capaz, pero el suficiente para aturdir. El suficiente para atacar. A quien fuera que le estuviera siguiendo. Sabía que su sensación no era una invención. Alguien iba tras de él. E iba a averiguar por qué.
El pomo de la puerta giró lentamente. Vivi escuchó como se introducía la llave en la cerradura y el clic que abría su habitación. La puerta se movió lentamente y el mago no lo pensó; de su bastón salieron pequeñas bolas de fuego que rebotaron contra una espada sucia de hierro. El hombre de la barba se había caído al suelo y Vivi levantaba ahora su bastón apuntando a la cara de su compañero. Se paró en seco.
—¡Soy yo! ¡Steiner!
El hombre del bar era Adalbert Steiner, antiguo guardia de Alexandria y amigo de Vivi. De él ya no quedaba nada: su rostro se escondía tras aquella barba, su pelo había crecido y en la mejilla se le coloreaba en rojo una cicatriz de aspecto reciente.
—¿Adalbert? ¿Qué te ha pasado amigo? ¿Y por qué me sigues?
Le ayudó a levantarse del suelo y ambos se sentaron en unas sillas, el uno en frente del otro, separados por una mesa redonda y por una vela que Vivi había encendido.
—Vivi, viejo amigo. Sigues vivo.
—Claro que sigo vivo. ¿Qué ha pasado?
—Me dijeron que habías ido a viajar por Gaia, a volver a los sitios que visitamos cuando estuvimos todos juntos.
—Sí. Quise visitar Alexandria en último lugar.
—Lo sé. Un moguri me envió aquí.
—Mog… Guardó todos mis progresos. ¿Dónde lo encontraste?
—En Lindblum.
—¿Qué hacías allí?
—Avisar a Freija.
—¿Avisar?
—Yitán, Garnet y el pequeño Kuja han desaparecido.
—¿Qué?
—Creo que les han raptado. Y a su hijo también. O eso espero. Su casa estaba ardiendo.
—¿Pero quienes? ¿Por qué?
—No lo sé. Sólo sé que estaba en mi casa, en Burmecia, y una noche unos encapuchados, unos siete, entraron en ella. Me escondí como pude y les oí decir que irían a por los demás. Entonces fui a la Aldea Dalí y la casa de Yitan y Garnet se había trasformado en cenizas.
—¿Cómo sabes que los han raptado?
—Un aldeano dijo que se llevaron a dos bultos con ellos.
Vivi miró a Steinert detenidamente. Pensó en sus amigos y en la posibilidad de que sus vidas pudieran estar en peligro. Sentía de nuevo esa sensación amarga que tantas veces había sentido, esa infelicidad que le rodeó en un pasado y de la que creía haberse desprendido.
—¿Qué hacemos? —preguntó por fin.
—Tenemos que avisar a los demás. Descubrir si siguen vivos.
—¿Y Freija?
—No conseguí encontrarla.
El mago negro perdió su mirada brevemente en la luz de la lámpara. Entonces preguntó.
—¿Por qué no te acercaste en el bar?
—Tenía que comprobar si te vigilaban. Y tú parecías no darte cuenta de quién era yo. Me fui antes de que mi presencia llamara la atención.
—Entiendo…
—Vivi, temo que me hayan seguido hasta aquí, cosa que creo que han hecho, y nuestro tiempo y posiblemente el de nuestros amigos se agota. ¿Vendrás conmigo?
—Sí… No voy a abandonar a Yitán, Garnet y al pequeño Kuja.
—Entonces salgamos de aquí.
Ambos se levantaron. Vivi cogió su maleta y metió sólo lo necesario. Steiner esperaba en la puerta, mirando en el pasillo y analizando la estancia. Todo parecía despejado. La oscuridad de aquel lugar les resguardaba, a pesar de un hilo de brillo morado que había aparecido inesperadamente.
—Adalbert…
Vivi dejó caer una camisa y miró a las cortinas. El caballero se dio la vuelta y corrió a dejar la ventana libre. Detrás de ella una luz morada, casi cegadora, salía de la boca un monstruo enorme que sobrevolaba la ciudad, oculto por la noche y por el agua que difuminaba la imagen.
—¡Bahamut!
Hubo una explosión violeta que se tornó en un negro inmediato. Adalbert logró ver a Vivi levantando su bastón antes de perder el conocimiento.
RELATO 12:
RPV: Un detective investiga un caso sobre un peligroso delincuente sexual.
El sonido del teléfono me despertó aquella noche. Abrí los ojos, estaba sentado en el sofá, y miré el reloj de mi viejo VHS. Eran las 4:12 de la mañana. Me pregunté en voz alta - ¿quien coño llama a estas horas?
Donald McNamara al habla.- Dije
Detective McNamara, le habla el comisario Ramirez, del distrito sur. Tenemos novedades en uno de sus casos.
¿Que caso?- pregunté con voz adormilada.
El caso ?Laffer?. Creo que debería venir lo antes posible a la urbanización ?Copa Banana?, frente al puerto de la ciudad.
Estaré allí en 30 minutos.- respondí, colgué el teléfono y me cambié de ropa rápidamente para dirigirme a dicha urbanización.
El ?Caso Laffer?... Después de tanto tiempo, por fin noticias sobre ese cabrón. Su nombre real era Hilario Lafita, pero se lo cambió al llegar a Estados Unidos desde Colombia, ahora au nombre es Larry Laffer, un delincuente sexual reincidente. Numerosas denuncias por acoso sexual, unas 205 si no recuerdo mal, en tan solo 3 años. Un tipo escurridizo.
Monté en mi viejo Ford Scort, y me dirigí al punto de encuentro. A esas horas la ciudad estaba bastante tranquila, con poco trafico y llegué sin problemas y antes de lo previsto.
Aquello no pintaba bien. Habían unas 100 personas frente a la urbanización, aparentemente habían sido evacuadas. Varios camiones de bomberos rodeaban el edificio central. Se veía la estructura del edificio, carbonizada. La piscina estaba llena de escombros, y entre ellos asomaba la estructura de lo que antes había sido una cama, bastante hortera por cierto. Aún se distinguian las sabanas rojas de seda y el cabezal dorado con forma de corazón, incluso lo que parecían unas esposas colgando de uno de los extremos del cabezal.
Detective McNamara ? me saludó quien deduje era el el comisario Ramirez, un tipo gordo, calvo y de tez morena.
Comisario Ramirez -Devolví el saludo extendiendo la mano - ¿Que coño ha pasado aquí?
Como puede ver, ha habido un incendio. Una explosión ayudo a propagar el fuego por el edificio. Hemos hablado con vecinos de edificios cercanos, y todos coinciden en que la explosión incial se produjo en aquel apartamento de allí- señaló con el dedo un gran crater en la fachada del edificio- Hemos investigado los datos de la conserjería del recinto, y por lo visto ese apartamento pertenece a Larry Laffer. Le buscamos entre los evacuados, y al no encontrarle recurrimos al archivo policial.
¿A que hora ocurrió la explosión?¿Habéis revisado el apartamento?
A eso de las 11 de la noche, y si, los bomberos lo han hecho, y aparte de estampados de leopardo por todas partes y cenizas, no han encontrado nada.
Joder, ese tio siempre acaba escabulléndose- exclamé
Siéntete en casa para revisar lo que quieras, en aquella mesa está todo lo que hemos podido sacar del apartamento.
Un montón de papeles medio calcinados, ropa, y una foto. Ahí estaba él: Bajito, con un gran principio de calvicie, vistiendo su traje blanco, camisa azul y esa horrible medalla de oro.¿Quien se creía que era ese payaso? ¿Alguna clase de magnate? Viéndole esa cara de bonachón es difícil imaginar como es realmente.
En ese momento pensé que ese tipo encajaba perfectamente en ese barrio, cuando vi a una mujer tremendamente obesa, vestida de vikinga cantando opera en el balcón de uno de los edificios vecinos.
¡McNamara! - Me llamó el gordo de Ramirez ? Esta mujer dice que ha visto a tu tipo.
Si señor, estaba yo tranquilamente fumándome un cigarro en el balcón, porque mi marido no me deja fumar dentro de casa ¿Sabe usted? Desde que fue al medico hace unos dos meses y...no espera¡Tres meses! Eso, tres meses hace, y le dijo el señor doctor que se tenia que dejar el tabaco y como él no puede fumar, los demás tampoco podemos. Hay que joderse ¿eh?
Señora por favor, al grano, el tipo que vió.
Ah si, pues un señor en paños menores salió disparado del balcón cuando aquello explotó.
¿Donde le vio caer?
Por aquel lado del jardín- señaló la mujer- A mi ese tio no me resultaba familiar, además alguien que sale a la calle en paños menores no puede ser buena persona, y como decía mi cuñada, que en paz descanse la pobre, con lo buena que era...
En ese momento me fui en busca de pesquisas a donde la mujer me había señalado, dejándola a ella a solas con Ramirez para hablar de sus cosas.
Esa zona del jardín no estaba iluminada, pero estaba amaneciendo, lo cual ayudaba un poco con la visibilidad. Encontré cristales manchados de sangre, y un trozo de papel anunciando un crucero. No le dí importancia en ese momento, y fué un grave error.
Estaba cansado, y nada de lo que veía parecía conducir a algún lado, así que decidí marcharme, y no volví a saber nada sobre Laffer hasta una semana después, cuando recibí una llamada de el departamento de Aduanas.
Era Martes por la mañana, a eso de las 10, mi móvil empezó a sonar.
McNamara
Detective McNamara, le llamo de la comisaría central, hemos recibido nuevos detalles sobre el caso ?Laffer?
Escucho...- En parte me sentía culpable, lo único que había hecho con respecto a ese caso era acudir a dondequiera que hubiera noticias de Larry Laffer, hacer acto de presencia y largarme de allí igual que fuí, sin nada. La edad estaba pasándome factura, estaba convirtiéndome en un vago.
Al parecer Larry Laffer embarcó hace unos días en un crucero por el Mediterráneo.
¿Como es posible? Hay una orden de detención sobre ese tio, ¿Como coño los inútiles de aduanas le dejaron subir al barco? - Me estaba mosqueando, y mucho.
Al parecer hubo un problema informático y han estado sin ordenadores varios días y sus datos no estaba actualizados...
¡Me cago en dios!- exploté y acto seguido empecé a intentar relajarme- Bueno, está en un barco, muy lejos no puede ir...
El caso es que dicho crucero finalizó esta misma mañana, la información sobre Laffer nos ha llegado ahora ya que algunos pasajeros han interpuesto denuncias por acoso sexual, robo y escándalo publico contra él nada más apearse del barco. Y... bueno. El sujeto se encuentra de nuevo en paradero desconocido.
Gra...gracias-dije con voz temblorosa y colgué el teléfono.
Ese hombre, Larry Laffer, había acosado sexualmente a cientos de mujeres, había asaltado casas, robado, y por ultimo, había dejado a una treintena de familias sin hogar al quemar su bloque de apartamentos. La mediocre actuación de la justicia para detener a alguien con tal historial fue lo que me hizo perder la fé en el sistema en el que vivimos, me hizo perder la confianza que tenía depositada en la justicia, y por eso mismo, abandoné el cuerpo de policía esa misma semana.
A la semana siguiente acudí al banco, pedí un crédito que me ofrecieron no sin dificultades, y abrí una churreria frente a un campus universitario, una churrería a la que Larry Laffer acude cada mañana a desayunar. No se que hace un tio tan mayor frecuentando un campus universitario,... conociendo sus antecedentes me puedo hacer una idea, pero ya no soy policía, soy churrero, así que me da exactamente igual.
RELATO 13:
RPV: Relato de una situación de guerra a ojos de una niña soldado pequeña discriminada.
Disparos, sirenas y aullidos.
Los primeros rayos del crepúsculo filtrándose por la tela rota de la tienda de campaña me despiertan avisándome de que aún sigo viva. Tengo la boca seca y tan sólo puedo oler sangre y pólvora. Me acerco a la entrada de la andrajosa tienda, y antes de salir miro al lecho donde he dormido. Acostado en un lateral yacen los compañeros con el que estuve luchando codo con codo anoche, aunque ya no los volveré a ver. Ninguno pudo soportar sus heridas y enfermedades. Han muerto. Y soy incapaz de sentir ninguna pena por ellos.
Fuera de la tienda veo al sol salir por el Este abriéndose paso entre las montañas. Tras mirarlo fijamente cierro los ojos, junto mis manos y rezo con fuerzas para poder volver a verlo mañana. Pero mis oraciones se ven interrumpidas continuamente: Disparos, sirenas y? Aullidos. Tristes aullidos de los lobos solitarios que se alejan tras haber perdido a sus familias en la guerra. Al escucharlos me siento identificada, e intento rememorar las palabras de mejores tiempos con mi familia, en un mantra por liberarme de la cruda realidad.
¿Cuándo acabará la guerra me preguntas? Eso? No podemos saberlo. Pero sin embargo, puedo contarte la historia de un hombre. El más glorioso de nuestros antepasados, admirado y respetado incluso por nuestros actuales enemigos. Que a pesar de estar atado por los gobernantes Sirios y Mesopotámicos por su sangre, nunca se rindió por luchar contra el mundo, alzándose como un héroe gracias a su valentía y proclamándose sultán de toda esta tierra y más allá del horizonte.
En mi espalda se apoya el único amigo que tengo. Es pesado y frío, pero es en el único en quién puedo confiar y quién me ha salvado siempre: mi rifle. Lo agarro con fuerza soportando la rabia que me incita a usarlo contra los hombres que me dan mis próximas ordenes. Los mismos que mataron a toda mi familia y amigos en la operación Anfal hace unos pocos años. Pero hace tiempo que me resigné, si no lo hubieran matado ellos los habrían matado otros. Mi destino siempre ha sido la desgracia y no puedo hacer nada para remediarlo.
El héroe luchó contra las infinitas hordas de más allá del mar. Venían consumidos por el odio de lo desconocido reclamando algo que no era suyo. Pero nuestro héroe se enfrentó a todas ellas, y a pesar de que la avaricia de los gobernantes aliados estaba en su contra, consiguió someterlos bajo la fuerza de su voluntad, uniendo a todas nuestras razas en una misma creencia, y protegiendo la tierra que tanto amaban.
Ahora sólo puedo esperar. Asignada en un puesto de vigilancia y derribo en un punto alto de la ciudad? O lo que queda de ella. Lo único que puedo y soy capaz de hacer es esperar, fijando la vista por la cruz de la mirilla de mi rifle de igual manera que mis padres esperaban a un héroe. Un héroe que sea capaz de alzarse entre sus enemigos y unirlos a todos bajo el mismo estandarte.
Pero sé perfectamente que ese héroe nunca llegará. Los mismos hombres que nos prometieron devolver nuestra tierra ahora nos escupen y nos humillan mientras nos morimos de hambre. Aquellos que nos prometieron libertad a cambio de nuestra fuerza ahora nos disparan mientras dormimos. Y aunque ganase la guerra el bando contrario, nos tratarían igual o incluso peor. No somos nadie, no somos nada. Las leyendas de héroes tan sólo son eso, leyendas. Y cómo tales, nunca existieron. Así que ya me he hecho a la idea de por qué espero. Espero para matar. Eso es. Soy una asesina. Esperar es lo mío. Sin mover un músculo. Concentrándome. Espero sola la llegada de una presa para cazarla, sin importar cuánto tiempo tarde, simplemente espero?
La radio comenzó a sonar: ?equipo de retaguardia perdido, posición del enemigo desconocida. Activando estado de alerta?.
Tras horas esperando, había aparecido algún enemigo desconocido. Mi trabajo como francotiradora era eliminarlos. Al fin llegaba el momento, mi momento. Me temblaba el pulso, no sé si por miedo o excitación. Pero ya al menos no tendría que seguir pensando, tan sólo tendría que cazar, cazar para sobrevivir y sentir el placer de devorar el alma de los caídos.
Temerosos por el poder del héroe, las tropas extranjeras se reunieron formando el mayor ejército del reino. Los ejércitos del héroe y del reino extranjero chocaron en las colinas de Hattin. Pero había una gran diferencia. El rey extranjero poseía la punta de la colina, y el héroe se encontraba en la llanura bajo ellas. El resultado estaba prácticamente decidido, y el rey esperaba a que el héroe cometiese un error en cualquier momento debido a la presión. Pero el héroe no tenía miedo?
?Confirmada la identidad del objetivo. Es un pequeño equipo armado únicamente con equipo ligero de infiltración. Se han colado entre nuestras filas, mantengan el estado de alerta y comprueben todos los escondites posibles?.
La radio volvió a sonar. Supongo que eso haría las cosas más fáciles para mí. Apunté con mi rifle en los alrededores de las patrullas aliadas dando cobertura. Durante un instante fijé mi vista en los puntos más recónditos.
Y entonces lo vi.
Mientras las tropas miraban a otro lado, una caja de cartón se movió con soltura a sus espaldas colándose en uno de los edificios. ¿Había conseguido entrar metido en una caja de cartón? Un truco tan estúpido no pudo evitar que sacase una leve sonrisa confiada. Conocía perfectamente por donde había entrado, de manera que también sabía por dónde saldría. Tan sólo tenía que cambiar mi posición y disparar a una caja de cartón sospechosa. Era tan fácil que casi me parecía insultante.
Los ejércitos del héroe comenzaron a prender montones de leña a lo largo de toda la llanura, creando una gran humareda. El rey, desconcertado, se temía que quizás fuese un plan del héroe para ahogarlos con el humo o para huir mientras no podían verlos, y mandó mover a la caballería antes de que fuese demasiado tarde. La poderosa y numerosa caballería comenzó a galopar colina abajo con la fuerza de 100 tornados. Da igual lo que hiciesen las tropas del héroe, si la caballería los alcanzaban, nada podría pararlos?
Alcancé mi nuevo punto de vigilancia tumbándome en una azotea de un edificio alto y fijé rápidamente la mirilla de mi rifle en la entrada del oeste. Una gran puerta dominada por nuestras tropas, que cruzaban de un lado a otro por un puente que conectaba la puerta y un edificio cercano, de manera que siempre mantenían una posición ventajosa frente a posibles visitantes. Tomar dicha posición podía permitir una entrada a la fuerza en la ciudad de tropas enemigas, de manera que destruirlo seguramente sería el objetivo del espía.
Me había adelantado a sus movimientos, y sabía perfectamente a qué tenía que disparar. El placer por matar a alguien usando únicamente mi fuerza y mi inteligencia recorría mi cuerpo provocándome un estado de éxtasis. Podría haberme comunicado con radio con mis compañeros, pero era mi presa, sólo mía, no quería compartirla. Así, mientras respiraba profundamente, vigilaba la zona, poco a poco, degustando el momento, buscando una caja de cartón?
Y ahí estaba.
Tres hombres se habían detenido a hablar y a fumar unos cigarrillos, y a unos escasos metros de distancia había una caja de cartón idéntica a la que había visto antes. El pobre espía no se esperaba que tres hombres incumpliesen órdenes poniéndose a charlar, y ahora estaba atrapado hasta que aquellos tres no se movieran. Casi sentí lástima por aquella persona desconocida, no por su muerte, sino por lo patética que había sido su intervención.
Moví el rifle al ángulo perfecto para atravesar la caja justo por el centro. Calculé la fuerza del viento y la distancia. Una vez lista, tranquilice mi pulso respirando profunda y relajadamente. Mi dedo fue ajustándose al gatillo poco a poco, milímetro a milímetro. Tragué saliva y?
Tan sólo tuvo que hacer un gesto con su mano. En cuanto las tropas lo vieron, se apartaron en un instante. Era algo tan sencillo y al mismo tan genial que nadie había caído en la cuenta. Las tropas del héroe se apartaron aprovechando la humareda dejando un hueco vacío justo por donde asaltó la caballería. Ésta, cuando se quiso dar cuenta, no pudo detener la carrera. Era irónico como ellos mismos eran incapaces de controlar la fuerza de 100 tornados. En unos segundos, toda la caballería cayó por un desfiladero. Las mejores tropas del rey murieron consumidas por su propia fuerza y ego. Poco después, las tropas del héroe habían rodeado al rey, ganando la batalla y la guerra. Y para ello, el héroe sólo tuvo que hacer un pequeño gesto con la mano.
El estruendo de las explosiones me dejó anonadada. ¿Por qué? ¿Por qué había explotado la caja? Había creado un efecto en cadena que había destrozado todo el puente. Yo misma había detonado la bomba. ¿Pero cómo era posible? Me levanté alterada agitando la cabeza confusa, ¿qué había hecho? Quise irme de allí lo antes posible?
- ¡Ah! ¡Qui? Quieto!
Antes de que pudiera darme cuenta, había clavado mi rifle en un movimiento reflejo contra el estómago del enemigo. Alcé mi vista para ver quién era pero el sol se alzaba tras de él y creaba una sombra en su rostro.
¿Cómo había conseguido llegar tan rápido hasta aquí? Me había tendido una trampa. Sabía desde el principio que estaba vigilando con el rifle y me engañó haciendo creer que se dirigía a la puerta. No sólo había conseguido hacer que me cambiase de posición dejando una zona desprotegida, sino que también hizo que yo misma destruyese el puente de su parte. Me sentía estúpida, y enfadada al mismo tiempo. El hombre tenía las manos alzadas, mostrando que no iba armado, pero pasados unos segundos comenzó a bajarlas lentamente. Apreté la punta del rifle contra él amenazándole de que dispararía si no se quedaba quieto, pero siguió bajándolas. Se metió las manos en el chaleco, iba a sacar un arma, tenía que evitarlo, pero me veía incapaz de disparar. Es como si su mera presencia fuera tan grande que mi cuerpo estaba paralizado. Esa seguridad en sí mismo y ese porte me impidieron darle al gatillo. Sentía miedo? ¡Pánico! Cerré los ojos asustada dispuesta a disparar?
Escuché un chasquido. Abrí los ojos poco a poco para comprobar como aquel hombre había sacado un puro y un mechero, y simplemente se lo estaba encendiendo para fumarlo tranquilamente. ¿Acaso se estaba riendo de mí? ¿Acaso se creía que por ser una niña no podría disparar el arma? Me enfurecí, y mucho. Gruñí con fuerza y apreté el gatillo sin pensarlo dos veces.
¡Bang!
Tras el estruendo del disparo, mi cuerpo fue arrastrado hacia atrás. No había caído en la cuenta, pero llevaba un rifle francotirador, y mi cuerpo es muy pequeño, si disparaba con él de pie el retroceso me tiraría hacia atrás, hacia una caída de más de tres pisos... Iba a morir ahí, pero al menos me llevaría a aquel hombre por delante.
Pero de repente, el hombre me había cogido con algún tipo de técnica de judo al mismo tiempo que evitó mi disparo y me tiró al suelo desarmándome. Casi como si se hubiera apoderado de mi cuerpo en un instante. Intenté liberarme con todas mis fuerzas y me coloqué boca arriba, pero ahora era él el que me apuntaba con la pistola. Me vi obligada a colocar mis manos en la nuca mientras veía impotente cómo iba a dispararme. Hubo un pequeño silencio. La tensión cubrió la escena. Y una vez tenía asumida mi muerte, aquel hombre comenzó a hablar.
- Eres kurda, ¿verdad?
Su voz grave y fuerte silenció el estruendo de los disparos y de las sirenas de la guerra en la ciudad. Me limité a asentir con la respiración entrecortada.
- Los tiempos, la época en la que te ha tocado vivir? Te ha arrebatado todo lo que tienes y tendrás en el futuro. Y ahora luchas para los asesinos de tu gente por un motivo que desconoces. Tratada como una perra que vive de las sobras de sus amos.
¿De qué estaba hablando ahora? ¿Qué sabía él de mí? ¿Se estaba preocupando por lo que me pasase? ¿Se estaba riendo de mi desgracia? Tan sólo podía callar mientras me mordía el labio indignada.
- Pero no te has vendido a ellos por las sobras. Se te ve en los ojos. Eres salvaje? solitaria. Tú no eres una perra? Eres una loba.
El hombre apartó la pistola y se agachó levemente ofreciéndome su mano. Me quedé con la boca abierta, inmóvil, calada por sus palabras. Estiré la mano sin darme cuenta. Me agarró, y me ayudó a levantarme con delicadeza. Y entones ahí si pude verle. Aunque sólo tuviese un ojo, casi podías ver tras él toda una vida de lucha y sufrimiento, y a pesar de eso, transmitía la esperanza de alguien que nunca se rinde.
- ¿Estás dispuesta a luchar contra el tiempo?
Seguía sin poder hablar, pero pude asentir. Asentí varias veces, cada vez con más fuerza, convenciéndome de que estaba haciendo lo correcto. Apenas había escuchado un par de frases suyas pero casi podía notar vibrar a todo mi cuerpo con cada letra de sus labios. No era yo quién asentía, era mi alma buscando la esperanza perdida.
El hombre hizo un gesto a un tipo con gafas de sol y pelo largo que le acompañaba. Éste se acercó a mí mientras el hombre recogía del suelo el puro que se le había caído al reducirme, y se iba mostrándome su espalda?
Pero lo que hizo más famoso al héroe no fueron sus victorias o su valentía. Sino su empatía y su hospitalidad. En muestra de respeto, siempre ofrecía las mejores comodidades a los prisioneros y libraba a las ciudades que capturaba de corruptos e impuestos. Por eso tenemos que tener esperanza en que toda esta guerra acabe cuando vuelva el héroe, alguien que no luche por venganza o por poder, sino que luche por la paz y el equilibrio. Y así acabar con la espiral de odio.
¿Sabes cuál era el nombre del héroe? Su nombre era Salah al-Din Yusuf, aunque todos le conocían como?
- ¡Saladino!
El hombre se detuvo al escuchar cómo le había llamado. Pude notar cómo se quitaba el puro de la boca para resoplar, como si al llamarle así le resultase gracioso. En pocos segundos volvió a caminar, alejándose de allí por una oscura entrada. Y mientras veía como su espalda se alejaba, su compañero se acercó a mí y me colocó una especie de mochila a la espalda, atándomela por el pecho.
- Es una forma curiosa de llamar al jefe ?dijo el hombre de las gafas de sol-. Pero quizás venga bien que te acostumbres a llamarle como hacemos todos.
Le devolví la atención, curiosa por saber el nombre del héroe que acababa de conocer. Me terminó de ajustar la mochila, tiró de una de las cuerdas de la misma, y surgió una especie de paracaídas que me tiraba inmediatamente hacia el cielo. Pero justo antes de salir volando, pude leer los labios de aquel hombre de las gafas de sol:
- Todos le llamamos?
Big Boss
RELATO 14:
RPV: A Bryan Vercetti no le van bien las cosas y decide irse a 'Vice City' con su primo Tommy una temporada. A los dos le suceden algunas anecdotas y al final Bryan decide volver a su antigua vida.
Las cosas no le iban nada bien a Bryan Vercetti. Lo acababan de despedir de su trabajo como asesor de seguros y recientemente había cortado la relación que mantenia con Sarah. Decidió que era hora de cambiar de ambiente y mudarse a otro sitio, otro lugar, donde poder sacar algo de dinero, ¿pero dónde?.
Un día, sentado en la cama, se quedó mirando una foto de él con Sarah durante unas vacaciones en 'Vice City'. Recordaba que aquella isla era el paraíso.. mujeres, playa, coches, negocios, casinos... lo que él siempre habia soñado y ahora tenia la oportunidad de poder volver allí.
Sacó un billete de avión y sin avisar a su primo Tommy Vercetti se dirigió rumbo a 'Vice City'.
Cuando llegó al aeropuerto 'Escobar International' telefoneó a Tommy :
- pi, pi , pi , pi, pi, pi , pi ... (sonido telefónico)
- Ehi! Que coño te pasa primito , ¿donde te metes? - dijo Tommy
- Me alegra oirte Tommy, estoy en el aeropuerto ¿puedes venir a recogerme? - contestó Bryan.
- ¿Estas en 'Vice City' ? Ehm.. Si.. Claro , dame 10 minutos y llego ¿ok? - dijo Tommy
- Perfecto - contestó Bryan.
En cuestión de minutos llegó Tommy en un flamante Cuban Hermes pero al cual le faltaba la puerta del copiloto.
- ¿Y este coche ? - Preguntó Bryan
- Nada premoh... se lo cojí prestado a un cubano (cara de coolface j3j3) - contestó Tommy
- Bueno y tu, ¿que te trae por aquí? - Pregunto Tommy
- Pues lo de siempre , problemas con el curro y para colmo lo dejé con Sarah - Dijo Bryan
- T_d_s P_t_s ya te lo dije en su dia , todas toditas todas - contestó Tommy
- Bueno prefiero no hablar de ese tema ya que lo pasé bastante mal, necesito quedarme una temporada aquí para intentar recuperarme , ¿podras ayudarme? - dijo Bryan
- Claro , joder, ¿para que esta la familia? creo que te puedo conseguir una habitación en el Hotel Ocean View por la cara. - contestó Tommy
Tommy dejó a Bryan en el hotel y le comentó que esa noche irian a dar una vuelta para olvidar sus problemas. Tommy le prestó una camisa color verde-azulado al estilo hawaiano con la que le aseguró el éxito.
Tambien le dijo que se pasara por la tienda de Rafaels para conseguir algo de ropa nueva y por la ferreteria para conseguir un arma, aunque con 10$ solo le diera para un destornillador xd
Sobre las 00:32h se dirigieron al Club Malibú situado en 'Vice Point' , lugar que frecuentaba Tommy debido al gran nivel de guarrillas que contenia su interior. Entraron los dos y antes de pedir algo en la barra ya tenian dos rubias de 1,80 , con 120 de pechos y unas cadera que parecian peonzas andando.
- melafo - dijo Bryan
- si, telafo pero pagando - contestó Tommy
- melafo y luego la mato y recupero el dinero tio - dijo Bryan
- tambien es verdad - contestó Tommy
Tras fornicar de gratis y recuperando lo invertido se fueron del local y se subieron en su nuevo vehículo adquirido unas horas antes, una moto pizza boy.
- tititi (RADIO ESPANTOSO) titiititi la vida es una lenteja - dijo la moto
Dirigiendose a toda velocidad por las calles de la ciudad y en una curva bastante pronunciada, Bryan que conducía la moto se acabó llevando por delante un grupo de cubanos malotes los cuales sacaron unas metralletas por arte de magia y se liaron a tiros con ellos.
- No te preocupes - dijo Tommy
Presionó R1 + R2 + L1 + R2 izquierda,abajo,derecha,arriba,izquierda,abajo,derecha,arriba y sacó un bazooka con el cual mató a todos los cubanos de la zona.
Despues del susto decidieron dejar alli la moto tirada y cojer otro vehiculo para ir de nuevo al hotel para poder descansar, un camión de la basura.
Cuando entró en la habitación vió que estaba todo patas arribas, cajones abiertos y una nota amenazandolo la cual decia :
"que pasa brothel. no sabemos condusir con el amoto o que coño pasa machango? ahora nuestros amigos estan en la uzi con fracturas y contusiones debidos a la scouter esa que llevabas. no queremos echarte toda la culpa ya que seguro ivas de reparto urgente y las pizzas se enfrian pero tu primo se pasó wei con el basoka tu me entiendes. queremos hacerle el rakata a ti y a tu primo brotel. firmado wisin y yandel"
Anodadado se quedó que tuvo irse a dar una vuelta en una harley davidson que por casualidad uno se dejo aparcada en la puerta del hotel y con las llaves puestas (casualidades de la vida)
Al dia siguiente, Bryan se levantó y vió que tenia unas 20 llamadas perdidas de Sarah, su ex. Tambien tenia un sms que decia :
"Perdoname Bryan, fui una estupida por querer dejar lo nuestro, si quieres podemos volver juntos y si no, puedo llamar al negro vargas y que me folle él , tu veras que prefieres"
El 'tu veras que prefieres' llego al corazón de Bryan y con la nota que le dejaron los cubanos (con la cual se le pusieron los cojones de corbata) fueron las escusas perfectas para llamar a su primo Tommy y decirle que se iria de 'Vice City' echando leches.
Tommy super indignado por haber ayudado a su primo y con un facepalm le llamó CALZONAZOS y decidió adueñarse por su cuenta de todo Vice City, acto seguido apagó la playstation.
RELATO 15:
RPV: Un pobre vagabundo es transportado mágicamente al Palacio de Boletaria para cumplir la misión que el Nexo le ha encomendado. En su viaje hará frente a criaturas que jamás pensó que existirían y tendrá que superar, internamente, una verdadera prueba de Fe ante El Anciano, el Dios supremo del Reino de Boletaria.
El olor a Muerte, podredumbre y madera quemada se entrelazaban en mis fosas nasales provocándome unas náuseas que jamás podría haber sentido antes. Parecía como si ese hedor se hubiese aferrado en aquellas paredes de un color ceniza, ennegreciendo cada roca, cada adoquín imperfectamente desplazado, probablemente por el crujir de los cráneos de soldados reales que yacían brutalmente mutilados a mí alrededor. Vomité varias veces, cerré los ojos y apreté con fuerza una daga vieja y oxidada que sostenía con la mano derecha y que no recuerdo con claridad cómo había llegado hasta mí. Creí por un momento que si volvía a abrir los ojos, todo lo que tenía frente mío desaparecería. Por primera vez añoré mi vida vagabunda, mi lucha diaria con las ratas para conseguir un trozo de comida para llevarse a la boca.
Cuando volví a abrir mis párpados, lenta y temblorosamente, seguía en aquel gigantesco castillo; jamás el silencio había sido tan atronador. Sólo llevaba unos instantes en aquel infierno y brotaba en mí un sentimiento de tristeza y locura indescriptibles. Alcé la vista para inspeccionar donde me encontraba, jamás había estado en un lugar semejante pero algo dentro de mí reconocía aquellas murallas y aquellas torres gigantes. El Sol estaba radiante pero tenue a causa de una espesa niebla gris que parecía inundar todo el Reino. Desde que apareció esa niebla días atrás y que había tenido de locura y sangre el reino. Han empezado a ocurrir cosas espantosas.
“Anciano ¿Qué está ocurriendo?” ―Balbuceé―.
Tan solo recuerdo que estaba corriendo calle abajo alertado por los gritos de mis paisanos qué, enloquecidos, espitaban frases abstrusas.¬¬ Todo era rápido y confuso; los empujones eran violentos y mis pasos eran blandos sobre el adoquinado asfalto consecuencia de, probablemente, pisar seres humanos, vivos o muertos; el terror impregnaba la cara de los habitantes y probablemente les importase bien poco a quien arroyaban en su huida agónica. Fue entonces cuando el destino de todos nosotros se alzó. Era una silueta gigante, oscura y musculosa que fue invocada ante la presencia de todos nosotros. Parecía un ser formidable; era tan alto que sería capaz de tocar la luna sólo con alzar sus brazos, su terrorífico rostro se perdía en el intento de nuestras miradas. Alguien que consiguió hacer vibrar sus cuerdas vocales, gritó: “¡Demonios! ¡Los Demonios han vuelto a despertar!” ― Y después llego la oscuridad absoluta, el silencio, la muerte.
Muchas eran las leyendas de aquellos seres demoniacos. La Santa Sede de Boletaria pregonaba la palabra de El Anciano como El Salvador, el Dios que despertaría del Nexo y nos libraría de los Demonios cuando éstos aparecieran. Para la Santa Sede de Boletaria, esta profecía era un comunicado de alerta, de aviso para todos los habitantes de Boletaria. “la Fé está siendo reemplazada por la codicia y la herejía” ―Sermoneaba un devoto de el Santo Urbain, máximo organismo de la Santa Sede―.
Y razón no les faltaba. En el Reino de Boletaria existían grupos clandestinos, personas lunáticas que decían haber visitado lugares donde las almas se reúnen y hablan de falacias y pactos secretos. “El Anciano es La propia Muerte, pactar prosperidad con Él es traer la muerte a nuestro reino” ―Pregonaban, convencidos―. Curiosamente, el actual Rey Allant XII recién había comunicado a todo el reino la inminente prosperidad en un año que había sido extremadamente duro y frio.
La Guardia Real era consciente de estos rumores y los herejes bastardos eran perseguidos y crudamente castigados. Sus lenguas eran desprendidas de sus sucias bocas por un Hacha de doble filo purificada con Piedra de Luz Lunar. Dos días después, agonizantes de dolor, serían decapitados públicamente por el mismísimo Príncipe Ostrava, vástago del Gran Rey Doran y hermano del actual monarca. Finalmente sus cuerpos sin vida serían quemados para completar el círculo de Castigo Divino que se aplicaba para los herejes. Es por esto que, en este tipo de ejecuciones se encargaba personalmente representación de sangre real y no Miralda, la ejecutora oficial del Reino de Boletaria, de sangre común y pasado tormentoso.
Fue entonces cuando un recuerdo fugaz pero estable se formó en mi mente y consiguió estremecer todo mi cuerpo. Recordaba las pinturas de aquellos artistas, que bajo la protección de la guardia real mostraban al pueblo de Boletaria. Sin duda alguna estaba en el Palacio del reino pero, ¿Por qué había aparecido en este lugar? Sólo las clases burguesas y los Reyes de los continentes vecinos podían tener acceso a él. Atónito, contemplé la inmensidad del palacio que parecía querer engullirme.
El castillo, más implacable de lo que jamás hubiese imaginado se alzaba a lo alto y ancho de los terrenos rocosos típicos de los picos del Rey Excavador. Un largo y amplio camino de duro adoquín grisáceo separaban un portón levadizo de pesado roble que quedaba a mi espalda, hasta la entrada principal del castillo, custodiada por una enorme y altísima muralla y dos torres paralelas que protegían el interior del Palacio. Los exteriores del castillo mostraban una estampa tétrica. En las pinturas nobles resaltaban los estandartes y banderas de colores rojizos y ocres representando los colores del Reino, pero yo no divisé color alguno, todo era de color gris, el gris de una niebla espesa que se teñía en toda la zona, como un manto perfectamente arraigado.
“Debo encontrar al Rey Allant, debo informarle de lo ocurrido en el poblado ¡Él nos protegerá!” ―Mientras aceptaba la idea de que El Anciano no había aparecido todavía―”Todavía no ha despertado del Nexo” ―Añadí―. Pero en mi interior no lo culpaba, mi confesión con el Santo Urbain nunca llegó a consumarse. Tenía muchos pecados que expiar. “La vida de un vagabundo no está exenta de estos crímenes” ―Excusé al poder divino que ausentaba en aquel momento―.
Al dar mis primeros pasos divisé una fuente no muy grande y circular. En esa fuente no emanaba gota de agua alguna sino sangre de un soldado real que yacía muerto. Éste había sido rajado desde la garganta hasta el abdomen y una decena de cuervos se llevaban los órganos todavía calientes para alimentar seguramente a sus crías. - Alertarán la amenaza que se ha ceñido sobre el Reino- Pensé.
Al lado de tan cruel festín carroñero yacía una espada que emanaba una luz azul muy brillante, casi reconfortante. La toqué y entontes golpearon en mi cabeza recuerdos fugaces, imágenes concretas que aparecían y desaparecían: Unas ruinas que jamás había visitado; unos ojos amarillos, redondos y pequeños pero terroríficos; un golpe seco; el silencio; una mujer morena, pálida y muy raquítica que vestía de riguroso luto. No tenía ojos pero sí unas heridas terribles en sus cuencas. Parecía como si se las hubiesen tapado con cera incandescente para no ver el mundo terrorífico que tenía frente a ella; luego una luz blanca me cegó y aparecí en este horripilante lugar, aparentemente solo.
Fue entonces cuando una ola de calor, de incalculable potencia me incrustó en el suelo y me devolvió a la realidad que estaba frente a mí. No podía creer lo que tenía ante mis ojos, era imposible ver una criatura tan mística ante mi miserable presencia.
Desde el suelo frio y duro no perdía de vista la trayectoria de esa criatura alada mística y fabulosa que sobrevolaba mi cabeza. Me yacía inmóvil, sin poder gesticular absolutamente nada, temblaba aterrorizado mientas mi cuerpo no respondía a los impedimentos naturales de mis necesidades fisiológicas, me oriné y defequé en mis vestiduras sin importarme lo más mínimo. Mis peores presagios se vieron cumplidos; la criatura retrocedía en su vuelo y se dirigía hacia donde me encontraba. En apenas unos segundos la bestia alada chocó violentamente contra la enorme pasarela que llevaba a la entrada del palacio.
No podía creer que estaba frente a una criatura legendaria como esa, era imposible, “Los dragones no existen” ―Gritaba hacia mis adentros― pero nada de aquello parecía real. El dragón enorme, su alas eran casi tan grandes como su tronco, era de color rojo como la sangre y sus ojos minúsculos se endurecían aún más con la multitud de cuernos que tenía en su cabeza. Emanaba tanto odio, que estaba convencido que me mataría al instante, con solo mirarlo a sus ojos. En su boca llevaba una treintena de cuerpos humanos, desnudos y desmembrados. Me miró fijamente, analizando si sería posible añadir un cuerpo más a su merecido botín. Acto seguido, alzó sus alas y levanto el vuelo hacia el interior del palacio.
Atónito permanecí tumbado en el suelo, sin fuerzas ni valor para levantarme pero algo me alerto de que no estaba solo en ese momento cuando escuché unos gruñidos, secos y graves. Me levanté. Asustado y divisé frente a mi 3 personas armadas con espadas cortas y escudos que se acercaban hacia mi posición, lentos y toscos. Cuando ya los tenía prácticamente sobre mí vi sus rostros desfigurados, sin pupilas. Eran lo más semejante a muertos que se habían levantado de sus lechos de muerte. Estaban desfigurados, su piel supuraba un líquido negro y su hedor me impido exclamar un llanto de terror siquiera.
Mis extremidades fueron incapaces de responder presas del pánico incluso cuando el primer demonio hendió sobre mí una hoja afilada pero imperfecta, dentellada que desgarrando mis finas vestiduras y posteriormente mi piel y abdomen. Sentí un ligero dolor, luego el frío del acero recorriendo cada parte de mi ser. Fue entonces cuando mis cuerdas vocales apenas vibraron para gritar de dolor el peor de mis lamentos, inapreciable para cualquier persona pero que retumbó en mis entrañas como mil tambores. En un acto de supervivencia, clavé mi daga en la yugular del primer cadáver instintivamente. Broto a borbotones sangre negra, putrefacta y maloliente. Mientras se acercaban los otros 2 cadáveres, tuve tiempo de desprender la espada de mi vientre y empuñarla con mi mano derecha mientras que con la izquierda tapaba mi hemorragia sin éxito; estaba perdiendo mucha sangre y podía sentir un fuerte calor proveniente de mis órganos. Levante la mirada y desmembré las extremidad derecha del primer cadáver para acto seguido decapitar al segundo que, titubeante, bajó demasiado la guardia.
Levanté la cabeza y divisé la puerta principal, era mi única oportunidad de buscar ayuda mientras, en mi interior, buscaba una justificación divina para el acto tan heroico que acababa de realizar, estaba completamente aterrado pero sentía una fuerza que jamás había sentido antes. “El Anciano me ha expiado” ―Dije, esbozando una sonrisa complaciente que fue desgarrada de la comisura de mis labios cuando emanó sangre por mi boca, fruto de la grave herida que había sufrido―. La hoja dentada y corrompida que había penetrado en mi abdomen había ya corrompido todo mi cuerpo y comenzaba a sentir náuseas y fuertes cefaleas. Aun así, corrí todo lo que pude evitando a los cadáveres que aparecían de las trincheras que servían de entrenamiento para los arqueros del reino. Subí los últimos escalones hasta llegar a un amplio rellano que se dividía en 3 caminos; Los laterales servían para subir a las torres de vigilancia y frente a mí, un arco central muy grande que protegía la entrada a los interiores de palacio.
“¡Mierda!” ―Exclame mientras apretaba con fuerza mi herida mortal―. La robusta compuerta de madera noble que llevaba hasta el Rey estaba totalmente bajada. Revisé sin éxito la posición del mecanismo que abría la compuerta. Miré desesperadamente hacia todos lados, estaba prácticamente rodeado por demonios y la torre que daba a mi derecha también estaba cerrada. Sólo quedaba el camino de la izquierda, que invitaba a proseguir por el lateral del castillo pero un arquero custodiaba una pequeña escalera que marcaba el camino.
Cada vez sangraba más y sabía que no tenía otra alternativa que tomar el camino de la izquierda. Contuve el hedor que emanaba de mi boca y tomé aire, corrí hacia las escaleras y antes de que el cadáver pudiese apuntar con su ballesta, tracé con mi espada un arco a la altura de sus rodillas; Su carne putrefacta y el frágil estado de sus huesos hicieron más fácil el desprendimiento de sus piernas al pasar la roja maltrecha que equipaba. Aplasté el cráneo del cadáver que acaba de descuartizar y jamás sentí tanto placer haciendo algo así, me regocijé retorciendo mi pié para terminar de llenar las juntas de los adoquines con el cráneo de ese engendro. Al levantar la mirada por encima de las escaleras, divisé la compuerta que ascendía a la torre izquierda. Debía apresurarme pues un cadáver estaba activando el mecanismo que cerraba la compuerta de la torre izquierda. La compuerta estaba a medio cerrar y rodé por el suelo para llegar al otro extremo, mi cuerpo consiguió pasar al otro lado pero algo frenó en seco mi maniobra.
El pasillo tenía dos compuertas de madera noble oscura, con barrotes anchos y planos y de terminal en punta de flecha. Al rodar hacia el interior del pasillo, uno de mis dedos se quedó enchanchado en el terminal de la primera compuerta. En ese dedo, portaba un anillo de plata, muy fino y de cuerpo circular con un pequeño sello alargado en el frontal, el Anillo de Adhesión, así lo llamaba el Sabio Freke.
El Sabio Freke era un respetado y temido mago de Boletaria. Aunque se conoce a ciencia cierta que sus fines mágicos obraban La Luz, la magia es una muestra de poder superior al de cualquier acero y eso siempre había generado desconfianza entre los habitantes de Boletaria, incluso la del Rey Allant XII. El sabio siempre decía, en uno de sus muchos discursos populares, que los anillos se forjaban bajo el fuego mágico que emana de las profundidades de los túneles de Colmillo Piedra y que todos escondían un poder oculto que debíamos encontrar y dominar.
Siempre quise ser un mago. Escuchar sus palabras alimentaba mis esperanzas de ser un glorioso y reconocido mago pero sabía que sólo unos pocos eran los elegidos para poder dominar las artes mágicas, como la realeza, por ejemplo. Por una extraña razón, él captó mi interés y me dio ese anillo en señal de gratitud por el entusiasmo que mostraba.
“Cuando sientas que la vida se te escapa, descubrirás su verdadero poder” ―Me dijo el Sabio mientras se volvía dispuesto a continuar con sus enseñanzas―.
“Umbasa” ―Contesté religiosamente aceptando la reliquia que el Sabio me había ofrendado.
Los buenos momentos que todavía tenían valor de plasmarse en mi mente se vieron borrados por un fuerte dolor en el dedo portador del anillo. Inconscientemente, mi mano había estado zarandeándose para desengancharse pero era demasiado tarde. El afilado terminal comenzó a penetrar en mi dedo y pronto sentí como las astillas penetraban en mi piel, cortando el tendón del dedo corazón de mi mano izquierda, rompiendo la falange proximal en mil pedazos para finalmente sentir como mi dedo se desprendía por completo de mi mano.
Grité, esta vez alto y fuerte mientras la sangre salpicaba las estrechas paredes que llevaban a la entra de la torre. La obstrucción de mi dedo hizo que el mecanismo no terminara de cerrarse y se produjo el efecto inverso; las compuertas subieron chocando violentamente contra el techo. El estrepitoso choque alertó a 2 cadáveres que descendían, esta vez, con antorchas en sus manos. Uno de ellos, impreciso en sus movimientos chocó contra un barril de pólvora que estaban estratégicamente repartidos a lo alto de la torre; la combustión provocó una explosión, pequeña pero suficiente para esparcir las vísceras de los 3 cadáveres que se acercaban a mi posición. Apenas tuve tiempo de protegerme, la explosión probablemente había reventado mis tímpanos, el silencio que sentía se veía interrumpido por un leve pero agudo sonido.
Me levanté como buenamente pude, apoyándome en las paredes manchadas por mi propia sangre, crucé la segunda compuerta y alcé la vista para divisar una salida, una luz que me indicase alguna esperanza de salvación, pero sólo encontré la oscuridad. A lo alto de la torre no se divisaba ninguna antorcha, el negro profundo invadía aquellas paredes casi claustrofóbicas. Solo el fragmento de Piedra Luz Lunar que portamos todos los creyentes de la Santa Sede de Boletaria alumbraba nuestros pequeños e inseguros pasos. “La luz divina os mostrará el camino” ―Me dije a mi mismo, recordando las palabras del dogma―. El fragmento de aquella piedra preciosa divisaba una escalera que ascendía a lo alto de la torre, sin barreras protectoras, de escalones estrechos pero poco ascendentes que serpenteaban las 4 paredes de la torre.
Apenas subí 30 pies de altura arrastrando mi cuerpo contra la pared y midiendo cada paso que daba ante la escasa luz que emanaba de la Piedra Luz Lunar. Mi vista era prácticamente inexistente a causa de las graves heridas y del agotador esfuerzo de supervivencia al que estaba sometido. Por un instante, hubiese preferido unirme al festín de carne muerta que el dragón portaba en su boca, hubiese sido una muerte poco digna sí, pero menos dolorosa. A medida que subía instintivamente las escaleras sentía una luz cada vez más clara y el sonido de los cuervos, cada vez más fuertes. No podía distinguir si se trataba de una salida o un balcón pero me aferré a la única esperanza que creí posible.
No sólo la luz chochó en mi rostro sino que aquel hedor infernal que sentí nada más llegar a este maldito lugar se volvió a incrustar en mis fosas nasales. Avancé unos pasos; el crujido de la madera me indicó que me encontraba en algún tipo de puente. Alcé mi brazo derecho y tendí mi mano al aire, palpando la salvación que jamás encontraría, que jamás aferraría pues un segundo más tarde mi mano se había desprendido de mi extremidad derecha de forma rápida y limpia causada por algún tipo de objeto cortante perfectamente afilado. Caí al suelo desmayado.
No podría decir el tiempo que estuve inconsciente a causa del dolor insoportable de mis heridas pero puedo afirmar que fue lo suficiente como para que mi captor, mi asesino, me ahorcase desde no sé muy bien donde ni a qué altura. Sólo sé que El Anciano me había castigado trayéndome a este lugar infernal. Sólo sé que El Anciano quería que sintiese mi castigo, devolviéndome la conciencia justo cuando cada uno de mis órganos se desprendían al vacío y mi riego sanguíneo se cortaba en mi cerebro.
“…Umbasa”
Pues eso, teneis un plazo para votar a vuestros preferidos. Mucha suerte a todos los participantes!!!!
Si hay algun problema con los relatos avisarme por mp.
Me he vuelto un poco loco y he editado mil veces, parece que eran demasiadas palabras para un sólo post, incluso para 2. Quizas haya cortado alguna parte, si eso que los autores me lo comuniquen por mp.
Manda cojones como han quedado los relatos macho xD no es culpa de nadie pero joder algunos son jodidamente complicados de leer y el mio por ejemplo está jodido por muchos sitios (de hecho está cortado)
Hay unos cuantos errores en unos pocos, creo que son cosas al haber copiado y pegado y cosas así. Por ejemplo a veces aparecen signos de interrogación de la nada, donde antes había signos de entrecomillas y cosas así.
Lo digo para que, hasta que se solucione, lo tengáis en cuenta y leáis los relatos teniéndolo en cuenta xD
Edit: Confirmo que los puntos suspensivos y los "" se convierten en ? por la cara en algunos relatos xD Que cosa más rara
El mío esta perfecto. Ventajas de usar OpenOffice
trollface.jpg
Yo me los estoy leyendo poco a poco. Como hay tiempo de sobra para votar pos me lo tomaré con calma
P.D: Para la próxima edición sugiero poner nombres de los juegos en los que se basa. Es un poco lioso situarse en algunos relatos
#265 Es que la idea inicial era mantener el anonimato y solo ir dando pistas de los juegos en el propio relato (personajes, localizaciones, elementos...). Aquí algunos se han saltado esta regla a la torera xD
Por ahora si he pillado de que juego/saga es cada uno, excepto del 4, ¿alguno lo sabe? Me tiene intrigado :X
Wuah quiero que se solucionen los problemas de mi relato, me da la sensación de que está sucio al tener esos errores xD
#267 Si alguien lo sabe, que se calle ¬¬. Esas cosas se hablan cuando acabe el periodo de votaciones, please.
Y sobre tu relato, siento no poder hacer nada. Envíale el mensaje a Txentxo para que vuelva a insertalo sin errores mañana y no habrá pasado nada. La codificación de MV para textos copiados es un tanto compleja a veces.