Pues acabo de pasarme el primer mundo y derrotado al primer jefe. No entiéndo qué progresión temática quieren llevar en sus niveles. El primer mundo es principalmente campo y verdes prados, y en su último nivel nos encontramos lobos y magos barbudos (lo de magos es más bien una etiqueta, porque no tiran ni magia ni rayos ni ná xD), pero el jefe final es... ¿una calabaza con guadaña? Que en verdad es un disfraz pero no deja de ser raro que en un primer mundo más feliz y verdoso de repente te pongan como jefe a algo digno de Halloween.
Sobre el gameplay, no tardas mucho en darte cuenta que el mayor enemigo que tendrás en el juego será la cámara: muy cercana a Spyro y demasiado obsesionada con tenerlo centrado en pantalla. Sin embargo, todo lo que pierde con la cámara lo gana con la fluidez de movimiento de nuestro personaje. Tiene movimientos limitados, pero entre el carrerón que mete con el cuadrado, el salto y el planeo, y el maravilloso ataque de fuego basta de sobra.
Y es que el movimiento en este juego apela mucho a el hecho de que llevamos a una criatura cuadrúpeda. Corre un montón, y eso permite que sus niveles puedan ser extensos sin restarle comodidad. Pero por otro lado, dicha velocidad nos impide maniobrar con precisión a la hora de girar en espacios cerrados. De hecho incluso yendo a trote, si se intenta dar vueltas sobre uno mismo vemos que: o trazamos vueltas en círculos bastante amplios, o activamos la típica animación en la el personaje se para de repente y da su giro de 180 para ir justo hacia el lado contrario. Me parece un tratamiento del movimiento bastante parecido al que se puede ver en Super Mario 64 pero con sus particularidades y desventajas, que me parecen como mínimo intencionadas y no desencajan a la hora de desplazarse por sus niveles.
No solo es el movimiento lo que tiene de parecido con el Mario 64, pues también toma inspiración en la dificultad y objetivos para progresar en el juego. No recordaba que este juego fuese tan collectathon ya que tienes como tareas recoger un determinado número de joyas, y rescatar un determinado número de estatuas-dragón y sus huevos (estos bastante más limitados en número) en unos niveles que podemos abandonar por portales cuando queramos. Aprovechan hasta el último rincón de cada nivel para ponere joyas a recoger, y los enemigos (bastante fáciles de despachar por cierto) tampoco se libran de ello pues también esconden joyas como premio. Luego las estatuas se llevan más protagonismo mecánico: funcionan de punto de control, de guardado y de tutorial o consejero al mismo tiempo. Y los huevos de dragón, al ser más limitados, hacen de mayor desafío, nos piden la tarea de embestir a unos enemigos que corren un montón y suelen escapar por casi todo el nivel.
En general, me está pareciendo por ahora un juego bastante comfy. No es para nada desafiante y es un gustazo planear y moverse por sus niveles. Claro que todavía voy por el segundo mundo.
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