Con Oculus preparando ya la inminente llegada de la versión comercial de sus gafas, se me presentan una serie de dudas que me gustaría compartir con vosotros.
Ya no estamos hablamos sólo de videojuegos, sino de una nueva forma de experimentar la realidad en la que nosotros somos dueños de poner ante nuestros ojos lo que nos dé la gana e interactuar con ello, pudiendo así escapar durante algunas horas de esa otra realidad cotidiana. Para muchos puede llegar incluso a convertirse en una válvula de escape al final del día. Pornografía, videojuegos, cine, casinos online... Bien es cierto que puede tener muchas otras aplicaciones como la de la enseñanza pero, ¿no os preocupa una oleada masiva de ninis que por 1200 pavos se puedan montar un ordenador high-end y pillarse las Oculus, evitando tener que afrontar un trabajo o unos estudios?
Y ya no hablo sólo de ninis; ¿qué me decís de esos que tras un largo y arduo día de trabajo lleguen a casa y prefieran dedicar el resto de las horas que les ofrece la jornada al consumo de contenidos virtuales, como por ejemplo la interacción en vivo con otros usuarios en las futuras redes sociales 3.0, masturbarse con el próximo PornHub 4K-VR o perderse en un mar de tiros de la mano del nuevo COD?
Muchos pensaréis que la VR no es necesaria para que se den estas situaciones, pues de todos es sabido el alto número de adictos a internet y a los videojuegos que pululan por ahí (si estás leyendo esto posiblemente tú seas uno de ellos); pero sí que me gustaría conocer el número de nuevos usuarios que atraerá esta nueva tecnología, y me refiero a usuarios que ni siquiera están ahora familiarizados con los ordenadores o internet.
Recordad que esto elimina ese pequeño resquicio de la realidad que se encontraba entre nuestros ojos y la pantalla, lo que se traduce en que ya tenemos a la visión y al oído completamente engañados. Si se sigue trabajando en incrementar la riqueza de la experiencia virtual, lo lógico es que en el futuro se busque incorporar más elementos y hacer que tengan un efecto sobre nuestro tacto (simular objetos de cualquier tipo con los que podamos interactuar —creación de armas o utensilios de cualquier tipo, elementos que bloqueen el paso, simular el contacto con la superficie de la piel, la textura de una vagina, etc—, plataformas que permitan el movimiento en todas direcciones del sujeto —algo así como una cinta de correr multidireccional— o cosas de ese estilo). Decidme entonces, ¿quién de vosotros llegados a este punto querría vivir en otra realidad que no sea la que uno mismo desea?
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