Parto, cólico nefrítico y quemaduras. Dicen quienes han pasado por semejantes dolores que se encuentran entre los más intensos que pueda experimentar el ser humano. La epidural alivió a las embarazadas y ahora los videojuegos vienen dispuestos a calmar el calvario de quienes se encuentran en el último supuesto.
Leemos en BBC Mundo la terrible experiencia de Caleb Springer, de 23 años, víctima de un grave accidente de tráfico que lo dejó envuelto en llamas al entrar en contacto la gasolina de su ciclomotor con un cigarrillo a medio apagar:
Me vi envuelto en llamas probablemente durante dos minutos. Fue el dolor más intenso que he sentido en mi vida, fue atroz. Miraba hacia abajo y sólo veía pedazos de piel colgando de mis piernas.
Transportado de Alaska a un centro especializado en Seattle por la gravedad de sus heridas, poco podía imaginar que terminaría convirtiéndose en paciente pionero: videojuegos como terapia para calmar el dolor en la curación de quemaduras.
Los profesores Hunter Hoffman y David Patterson (Centro de Quemaduras Haborview de la Universidad de Washington) son los responsables de SnowWorld, un videojuego de realidad virtual en que los pacientes se ven inmersos hasta el punto de olvidar por completo el doloroso proceso de curación:
“Se dedica tanta atención a SnowWorld que ya no queda suficiente atención disponible para procesar las señales del dolor” dice Hoffman, quien recuerda que el dolor tiene un fuerte componente psicológico, pudiendo camuflarlo a través de tratamientos que se sirvan de la distracción por contexto:
Como los humanos estamos tan dominados por las imágenes visuales por lo general nuestra atención siempre está enfocada en éstas.
Cuando los pacientes son sometidos a un tratamiento de heridas, cuando es necesario cambiarles los vendajes, siempre están viendo todas las distintas herramientas que los enfermeros utilizan para curarlos, y basta con mirar esos objetos para que les dé ansiedad. Los pacientes comienzan a asociar los objetos en la sala con el dolor intenso así que podemos imaginar que día tras día comienzan a desarrollar asociaciones psicológicas entre la sala de tratamiento y el dolor, lo cual amplifica el nivel de dolor que experimentan.
SnowWorld crea una cortina entre el paciente y la realidad. Se le coloca un casco con auriculares para aislarlo de su entorno, viéndose entonces en un mundo helado (se eligió así para espantar cualquier asociación con el fuego) en el que su cometido es lanzar bolas de nieve a varios objetivos.
No es la primera vez que se intenta calmar el dolor a través del multimedia: música o vídeos trataron de mitigarlo en su día, pero el resultado dista mucho del conseguido en esta ocasión:
Cuando comparamos esos datos con el estímulo del dolor que experimentan cuando están en la realidad virtual, algunas regiones muestran una reducción de 50% en la actividad cerebral.
No es de extrañar que hospitales de Nueva York, Hawaii, Copenhague y Holanda ya se hayan interesado por el juego para probarlo con sus propios pacientes.
Cabe preguntarse si este grado de inmersión tan rigurosamente efectivo tendría efectos igual de contundentes en contextos menos positivos, algo que no tardarán en analizar los sensacionalistas medios de turno. Quedémonos con lo bueno: el entretenimiento electrónico es uno de los placebos más eficaces que existen, ya no sólo contra las heridas físicas sino también emocionales.