Aunque la mayoría aquí no tienen ni puta idea de Marx y están incapacitados para tratar estos asuntos hoy vamos a hacer una excepción.
Dicho sea de paso leer a los clásicos griegos y en menor medida romanos, los primeros filósofos propiamente dichos post-escolástica y así hasta llegar a tíos como Stirner, Schoppenhauer, Hume etc. es de todo interés y no sólo puede sino que debe hacerse a fin de adquirir una base filosófica completa.
Suelo llevar en el maletero del Calibra cajas llenas de libros y entre ellos he sacado dos de Marx y he vuelto a flipar como un adolescente ante la erudicción marxiana. En concreto se trata de Manuscritos económicos y filosóficos (joven Marx en estad puro) y el tomo I de El Capital.
Lo trascendente del marxismo es que no es una teoría hueca desvinculada de la práctica y observación empírica sino que es un método de interpretación destinado a la transformación revolucionaria de la sociedad. En vista de esto es fácil deducir que el marxismo es materialista por definición abarcando asimismo cualesquiera esferas de las ciencias sociales: política, economía, arte, Historia, sociología etc. El marxismo ofrece pues una cosmovisión nítida y siempre susceptible de abarcar más pero que además está puesta al servicio de las clases trabajadoras y oprimidas.
Y ojo que vendrá algún comemierda a decir que Nietzsche y Marx son incompatibles y blabla y por ahí sí que no paso. Nietzsche es un filósofo de invocación más bien personal e individualista: Nietzsche es una puerta dimensional que nos permite conectar con nuestra legado pagano e identidad de pueblos indo-europeos. Nietzsche es el supremo maestro del espíritu aristócrata, transgresor, sobrado de orgullo y confianza en sí mismo; Nietzsche es destructor de toda cobardía, debilidad, lamentación. Marx no es un filósofo que escribiera para el individuo sino para las grandes masas. Uno era individualista, el otro colectivista: habida cuenta de esta enorme diferencia cualitativa se puede trabajar con ambos sin problemas.