Philip Hoare está obsesionado con las ballenas. Más aún, está obsesionado con el capitán Ahab, con una ballena ficticia, Moby Dick, y con el escritor Herman Melville. Ha escrito un libro brillante que examina conjuntamente todas estas obsesiones, reconstruyendo la biografía de Melville en el mundo real, siguiendo los pasos literarios de Ahab y la estela de espuma que dejan las ballenas, para describirnos la contradictoria relación que el hombre ha mantenido con esos leviatanes a lo largo de las distintas épocas.
El entusiasmo que muestra Hoare por las ballenas es contagioso, pero no se embarca en un monólogo sobre las maravillas del animal más grande del mundo. Aunque Hoare nos brinda mucha información científica sobre los cetáceos, su investigación es sólo el punto de partida desde el cual se embarca en la exploración del mito y el misterio de las ballenas. El resultado es un libro que, una vez comenzado, es imposible dejar de leer.
Leyendo Leviatán uno se da cuenta de lo poco que sabemos de las ballenas. Hasta la década de 1970, cuando ya habíamos llegado a la Luna, no se obtuvo una fotografía de una ballena nadando bajo el agua en libertad. Incluso hoy en día hay muchísimas cosas que ignoramos sobre sus métodos de comunicación, estructura social, pautas migratorias, técnicas de caza y hábitos de reproducción. A lo largo del libro aparecen detalles fascinantes que capturan nuestra imaginación. Todos sabemos que la cadena Starbucks está bautizada en honor de uno de los personajes de Moby Dick. Pero, ¿sabíamos que si un día mientras sorbemos un latte en Starbucks escuchamos una canción de Moby estamos oyendo al bisnieto de Melville? Efectivamente, la estrella de la música pop Moby se puso ese nombre en homenaje a la obra de su bisabuelo. ¿O que JFK coleccionaba dientes de ballena, y está de hecho enterrado con uno?
Los datos biológicos son también impresionantes (el corazón de una ballena tiene el tamaño de un coche, por ejemplo), pero lo es todavía más la descripción que Hoare hace de la industria ballenera y su evolución a lo largo de varios cientos de años. Con un estilo digno de Sebald, el autor combina sus experiencias, sus conocimientos de historia y sus reflexiones personales, para transportarnos al pasado en un párrafo y devolvernos al presente en otro. Nos muestra como la industria de la ballena se ha usado para todo, desde lubricantes hasta ropas, y luego humaniza a estos animales hasta hacer que al lector le resulte incomprensible su caza.
Un libro delicioso que no sólo está dirigido a los amantes de la mar, la historia y la literatura, sino que hará que el lector termine enamorado de las tres.
Llevo un tiempo detrás de este libro y al fin me dispongo a hincarle el diente. No quería dejar de recomendarlo, y de poder comentarlo si es que alguien lo ha leído o finalmente se decide.