Morir en Navidad.
No, Neruda, no
esas estrellas están muertas hace tiempo
sólo que el funeral se alargó.
El universo ni siquiera tiene opciones de reírse de nosotros
ocupado como lo está
en desasirse de la gran patraña cósmica.
Somos un desecho en tránsito
en permanente y entrópica defecación
ni siquiera Dios ya se lee la biblia
aquejado del mal de Koch.
¿No oyes su irritativa tos en las noches de perfumada soledad y miedo?
Fuera de todo equilibrio, las inmensas tortugas Atlas
han renunciado a seguir soplando los fuegos de Heráclito.
Y yo no tengo otra cosa que decirte
que no te soporto
que no me soporto
que nunca te quise ni te querré
Que me deje llevar por las pulsiones telúricas
y creí que que tu vagina daría algún respaldo a esta vana e inabordable búsqueda.
Por eso es un alivio morirse en estas fechas.
En las que todo queda absolutamente en evidencia.
Al son de una Mariah nada virgen
que periclita milagros al 30% de dto.
Es un alivio hallarme aquí
solo
intubado y sondado
Cruzando las puertas de mi personal olvido
flasheando como las estrellas de Neruda.
Aguardando mi nueva prisión.