Nuevo Proyecto: Novela de Fantasía oscura.

Altoresso

Hola, estoy dando los primeros pasos y me gustaría saber si este esbozo de la primera mitad del capitulo I os suscita algún tipo de interés, sentiros libres en la crítica:

Recuerdo que cuando la luna tomó la medianoche y la claridad se impuso la helada ventisca cesó. Mi
pequeño estomago parecía un trapo escurrido y el triste muslo de pollo que descansaba en un caldero
junto a los maderos del hogar no paraba de atormentarme. Pero no podía ni encender la lumbre ni
comermelo. No hasta que ayudara a mi madre. El frio se colaba mordaz por las decenas de grietas de la
casucha de madera y la única ventana que habitualmente estaba sellada con una piel de cerdo
permanecía abierta.
Recosté la cabeza sobre la destartalada mesa que componía casi la totalidad de nuestros muebles y
traté de acortar la espera con un ligero sueño que no acudió. Era mejor asi. Mi ojos recorrían todas las
esquinas buscando alguna distracción. El aro de estaño mi tobillo ardió y me sobrevino una fuerte
nausea y dolores en el costado izquierdo. La voz de mi cabeza dijo: "no has preparado el agua de
Narciso..."
Entonces escuché una risotada en el claro. No me daría tiempo. Corrí y aplasté una buena cantidad de
bulbos de Narciso en el mortero no tenía tiempo para una correcta infusión pero algo haría, eso
esperaba , de lo contrario sería terrible volver a soportar la ira de mi madre. Colé las escasas gotas y las
mezcle con vino, dejé la botella en la mesa y corrí a subirme a la viga del techo. Permanecería
escondido hasta que tuviera que intervenir.
Mi madre parecía bastante entregada, conforme los pasos se acercaban, pisando la joven nieve, su
melodiosa voz de soprano, alegre, se insinuaba contra la más grave y pesada de un hombre, cuyas
palabras parecían ladridos.
La puerta se abrió y pude ver como entraba mi madre para luego girarse hacia su invitado con el
ademán de quitarle una elaborada capa que le cubría toda la figura. Hizo dos señas con las manos, a la
altura de su trasero, sin que su acompañante lo advirtiera.
Era un sistema de señas que me había enseñado a través de los años. Básicamente señalaban a su
categoría y a su intensidad. En este caso mi madre señaló "Es mago. Domina ( intensidad media)
hechizos Elementales. Domina ( intensidad alta) Sombras. Es Mentalista.
La principal defensa contra un Mentalista ( me había enseñado mi madre) era no levantar ninguna clase
de sospechas y mostrarse lo más tonto posible. Detrás de un Mentalista suele haber un pretencioso
pero, cuidado, hay que mantener en su presencia el mayor parloteo mental que sea posible.
EL mago era bastante alto y de esbelta musculatura. Apoyó contra la pared de la puerta un fardo en el
que asomaba el mango de una espada, las espadas no eran comunes y mucho menos con ornamentos
de plata. Eran demasiados elementos sospechosos y comencé a pensar que mi madre no había
valorado bien la situación.
Hacíamos esto para encontrar a mi Padre, me decía una y otra vez. Pero yo ya tenía ocho años y
después de casi una decena de "emboscadas" sabía que mi madre no tenía intención alguna de
ponerse en la pista de mi padre. El aro de estaño volvió a zumbar en mi tobillo, y vino la nausea y el
dolor, ahora muy fuerte, en el costado. Tuve que agarrarme del travesaño con fuerza para no caer. "El
mentalismo no se enseña en ninguna escuela de Hechicería, ni se imparte en ningún circulo hermético.
Solo hay una forma de aprender". Dijo la voz en mi cabeza.
Mi madre se arrodilló ante él y le bajó bruscamente los pantalones. El mago se llevó con rapidez una
mano hasta sus genitales para taparlos. Eran de pequeñas proporciones.
" Espera, muchacha. -
Acto seguido pronunció unas palabras y un eco recorrió toda la estancia, haciendo reverberar los
maderos. Apartó la mano de sus genitales y descubrió un miembro gigante.
"Sabía que me lo iba a pasar en grande esta noche - se rio su madre. - Fue una suerte que me
encontraras en la posada.
" Sírveme vino de esa botella- dijo el mago.
Su madre se giró y sirvió en una copa de madera una buena cantidad. El se acercó por detrás y de un
tirón desvistió a mi madre. Al parecer la visión le satisfizo y se dedicó a examinarla. Agarró la copa de

madera y se la bebió de un sorbo. Mi madre no quería que apartara la mirada cuando ocurrían estos
encuentros.
" El vino es malo.- dijo el mago.
De pronto se irguió y se llevó la mano derecha al batiburrillo de collares y amuetos que atestaban su
pecho, pude ver que su torso tenía tatuados caracteres indescifrables ( aunque yo no sabía leer ni
escribir en ninguna lengua) , luego examinó toda la habitación y preguntó si había un cementerio por los
alrededores. Mi madre hubo de entender que el Mago acababa de ser sacudido por alguna incoherencia
y trató de llevarlo a su terreno. Ella se volvió a arrodillar y acarició el pesado pene del mago. Éste se
detuvo, erizado, extático.
" Te he hecho una pregunta. - dijo el Mago.
Mi madre se introdujo la verga en la boca. Una de sus manos hizo la señal de que el momento se
acercaba, el Narciso ya haría efecto. Todo lo que tendría que hacer era pronunciar el único hechizo que
me sabía. Me lo había enseñado mi madre. Y no, ella no sabía realizarlos. Por alguna razón yo sí.
El mago se volteó hacia la puerta mientras mi madre persistía en mimar sus partes intimas. Al girarse vi
que tenía la espalda repleta de cicatrices. No estaba disfrutando de la situación. El aro de estañó ardió
con una vehemencia desconocida para mi. La nausea me barrió y perdí el control de mi atención. "El
mentalismo se enseña solo en demoniaca servidumbre. Estás en un buen apuro" dijo la voz en mi
cabeza.
Mi madre movía frenética sus dedos. La mano tras la espalda me pedía que actuara de inmediato. Pese
a mi corta edad sabía que mi pobre hechizo de inmovilidad poco podría lograr contra este hombre. En
ocasiones anteriores había surtido efecto pues o eran impostores o meros iniciados fácilmente
combatibles.
" No, no es un cementerio...es....- dijo el mago.
Mi madre cambió el ritmo, ahora masturbaba con denuedo al hechicero.
El mago descargó su mano contra la cara de mi madre. La torta la lanzó varios metros hacia atrás y ella
dejó escapar un grito de dolor. El mago corrió a agarrar su espada y como sabía que ya estaba perdido
pronuncié las única seis palabras del viejo dialecto que conocía. Para mi sorpresa el mago quedó
paralizado instantes antes de asir su espada.
Me descolgué del travesaño. Aunque estaba clavado podía mover los ojos libremente.
Y otra vez el fuego en el tobillo, el mareo y el dolor en el costado. "Tienes que matarlo. Pero si lo matas
tiene Amo y nunca te libraras del horror de su ira. Sólo yo puedo sacarte de esta. Pero tienes que
jurarme pleitesía" dijo la voz en mi cabeza.
" Ni lo sueñes.- respondí en voz alta.
Mi madre se incorporó a duras penas y me suplicó que lo matara. Sentía el poder del hechizo consumir
todas mis energías, mis manos temblaban y el sudor empapaba toda mi ropa. Comenzaba a ser más
débil pues ahora el hechicero podía mover sus labios.
Mi tobillo ardía de continuo y andaba encorvado de dolor: "Eres un niño estúpido.exígele que te revele
su verdadero nombre". Dijo la voz en mi cabeza. Por aquel entonces pensaba que tan solo era una parte
normal en el funcionamiento de la mente, nunca se lo dije a mi madre, pensaba que todo el mundo tenía
un tipo malhumorado que le ofrecía conocimiento "innato" y muchas, muchas exigencias.
" Tu nombre verdadero - pregunté al mago al tiempo que agarraba torpemente su pesada espada. Mi
madre se arrastraba a gatas y sangraba profusamente, su respiración era muy agitada.
" Mátalo ya mismo Ketel, corre... -
Intenté con todas mis fuerzas alzar la espada y mantenerla recta por si tuviera que atravesarlo con ella,
pero no tenía brazos para ello. La dejé caer y corrí hasta la mesa para valerme del rudimentario cuchillo
que utilizabamos para todo proposito. Coloqué la hoja pegada a la artería de su cuello, gracias una vez

más a las enseñanzas de mi madre. Hay cinco manantiales de sangre en el cuerpo, si se abren la
muerte es tema asegurado.
Nunca había necesitado mantener tanto tiempo el hechizo. Y aquello me tendría semanas encamado
con fiebre. Una vez pronunciaba las palabras sólo tenía que mantener la acción, por aquel entonces me
era muy difícil explicárselo a mi madre, le decía que era como mear, una vez empezabas solo tenías que
continuar hasta vaciarte.
" Dame tu nombre original miserable brujo rabicorto.
< Demasiado tarde". Dijo la voz.
Un poderoso puñetazo en la sien me lanzó al tenebroso mundo de los sueños.
Cuando abrí los ojos estaba amarrado de pies y manos en el suelo, mi madre atada a la silla con una
gruesa soga, no era nuestra. El brujo vomitaba en un cubo y cuando conseguía reunir algo de aplomo
examinaba los restos.
La cara de mi madre era un rió de sangre desbordado. Aquella cara no volvería a ser la misma.
El hechicero examinó a mi madre y puso dos dedos en su frente. Pude ver como una diminuta y
vaporosa luz verde se escapó de su coronilla. El brujo fue arrancando pequeñas porciones de luz y se
las tragaba.
" Bulbo de narciso, en la botella de vino...solo eso puede explicar que la debil voluntad del niño anulase
mi Caudal.
Agarró la botella de vino, la abrió y arrojó en su interior un poco de ceniza del hogar. Susurró dos
ininteligibles palabras y esperó unos instantes. Luego bebió. Su cara recuperó color y sus nervios se
destensaron.
" He de reconocer que aún así....ese hechizo, lo conocía pero...- dijo el brujo hablando para sí mismo
mientras recorría la casucha de madera. - Era la primera lengua, ahora dudo si fue realmente lo que
escuché, he de sonsacárselo al muchacho. Pero si alguien me leyera luego a mi....no creo equivocarme
si digo que fue gracias a la pureza del gran Lenguaje que logró dominarme ese rapaz. ¿Y la madre?
¿Ella le impartió esos conocimientos? ¿Pero si no tiene ni atisbo de Caudal? No, este muchacho ha de
tener Preceptor. Y tiene que ser muy bueno. ¿Pero en esta bastarda y olvidada parte del Reino
Ondico*? ¿Qué grandes nombres han pasado por Ond? Ninguno, aqui no hay nada. Si no fuera
porque....

*Ond tenía poco de Reino. Era un feudo muy alejado, de algunos miles de habitantes, que rendía
tributos al Corrector Denther de Isna. Su máximo poder descansaba sobre la débil testa de Arentiar, una
condesa de familia muy antigua que mantenía buenos lazos con el Senescal Amaros, por su escasa
entidad y su posición en los confines irrelevantes y montañosos más allá del Onnadar era a menudo
olvidada en los Censos y Decretos. Cuando algún plenipotenciario se acordaba de Ond o de Arentiar se
debía al viejo refrán: "En Ond el vino y la Mujer el buen camino te harán perder, si es que logras llegar."
Pues no en vano Arentiar era una Beldad y el vino de Ond era tan armonioso como deseables sus
mujeres. Pese a ello ningún hecho de relevancia politica sucedía en Ond. Estaba demasiado lejos,
mucho más de lo que el refrán dejaba entrever.

khaxal

sagem9

Está bien escrito y se entiende, pero al final lo importante en la fantasía es la historia en sí. He leído algún libro que da pena en tema de escritura pero que engancha y ha vendido miles de copias. Si tienes una buena historia, sigue adelante!

Polakoooo

Edita el puto texto para que sea legible.

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