Gran Noticia para todos los amantes de la novela romana, porque el escritor valenciano Santiago Posteguillo se alza con el Premio Planeta 2018 con su nueva novela "Yo, Julia"
Como Julio César ante el Senado romano, el escritor valenciano Santiago Posteguillo, de 51 años, se ha plantado victorioso ante el millar de invitados de la 67ª. edición del premio Planeta de novela. Allí, en el Palau de Congressos de Barcelona, aplaudido por las autoridades políticas y editoriales del país, todo el mundo ha entendido que proclama lo mismo que el emperador: “Veni vidi vici” (“Llegué, vi, venci”), pues su novela Yo, Julia –a la venta el próximo 6 de noviembre– se alza con el preciado galardón, que, con sus 601.000 euros, es el mejor dotado de las letras españolas.
Yo, Julia se ambienta entre los siglos II y III después de Cristo. Su protagonista es Julia Domna (170-217), personaje histórico que fue esposa y madre de emperador, alcanzó el título de “augusta” y llegaron incluso a acuñarse monedas con su efigie. Desconocida por el gran público, no se limitó a un papel decorativo o de consorte sino que influyó en varias de las decisiones de su marido y de su hijo, quienes contaron con ella para la gestión del Imperio.
La novela narra “el ascenso fulgurante”, según el jurado, de “una mujer inmersa en un mundo de hombres que luchan por el poder político”. Una “augusta” que “maniobra hábilmente y logra encumbrarse usando sabiamente sus armas de mujer”. Todo se narra “a través de cinco personajes, que constituyen otros tantos peldaños para la consecución de sus propósitos”, en palabras del portavoz del jurado, Juan Eslava Galán.
Julia Domna, nacida en Emesa (la actual Homs, en Siria) fue hija de un sumo sacerdote de la divinidad solar Baal, y le vaticinaron que se casaría con alguien que llegaría a emperador. De ahí que el ambicioso Lucio Septimio Severo, procónsul de la Gallia Lugdunensis, la tomara como su segunda esposa. Tuvieron dos hijos, Lucio Septimio Basiano (el futuro emperador Marco Aurelio Antonino Caracalla) y Publio Septimio Geta. En el año 193, en efecto, Septimio Severo fue proclamado emperador. Y Julia, de armas tomar, le acompañaba a todos lados, incluyendo las expediciones militares, lo que hizo que le concedieran el título de “mater castrorum”.
Poco habrá tenido que añadir Posteguillo al melodrama que fue, en la vida real, su existencia, pues el prefecto Cayo Fulvio Plauciano, consejero del emperador, celoso por la enorme influencia de la emperatriz en el gobierno, convenció a Septimio Severo de que su esposa había sido adúltera. Fue procesada por ello y condenada al retiro de la vida pública. Un ostracismo que aprovechó para profundizar en sus estudios de filosofía y religión, y para formar una camarilla intelectual con figuras como el filósofo Filóstrato y el médico Galeno. Posteriormente, durante el principado de su hijo Caracalla (211–217), que se desentendió de la cosa pública, ella retomó su participación en la política. Acompañó a Caracalla en la campaña bélica contra el Imperio parto (año 217), donde el emperador moriría, lo que provocó el suicidio de su madre enferma, en Antioquía.
Posteguillo (Valencia, 1967) es uno de los novelistas históricos más sólidos de la narrativa española actual. La Roma clásica es su escenario predilecto. Es autor de la trilogía de Escipión el Africano, Africanus: el hijo del cónsul (2006), Las legiones malditas (2008) y La traición de Roma (2009); de otra trilogía sobre Trajano, “uno de los tres españoles que fueron amos del mundo, junto con Carlos V y Felipe II”, compuesta por Los asesinos del emperador (2011), Circo Máximo (2013) y La legión perdida (2016). Su pasión lectora le ha conducido, asimismo, al ensayo de divulgación literaria, con obras como La noche en que Frankenstein leyó el Quijote (2012), La sangre de los libros (2014) o El séptimo círculo del infierno (2017), sobre autores malditos u olvidados.
“Lo que hacían los romanos no se cae –aseguraba Posteguillo, dando unas palmadas a las piedras de la gradería de Itálica, en el 2013–, de hecho las mejores canteras del Renacimiento fueron los vestigios de la antigua Roma, que eran saqueados por los constructores en busca de materiales sólidos”. Sirva la metáfora, pues, para hablar de lo literario, que sigue nutriéndose de hechos acaecidos en la época del Imperio. ¿Qué aporta la visión contemporánea de Posteguillo a la narrativa histórica? “El ritmo y lo que yo llamo el ángulo inesperado –responde–: poner la cámara donde nadie la ha puesto antes, por ejemplo narrando la carrera de cuadrigas desde el punto de vista del caballo, como hacen en la fórmula 1”.
Asimismo, la novela finalista fue “Un mar violeta oscuro”, debut en la ficción de la periodista y actriz Ayanta Barilli (Roma, 1969) –hija, por cierto, de otro ganador del Planeta, Fernando Sánchez Dragó–, quien ofrece una saga familiar, “una novela coral que cuenta la historia de tres mujeres, abuela, madre e hija, indagando en el pasado de la familia, que incluye una figura masculina despiadada que aboca a la locura, con un fondo histórico que muestra la evolución de la imagen de la mujer y su lucha por los derechos desde el último tercio del XIX”, en palabras del jurado. Barilli está vinculada a los proyectos periodísticos de Federico Jiménez Losantos, como Libertad Digital y Es Radio.