Es curioso que ahora con la pelicula en producción no se haya hablado de este libro aquí.
Será difícil que el cine supere o alcance el nivel de ironía, acidez y humanismo con el que se expresa Lucifer y que, más a menudo de lo que cabría pensar, logra que nos pongamos de su parte. Es una sucesión de reflexiones que dejan clavada la sonrisa permanente y recuerdan al mejor humor británico.
¿Qué ocurriría si el tan famoso Fin Del Mundo se acercara y Dios decide dar una nueva oportunidad de redimir sus pecados al mismísimo Lucifer, nuestro querido Príncipe de las Tinieblas?
Ésta es la premisa de Yo, Lucifer, la última novela de Glenn Duncan, una de las mejores plumas del Reino Unido con una impecable traducción de Carmen Torres. Nos enfrentamos a un libro escrito con inteligencia, sinceridad y muy original no apto para lectores remilgados y de mira estrecha donde el Diablo tendrá que demostrar a Dios durante 30 días que es capaz de vivir, sin pecar, como cualquiera de sus “hijos” en la Tierra. Mediante la reencarnación en un escritor suicida y venido a menos Lucifer, tendrá que intentar vivir una vida normal y corriente en nuestra sociedad actual antes del fin de nuestros días, el escritor nos mostrará a través de los ojos de Satán lo bueno y lo malo que alberga el ser humano. Nos abrirá las puertas a lo maravilloso y lo cruel del género humano, experimentaremos a lo largo de la novela todo tipo de sensaciones, olores y sabores desde lo más sencillo y espiritual, a lo más terrenal y salvaje.
Pero, al contrario de lo que pensaba nuestro Rey del Mal, en lugar de aprovechar para mostrarnos las razones que le han llevado a convertirse en lo que es y lo que representa, de enseñarnos los placeres que nos depara el Infierno si nos dejamos guiar por él, quedará absorto por la personalidad de los hombres que creía conocer pero que hasta ahora no había estudiado en profundidad.
Esta novela es en definitiva, una exploración inteligente y aguda de nuestra vida actual, tan divertida como el mismísimo Infierno, ¿o no?... El desenlace final os sorprenderá, no podréis ir de listillas/os porque nada será lo que parece y vuestras escalas de valores bailarán al son que os marca su autor.