Pleno agosto, durmiendo tras una noche de disfrute con amig@s.
Una llamada de mi madre a las 9 de la mañana me despierta, me dice que es una emergencia, preocupado salto de la cama sin pensar en el café, mi gata Sena de 8 años me mira cómo diciéndome, ni siquiera estiras tus pezuñas, maldito humano? A lo que le respondo con caricias. Si, así soy.
Llego a recogerla a ella y a una bola de pelo que se ha encontrado en mitad de la carretera, salvándola milagrosamente de ser atropellada, la miro, me mira, se me coge al pecho, intenta treparme buscando mi cuello, me enamoro, otra vez en mi vida, y van demasiadas.
Carrera al veterinario, gatita de 1 mes, nombre? Lucky, no hay otra opción, es afortunada, estaba en el momento adecuado en el lugar necesario, mi madre dice si alguno de mis amigos la quiere, pero en sus ojos veo que no quiere desprenderse de ella. Está sana, pero empieza la odisea.
Un cuarto en casa para mi y para ella, me encargo de darle biberones de leche del veterinario, de ponerla en la arena después, de ir presentandola poco a poco la gata mayor que es la jefa de casa, y gracias a Dios, todo acaba saliendo bien, se hacen amigas, se toleran y yo gano un amor incondicional, entrar a casa y que venga corriendo cómo un perrito es algo maravilloso.
Sin más, os la presento.
Disculpad la calidad, tengo que cambiar el puto móvil algún dia.