Los que vengan criticando desde el patetismo y la debilidad. ¿A qué aspirais?
Para que todas esas mujeres os respeten, más aún, admiren, primero habréis de conquistar vuestro respeto y heroicidad batiéndoos de frente ante la vida con la actitud de un TERCIO VIEJO de Infantería española: impasible, indolente, insensible ante cualesquiera vicisitudes existenciales, cargado de mala hostia, ambición, poderosas nociones de HONRA del hidalgo clásico; barbudo, altivo, soberbio, muy determinado y violento y sabedor de portar unos COJONES cuyo imperativo fisiológico le impone destacarse respecto de los demás hombres. Las mujeres cuando aman entregan todo lo que tienen.
Eso es lo que les gusta a las mujeres cuando entrar por la puerta con energía, impetu, ganas de bronca. El chulo del bar manda.
Obviamente eso a las mujeres les pone, te quieren tener a su lado porque emites calor, energía, protección, seguridad, buenas folladas dejándoles sin sentir las piernas, pero ellas nunca son una meta o un destino. Son complementos que colorean y entretienen una vida de hombre centrada en la satisfacción de tus ambiciones y desarrollo como persona física, mental y espiritualmente. Son como los curros por el mundo, el TEMPLO, el tatami, el discotequeo, las cuadrillas de alfas, el coche, las lecturas, el buen comer: son satélites que giran en torno al campo magnético de tus cojones, instinto e inteligencia siendo así que parten con un lugar establecido en el cual se mantienen.