En 1976, el cineasta Claude Lelouch montó una cámara en un Ferrari 275 GTB para realziar una película. Aquel día, una madrugada de agosto, pidió a un piloto y amigo profesional que lo condujera, sin permisos y saltándose semáforos en rojo y conduciendo en dirección contraria. El director fue detenido apenas estrenada la cinta, pero nunca reveló quién fue el piloto (aunque se dice que era Jean Pierre Jabouille):
Época de Ferraris de gran cilindrada, carburación, cambio manual de rejilla. Vamos, un coche a la vieja usanza, apto sólo para románticos del motor.
Un saludo!