Diario de una tentación (V): sus risas por las mañanas me justifican el día. Realmente sería de estúpido romper esta amistad con algo más. ¿Seré tan estúpido? 1968.
Diario de una tentación (VI): todo parece haber acabado. La destinan a otra oficina bastante lejos de aquí. Todo tiene su final. ¿Dormiré algún día sin preguntarme qué hubiera pasado si...? 1969.
Diario de una tentación (VII). Me quedaré con el recuerdo. Sólo espero no vivir para siempre con él. Echarla de menos lo justo y necesario. 1959.
Diario de una tentación (VIII). Fui a llevarla a la estación. Me sentía afortunado porque me lo pidió. Era como un último gesto simbólico de unión. Cuando llegamos había tantas personas esperándola para decirle adiós que me sentí muy pequeño. Me sentí poco especial, más bien. Era uno más, y quizá el último de la fila. Le di un abrazo y le dije adiós para siempre. Al volver a casa me sentí avergonzado conmigo mismo, pero feliz por haber vivido tantas cosas buenas. Al final espero que la justicia cósmica sea cierta y reciba lo que doy (y viceversa). Soñar es gratis. 1969.
Diario de (IX). Sin noticias de ella desde hace un mes. Le mandé un enlace a un artículo interesante. No respondió. Así es la vida. 1964.
Sobre el Freedom Day británico: no me extraña que se sientan libres porque la última vez que fui libre fue en un concierto. 1965.
Diario de (X). Esperando unos palitos azules me he dado cuenta de que nada existió, de que todo fue un sueño. 1971.