A ver si esta te vale.
El alma por una guitarra.
La leyenda cuenta que una noche Robert Johnson se plantó con su guitarra en el cruce entre la autopista 61 y la 49, en la localidad de Clarksdale (Mississippi), y vendió su alma al diablo a cambio de una sorprendente habilidad para tocar la guitarra. Fue supuestamente el guitarrista Ike Zinnerman quien le contó que esto era posible, así que Johnson decidió ponerlo en práctica.
La venta de almas al diablo a cambio de ciertos poderes es un clásico prácticamente universal, una historia que se repite generación tras generación con distintos protagonistas. Un buen ejemplo es el 'Fausto' de Goethe. Antes de desaparecer y volver convertido en un músico de primer nivel Robert Johnson ya había hecho sus pinitos como armonicista y guitarrista tratando de imitar a estrellas del momento como Charly Patton o Son House, con los que compartía escenario y botellas de whisky habitualmente.
Hay fuentes que explican el cambio del modo de tocar de Johnson de un modo mucho más prosaico: Al parecer, durante el año que estuvo "desaparecido", Robert se dedicó a estudiar en profundidad junto al propio Ike Zinnerman, con lo lo que el misterio quedaría resuelto. Él mismo se encargó de hacer creer al historia del pacto con el diablo, probablemente para dar a conocer su música.
La verdad en realidad se fue con Johnson a la tumba. Nadie sabe exactamente qué hizo el bluesman entre 1931 y 1933 para reaparecer convertido en un virtuoso, pero la leyenda dio para mucho. Ralph Machio (Kárate Kid) encarnó a un joven que seguía los pasos del bluesman en 'Crossroads', una película de 1986 en la que Steve Vai era el diablo. Los hermanos Coen también se inspiraron en la historia de Johnson para crear uno de sus personajes en 'Oh, Brother'.
Las causas de su muerte
Las versiones varían: sífilis, neumonía, envenenamiento. El caso es que nadie se molestó en hacerle la autopsia al cadáver, así que hay que tirar de las pocas fuentes que quedan. Son House, que siempre hizo gala de haber conocido bien a Johnson, apoya la historia del envenenamiento a manos de un marido celoso. Según House el veneno estaba dentro de una botella de whisky servida por el dueño de un local cuya esposa tenía una relación a escondidas con el guitarrista.
En todo caso tampoco hay que fiarse mucho de la versión de Son House, ya que las historias que fue contando alrededor de la vida de Johnson fueron cambiando con el paso del tiempo.
Robert Johnson era un tipo tímido
Todas las grabaciones de Robert Johnson se hicieron en dos sesiones, con el bluesman tocando su acústica de cara a la pared, en un rincón. Hay quien cree que se hizo así porque el músico era tímido o porque no quería revelar sus trucos a la hora de tocar la guitarra (esto sí que lo hizo Van Halen a finales de los 70). En realidad parece ser que lo que buscaba Johnson era mejorar la acústica de la grabación haciendo que el sonido que emitía su guitarra rebotara contra la pared y consiguiera así cierta reverberación natural.