Me pasó este domingo, y realmente ha sido una de las cosas más impactantes de mi vida...
La carretera que baja desde mi casa hasta la N-II es bastante complicada, el desnivel es grande y tiene muchísimas curvas. El problema es que los que vivimos allí, nos confiamos y bajamos (me incluyo la primera) muy muy rápido.
Este domingo bajaba por la tarde, y delante de mí iba un Mercedes bastante antigüo rapidísimo. Después de una recta en la que se coge bastante velocidad hay una curva conta-curva muy chunga, y al chico del Mercedes, en la contra-curva se le fue el coche saliéndose al arcen. Para evitar salirse al descampado dio un volantazo llevándose con todo el costado del coche unas señales de tráfico, y al girar bruscamente se fue al otro extremo de la carretera, quedándose las dos ruedas del lado izquierdo rodando por la cuneta y las dos de la derecha rodando en el arcén, con la mala suerte de que se chocó de frente contra el quitamiedos, de estos de hace mil años que son puras cuchillas gigantes. Al chocar contra él, el quitamiedos entró de lleno por la luna delantera, rompiéndola y llevándose por delante al conductor y saliendo por la luna trasera. El coche siguió andando varios metros atravesado por el quitamiedos, hasta que finalmente por el roce paró y se quedó encajado.
Súper nerviosa paré el coche para ayudarle, pero cuando me acerqué ví al hombre completamente destrozado debajo del quitamiedos y muerto. Horrible... También pararon otros dos coches, intentamos abrir la puerta pero estaba atascada, y al final, haciendo palanca con una barra lo conseguimos, pero ya no había nada que hacer. Llamé al 112 y en seguida llegaron los bombreos, ambulancia, policía...
Un hermano suyo iba en un coche más atrás, y lo vió todo. El pobre estaba en estado de shock, no podía ni llorar. Se tumbó hecho un obillito en la cuneta, temblando, y me acerqué a él, me senté a su lado e intenté tranquilizarle, pero evidentemente, nada de lo que le dijese podía ayudarle. De vez en cuando se incorporaba, se echaba las manos a la cabeza y decía "Dios mío, mi hermano..."
En serio, ha sido uno de los peores momentos de mi vida. Estaba muy nerviosa, y tenía un nudo en el pecho que casi no me dejaba respirar, tenía los ojos llenos de lágrimas, pero era tal el shock que no podía reaccionar.