Y lo mucho que tiene esto que ver con la urdimbre laboral española, con dónde se encuentra el trabajo. Si no tuviésemos que emigrar, desesperados, a la bicefalia española la demanda de vivienda en las capitales principales sería menor. Pero no, solo hay trabajo en lugares concretos: cada vez llegamos más desde provincias, mayor demanda de alquiler; los precios siguen subiendo por lo que tenemos menor capacidad adquisitiva, y vuelta a empezar.
Qué no daría yo por largarme de una puta vez de la capital, de volver a vivir en mi pueblo. Seis años aquí ya y hasta los jodidos huevos, vaya. Seis años en lo gris e inhóspito, en la gentrificación, lejos de la familia, con bajísima capacidad de ahorro. Insostenible.