Moda. El rollo de los defensores a ultranza de los derechos de los animales no es más que una maldita moda de modernetes. Queda cool, muy progre, pero está llegando a unos límites absurdos.
Jodidamente absurdos.
Cada vez que veo en la tele a las hordas de neo-hippies yendo a algún pueblo a joder las fiestas, intentando impedir el sacrificio del perro de Teresa Romero, o protestando por la utilización de animales en la investigación científica, no puedo sentir otra cosa que no sea vergüenza ajena.
Tomando como axioma que cualquier persona no-psicópata no puede utilizar la violencia gratuita como estímulo generador de placer, podemos afirmar que cada vez que atentamos contra integridad física de un animal, es con un fin determinado en mente
Y es que los seres humanos ganamos la carrera evolutiva, y por lo tanto tenemos el derecho de dominar a las bestias y utilizarlas para nuestro beneficio. Que se hubiesen desarrollado más rápido y mejor, no te jode, mis antepasados no estuvieron viviendo en cavernas y huyendo de los dientes de sable para que ahora no podamos cazar o torear, nos tengamos que pasar al tofu y los chuchos reciban más cuidados que los niños.
Sí, joder, ahora resulta que los animales molan más que las personas, que un animal nunca te abandona, que son bellos por dentro, puros, más puros que la Virgen. Si un animal ataca a un hombre, es culpa del hombre por provocar, el animal tan sólo se defendía. Si un perro muerde, culpa del dueño, seguro que abusó de él.
Un animal carece de razón, para mí es imposible establecer un vínculo con él. No entiendo por qué tanto amor hacia los animales. Podrán hacer cosas más o menos graciosas. Podrán ser más o menos cute. Pero por favor, ¿llegar a querer a un animal? ¿de verdad? ¿qué lazos afectivos puedes establecer con un ser vivo que se mueve por instintos? Enferma, la sociedad está enferma.
Lo peor es que nos quieren infectar a todos con sus creencias, amparados por la izquierda rancia del país, cuya ideología es considerada la verdadera, la justa y la moralmente buena. Si no apoyas la estúpida cruzada por los derechos de los animales, serás considerado un monstruo sin corazón con la mente anclada en tiempos pasados.
Los animalistas, otro de esos grupos a los que terminas por coger tirria, como las feministas, los gitanos o los otakus.