Y aparecerá alguien que te hará olvidar.

G

Breve crónica de una semana intensa. A vuestra salud:

Me llama y me comenta que entra un container. Al día siguiente me recogen a las seis de la mañana.
Al llegar al polígono veo la estructura de cuarenta pies. Dos mil trescientas cajas de recambio de bombona, a siete kilos por caja hacen unos 16000 kilos. O 16 toneladas. Nos toma unas ocho horas de trabajo descargar las cajas y amontonarlas en palets. Mi compañero me habla de la muerte del Batu, de sus colegas del ciclo de jardinería y de hachís. Me aburro sobremanera, cambiar fuerza por dinero, embrutecerse. El jefe nos da sesenta euros a cada uno. Pienso en ella al finalizar cada palet, me dan ataques de melancolía y me apetece estar tirado frente al ordenador. Perdiendo mi tiempo.

Al día siguiente me uno a unos amigos para acampar en Antequera. Siempre me pasa lo mismo, me aburro plenamente y sólo cuando ya he regresado a la ciudad es cuando pienso que ha merecido la pena. Para regresar gasto diez euros, los ánimos están bajos y vuelvo en zodiac. Durante un par de horas me alejo y me distraigo en la soledad de la playa. Mi mente, sin ningún tipo de propósito, discurre; pienso en ella durante un rato.

Es miércoles y me parece oportuno subir a la biblioteca y repasar. Hace un año que terminé y aunque no me guste el derecho se supone que dentro de nada empezaré a echar currículos y debo refrescar las leyes, las tediosas leyes. Tomo café y fumo algún cigarro, estoy tratando de dejarlo para retomar mis largas tiradas corriendo. Me aburro, me aburro muchísimo. Pienso en ella, con rabia y procuro no pensar más en ella.

Jueves. Me despierto temprano, perdido, sin entenderme, sin saber qué o cómo. Me calzo las zapatillas y salgo a correr un rato con la idea de aguantar dos horas. Estoy flojo, a la hora y cuarto decido parar. Me ducho, me hidrato y como. Estoy aburrido no sé que hacer con mi vida. De los sesenta euros ganado, contando imprevistos y boberías me quedan veinte. Pienso en ella. Pasa por mi mente ir a la biblioteca pero lo desecho, no me apetece nada que tenga que ver con el derecho.
Para distraerme leo a Roberto Arlt. Transcurren unas horas en las que me olvido de mi y de mi contexto, me siento un poco más alegre. Algo me hace dejar la lectura y tras un rato vuelvo a desanimarme. Cae la noche. Busco una cerveza. No hay. Me voy a dormir.

Viernes. Me avisan para jugar una partida de rol. Antes me parecía extremadamente divertido pero ahora cada vez que jugamos acabo peleado con el resto de roleros, mi forma de jugar, mi manera de hacer las cosas, no les gusta. Se embota la partida, pese a ello nos dan las siete de la mañana del sábado. Vuelvo a mi casa desnortado, cansando, aburrido. El hecho de saber que me espera la cama me reconforta un poco. Empiezo a pensar en ella pero de imprevisto me olvido completamente.

El sábado se diluye sin ninguna gracia. No me queda dinero. A ratos pienso en ella.

Llega el domingo y voy a ver a mi madre. Pero antes aprovecho para salir a correr. Sumo una hora, me siento más saludable y eso me hace olvidarme de las majaderías de mi psique y de las imposiciones de mis relaciones y de los altibajos. Almuerzo con mis padres. Veo a mis hermanos. Soy el único con carrera universitaria y sin trabajo. Ellos curran, uno es transportista y la otra recepcionista en un hotel. Me prestan un poco de dinero. Vuelvo a casa y termino la novela de los Siete Locos. Parece escrita para mi. Pienso en ella hasta las once y fumo algunos cigarros.
Me aburro tanto que quiero morirme. La soledad me molesta.

El lunes salgo a hacer otra carrera. Me interno con rabia por un sendero poco frecuentando, en las afueras de mi urbanización. Está lloviendo y hace sol. Es perfecto. Se me hace divertidisimo sufrir, las cuestas, me noto fuerte pese a los cigarrillos. No hay nadie, por ahí no suele correr nadie.
Entonces veo bajar por el sendero a una chica. Preciosa, tendrá unos veintiocho. Lleva ropa técnica y buenas zapatillas, un bidón de agua en la mano y unos cascos. Es preciosa. Nos cruzamos. Me mira, sonríe y saluda. Tiene un cuerpo perfecto, nada que ver con las corredoras fondistas famélicas.
Es un cuerpo hermoso y fuerte. Me hago un lado para dejarle sitio. Me enamoro perdidamente, hasta tal punto que el recuerdo de ella me parece una gilipollez tan grande, y ella misma un ser tan barato, ingrato e insignificante, comparado con esta corredora esforzada y elegante.
.
Me propongo hacer todos los dias esa ruta, a la misma hora en la que coincidí con ella.
Ese día no vuelvo a pensar más en ella, en aquella, ahora. Ni ese día, ni ningún otro más. La próxima vez que la vea le propondré correr juntos. Me encuentro muy contento el resto del día. Sonrío. Alegre.

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Muy bonito.

1 comentario moderado
Ifz44

Marica, no en serio, suerte en la búsqueda.

B

Joder, qué bonito.

Peluxoo

mucha suerte!

Voorhees

Me lo he leído entero. En serio.
Joder, estoy jodido, me voy a comer.

Si.

sacnoth

#1 Estos hilos dejan de tener cabida en OT. Tienes un hilo en el foro de Libros para expresarte a partir de ahora.

No te lo tomes a mal, me gusta cómo escribes y creo que muchos podrían aprender de ti, pero no es el lugar.

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